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Opinión

2024: Dos modelos, dos caminos

Por: José Carlos Rodríguez Pueblita Swipe

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México se encuentra en una encrucijada tanto política como económica en 2024. Destaca la elección federal, posiblemente la más trascendental en décadas, ya que podría definir un cambio permanente en el modelo político y económico vigente respecto a las últimas casi cuatro décadas. Una candidata pregona reconsiderar el modelo económico actual para reforzar el rol del Estado en la economía con una visión redistributiva y un tono centralista de partido hegemónico; un modelo de corte estatista. Otra candidata propone revisitar el modelo actual a fin de afinarlo y relanzarlo, aunque aún sin claridad en los detalles, un esquema económico y político de corte liberal, por buscar una etiqueta de referencia.

La elección federal, posiblemente la más trascendental en décadas, definirá un cambio permanente en el modelo político y económico vigente respecto a las últimas casi cuatro décadas

| ¿Estatista o promercado?

Ninguna de las dos propuestas representa un viraje radical de lo que somos ahora, aunque sabemos que la primera implica continuidad a los esfuerzos de la agenda de presidente López Obrador por reforzar la preponderancia del Estado en la economía y afianzar al país hacia una dirección diferente a la que llevábamos hasta 2018. Cada visión implica oportunidades y riesgos.

El modelo económico que hasta ahora ha promovido la plataforma de Morena cuestiona la efectividad de las políticas previas con el objetivo de reforzar el control del Estado en sectores estratégicos -como la energía-, y redoblar esfuerzos en la distribución del ingreso, argumentando que el modelo “neoliberal” que motivaba la política económica pre-2018 no había dado resultados satisfactorios en combate a la pobreza o distribución de la riqueza.

Y sí, ese modelo que fomentaba la participación de los privados y la predominancia de los mercados había generado magros resultados: crecimientos históricos promedio del 2.4% anual, y reducción marginal de la pobreza y la desigualdad. Aunque las críticas pueden ser válidas y sustentadas, este planteamiento tiene riesgos explíticos e implícitos.

Ninguna de las dos propuestas representa un viraje radical de lo que somos ahora, aunque sabemos que la primera implica continuidad a los esfuerzos de la agenda de presidente López Obrador por reforzar la preponderancia del Estado en la economía.

Por un lado, elevar el rol del Estado en la economía demanda recursos crecientes para financiar las actividades estatales, en especial, considerando que el Estado mexicano se encuentra en un momento de debilidad histórica. Una agenda social activa también requerirá recursos crecientes, los cuales irán primeramente a financiar esfuerzos sociales y ahondarán aún más la brecha que existe entre la inversión pública necesaria para crecer y la que se ha realizado en años recientes. Si el aumento del gasto público no se ve acompañado de incrementos en la recaudación, el riesgo del modelo morenista es fiscal. Con implicaciones de gran calado similares a los que han tenido que pagar economías que han expandido el gasto público de manera descuidada, como Argentina o Grecia.

La propuesta de la candidata de la alianza opositora enarbola principios de corte pro-mercado, buscando recuperar los paradigmas del modelo de corte liberal pre-2018, pero actualizado a fin de aprovechar el dinamismo que podría darle a la economía mexicana el fenómeno del nearshoring, sin mayores detalles aún.

En cuestión económica la elección se reducirá en apostar por una propuesta estatista que en pocas ocasiones ha tenido resultados positivos duraderos o por otra promercado que también conocemos, que ha generado resultados limitados y a veces decepcionantes, pero sostenible. Así, si reducimos la elección al tema económico parecería un menú desabrido.

| Orden político

Todo parece indicar que la verdadera elección se definirá en el orden político. En decidir por un modelo estatista con tonalidades de partido hegemónico nacionalista, o un modelo promercado que promueva la apertura económica y fortalezca las instituciones democráticas, autónomas y procompetencia. También conocemos los dos caminos, sus resultados e impacto en la economía y la sociedad porque los hemos experimentado en carne propia. De ahí la relevancia de las elecciones legislativas porque será en el Congreso donde se realizarán las decisiones de fondo que nos llevarán a resideñar el tipo del gobierno que queremos: uno centralista, preponderante, protagonista y con cerrazón, o uno federalista, que fomenta la competencia y apertura internacional con un rol supervisor.

Si predomina la visión nacionalista que visualiza a nuestros socios comerciales con sospechosismo porque explota el trauma histórico que muchas veces usa de insigna, se impactará uno de los principales canales de crecimiento al día de hoy: el comercio exterior; y deberá compensarlo con crecimiento interno que es una tarea difícil y compleja, como lo está experimentando China actualmente.

Si decidimos reforzar el modelo que construimos por cuatro décadas con instituciones que nos han dado estabilidad económica como país, estaremos mejor preparados para enfrentar vaivenes financieros y retos económicos.

Si decidimos reforzar el modelo que construimos por cuatro décadas con instituciones que nos han dado estabilidad económica como país, estaremos mejor preparados para enfrentar vaivenes financieros y retos económicos, en especial, ante el debilitamiento de las finanzas públicas sufrido en años recientes. Gracias a ese modelo que sigue prevalenciendo en algunas esferas, el Banco de México ha logrado defender el poder adquisitivo de la moneda y que el peso sea hoy la moneda emergente más demandada.

En el ámbito económico, la Comisión Federal de Competencia y el Instituto Federal de Telecomunicaciones han establecido las reglas y supervisado los mercados para fomentar la competencia. En cuanto al acceso a la información, el INEGI y el INAI han trabajado para garantizar la calidad y oportunidad del recursos más valioso para la toma de decisiones: la información. Tres eslabones necesarios para una economía saludable. No son garantía del éxito, pero sí ingredientes valiosos del bienestar económico y social del país. Ojalá sepamos valorarlos y defenderlos. AN

 


José Carlos Rodríguez Pueblita es profesor asociado del área de Entorno Económico del IPADE Business School

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