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Reportaje

Deloitte: el crecimiento de la banca está en el nearshoring

Platicamos con Gustavo Méndez, líder de la industria de Servicios Financieros en Deloitte Spanish Latin America, sobre el desempeño de la banca en 2022 y lo que se debe esperar para este año.

Por: Ulises Navarro Swipe

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Gustavo Méndez

Líder de Servicios Financieros para Deloitte Spanish Latin America

| Alza de puntos, punto a favor

Durante 2022, el sector se benefició del alza de las tasas de interés. El aumento impactó los depósitos no remunerados o de bajo costo, los cuales beneficiaron de inmediato al margen financiero, sobre todo en los grandes bancos. Este hecho, sumado a que la cartera de la banca ha tenido un desempeño estable, tuvo un efecto positivo en las provisiones de crédito y, en algunos casos, en liberaciones de las reservas, gracias a una mejor percepción de los clientes y a un crecimiento importante de la cartera total.

Platicamos con Gustavo Méndez, líder de Servicios Financieros en Deloitte Spanish Latin America, sobre el desempeño de la banca en 2022 y lo que se debe esperar para este año.

Gustavo, ¿cuál es la situación de la banca en México en este momento?

La banca sorteó bien la tempestad derivada de la pandemia: cerró 2022 muy sólida, con índices de capitalización muy altos y mucha liquidez. Aparte de las métricas que utiliza el regulador para determinar la liquidez de los bancos, todos los préstamos están fondeados en más de 100% por los depósitos. Es decir, hay más depósitos que préstamos: el total de los depósitos alcanzó 6,601 millones de pesos (mdp), una cifra mayor a los 6,238 mdp que registró la cartera de crédito.

La ratio de depósitos sobre créditos es de 106%, lo que significa que hay un buen espacio tanto en los depósitos como en los niveles de capital, en caso de que continúe creciendo el portafolio de crédito.

El retorno sobre capital en tiempos normales, es decir, antes de la pandemia, era de 15%, y en 2022 el rendimiento del capital cerró en cerca del 17.5%: un aumento de 3 puntos completos por arriba del año anterior.

¿Cuáles son los factores que influyeron en estos buenos resultados?

Hay tres factores importantes. Primero, las tasas de interés, que ayudan a los bancos a su margen financiero, sobre todo a los que captan depósitos de bajo costo; simplemente por tener toda esta captación de depósitos de bajo costo, los ingresos han impulsado el margen financiero.

El segundo factor fue el buen crecimiento de todos los portafolios de crédito: banca empresarial, tarjeta de crédito, créditos de nómina al consumo y crédito para vivienda media y residencial. En conjunto, el portafolio de crédito creció 12.4%, mientras que la captación aumentó 9.4%; pero, como hubo una mayor base de depósitos, todavía siguen fondeando los créditos.

El tercer factor fue que, a pesar de la incertidumbre provocada por la crisis económica derivada de la pandemia, la economía creció. En términos de los indicadores macro, la economía está estable y eso tuvo un efecto positivo en las provisiones de crédito y, en algunos casos, en liberaciones de las reservas, gracias a una mejor percepción de los clientes y a un crecimiento importante de la cartera total.

Un indicador que nosotros medimos son las estimaciones de crédito, las cuales, en épocas normales y estables, son de alrededor del 20% de los ingresos brutos. En 2022, este indicador fue de 13% de los ingresos brutos. Esto indica que no hubo deterioro de la cartera; se mantuvo muy estable. Por otro lado, los bancos estuvieron muy cuidadosos de sus gastos.

Estos tres componentes permitieron una mejora en el retorno sobre capital de los bancos y utilidades récord. La banca mexicana está sólida y tiene elementos para seguir impulsando la economía.

Cuando un banco tiene tanto dinero y sus depósitos rebasan lo que presta, significa que no hay suficiente apetito por los inversionistas. ¿Esto es así?

Efectivamente, es un tema de oferta y demanda. Los bancos tienen el capital y la liquidez para crecer los portafolios, pero si no hay proyectos, no habrá crecimiento. Sin embargo, la digitalización está haciendo que los bancos atiendan a mercados que antes no veían, y eso les permite ofrecer mejores precios y crecer.

Por su parte, las fintech siguen buscando nichos que no han sido atendidos y están compitiendo con los bancos en esos segmentos. Esto es bueno para el mercado porque genera más competencia, mejores precios y crecimiento.

¿Qué podemos esperar para la banca este año?

Como mencioné, un efecto fuerte del alza en las tasas de interés es que beneficia al margen; pero los siete puntos que se subieron a las tasas fueron graduales, conforme iban cambiando las decisiones de política monetaria. Para este año se espera que las tasas no bajen; se mantendrán en el nivel actual o tal vez aumenten un cuarto de punto más.

Cuando se analiza la tasa promedio, año contra año, podemos ver que este año todavía va a ser unos cuatro puntos más alta que la del año pasado. Esto significa que, si el año pasado les fue bien a los bancos en términos de margen financiero, este año les va a ir mejor, pues siguen teniendo muy buenos ingresos.

En cuanto a las provisiones de crédito, si la economía mexicana sigue estable y Estados Unidos sigue comprándonos como hasta ahora y el mercado mexicano sigue creciendo en número de usuarios y empleo, creo que 2023 será nuevamente un buen año para la banca.

¿Este año también será el despegue de la banca digital?

La apuesta digital es algo muy importante: el banco que no invierta en su digitalización se va a quedar atrás. Dos bancos grandes están por iniciar su banco digital: Banorte, con Bineo, y Santander, con OpenBank. Van a ser bancos nuevos, con nueva infraestructura y forma de operar.

No importa cómo se lleve a cabo esa digitalización: de manera interna, desarrollando sus propios bancos digitales, aliándose con fintechs o comprando fintechs. La institución que no se monte en la digitalización se quedará rezagada.

Y la digitalización no significa únicamente realizar cambios en la forma de vender a los clientes, sino también en la manera de operar dentro de la empresa, en cómo detectar riesgos y fraudes, o en cómo hacer una mejor oferta a los clientes para que se les ofrezca el producto que de verdad les interesa. La digitalización trae consigo muchas oportunidades, pero hay que construir nuevas formas de trabajar.

En la medida en que los bancos se adapten a nuevas formas de trabajar, inviertan en tecnología y en nube, conecten mejor los datos y pongan al centro al cliente, podrán crear mejores ofertas.

El total de los depósitos durante 2022 alcanzó 6,601 millones de pesos (mdp), una cifra mayor a los 6,238 mdp que registró la cartera de crédito, en su año previo.

¿La ciberseguridad seguirá siendo un reto importante este año? Sigue habiendo grandes ataques por parte de las bandas de criminales.

El banco es un administrador de riesgos, pues gestiona riesgos de crédito, de mercado, de tasa de interés, operativos, de fraude, de ciberseguridad. Y ahora también tenemos el riesgo de ESG (environmental, social and governance).

La ciberseguridad es muy relevante porque, en la medida en que el banco se vuelve más digital, se hace más vulnerable. Los nuevos procesos y aplicaciones abren nuevas puertas para el fraude; entonces, hay que enfocarse en ofrecer una operación segura para reducir el riesgo.

Por otro lado, los bancos y, en general, todas las instituciones financieras tienen una gran responsabilidad y oportunidad en materia de ESG. Por ejemplo, deben enfocarse en descarbonizar sus portafolios y en ayudar a los clientes corporativos y empresas a entregar productos verdes al mercado; y también ellos mismos deben ofrecer productos verdes; por ejemplo, créditos personales que financien proyectos ecológicos y sostenibles, como mejorar la eficiencia energética del hogar, comprar coches híbridos o eléctricos y electrodomésticos respetuosos con el medio ambiente.

Si los bancos no manejan bien este riesgo de ESG, pueden dejar de ser atractivos para los clientes.

Los bancos también tienen la oportunidad de entregar herramientas a sus clientes, ya sean empresas o personas físicas, que también tengan una repercusión medioambiental positiva.

Gustavo, ¿ves algún riesgo importante para la banca?  

Mira, los 49 bancos que hoy operan en México y están registrados en la Asociación de Bancos de México (ABM) tienen buenas políticas; están bien monitoreados por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). A veces, los bancos se quejan de que la regulación es muy fuerte, pero es gracias a esto que el sistema opera muy bien.

De esos 49 bancos, nueve reportaron pérdidas por 2,000 mdp en su conjunto; sin embargo, son instituciones pequeñas que no son significativas para el sistema. Por otra parte, solo dos bancos mostraron un Índice de Capitalización (ICAP) por abajo de 13%, en noviembre; sin embargo, el ICAP ponderado del sistema tiene un sólido 19.4%, una cifra muy por arriba del 10.5%, por el cual se podrían detonar alertas tempranas.

Creo que el riesgo más importante para los bancos es no invertir y quedarse esperando mejores tiempos.

¿Dónde veremos las grandes inversiones de la banca este año?

Creo que seguirán estando en tecnología, para acercarse mejor al cliente, pero también para entender mejor al cliente a través de los datos que están en cada interacción que los clientes tienen con su banco mediante el celular. Hoy puedes saber, por ejemplo, si las personas que están en la economía informal tienen un trabajo estable, con las herramientas que registran la trazabilidad de sus celulares. Si detectas que una persona salió de su casa y se fue a un lugar donde pasó seis horas, seguramente se trata de su lugar de trabajo. Hay una gran cantidad de datos que antes no estaban disponibles y que hoy pueden utilizarse para acercar una oferta a la medida de las personas.

Por último, ¿cuáles son las grandes oportunidades para el sector?

Hay dos cosas que tiene México y que ningún gobierno ni ninguna política pueden cambiar: nuestra frontera con Estados Unidos y nuestra población: somos 130 millones de mexicanos con una edad promedio de 29 años. Además, como mano de obra todavía somos un mercado muy atractivo para la manufactura. Entonces, veo grandes oportunidades para el nearshoring, aunque los bancos tienen que trabajar mucho.

De acuerdo con un estudio que leí en diciembre, el 80% de los metros cuadrados que se han desarrollado en las nuevas naves industriales están en Cadereyta, Nuevo León. El resto está repartido en otras ciudades fronterizas. Por otro lado, está el corredor agroindustrial de occidente, donde el cultivo de berries y la elaboración del tequila y la cerveza están teniendo buen desempeño. Y, asimismo, El Bajío está creciendo bien.

Creo que los bancos que logren enfocar sus esfuerzos en donde está el crecimiento pueden apoyar muchísimo a sus clientes: desde ayudarlos a desarrollar un parque industrial, a través de financiamiento, hasta ayudarles a ampliar sus exportaciones con Estados Unidos y llevarles la nómina y los pagos internacionales entre México y Estados Unidos.

El crecimiento de los bancos está en el despliegue crediticio en las regiones del país, donde el T-MEC y el nearshoring ofrecen importantes oportunidades para que las empresas mexicanas se fortalezcan. AN

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