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Opinión

Estancamiento económico

Por: Laura Iturbide Galindo Swipe

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Se alzaron las campanas al vuelo cuando hemos hilado dos trimestres de crecimiento real en este año, acumulando un aumento de alrededor de 2%, en la primera mitad y el optimismo privó, alineado a los pronósticos del Fondo Monetario Internacional sobre la evolución esperada de la economía mexicana para 2022 de 2.4%, frente a un pronóstico promedio de 1.8% entre los principales analistas e instituciones financieras del país.

Lo cierto es que el segundo semestre se desacelerará e incluso estancará en 2023 y el crecimiento pudiera ser nulo el próximo año. Esto retrasará alcanzar los niveles previos a la pandemia, lo que no sería sino hasta 2024 e incluso hasta 2025. Esto significa que será un sexenio perdido en materia económica. Actualmente, el ingreso per cápita se ubica en niveles de 2014.

El segundo semestre se desacelerará e incluso estancará en 2023 y el crecimiento de la economía mexicana pudiera ser nulo el próximo año.

En realidad, hay muchos factores de incertidumbre que están sobre la mesa. Por mencionar algunos: a) cuál será el curso de la guerra Rusia-Ucrania y la evolución de los precios de las mercaderías; b) cómo y cuándo quedarán resueltos los problemas de las cadenas de suministro a nivel global; c) cuándo se alcanzará el pico inflacionario: ¿agosto o septiembre y si será de 8.5%? y cuándo dejarán de subir las tasas de interés. Sin embargo, el evento más contundente es si Estados Unidos transitará por una recesión.

| Recesión técnica

La desaceleración económica, con dos trimestres negativos, es más que contundente e incluso algunos analistas ya la tildan de “recesión técnica”. En efecto, el rebote pospandémico ya se terminó y los retiros de los estímulos monetarios y financieros ya se resienten en la economía. Además, los ciclos en ambos países no están sincronizados, por lo que lo más probable es que ocurra un “bajón” en la economía mexicana, aún más ahora ante la expectativa de la disputa energética en el seno del T-MEC, que se suma al sesgo negativo de la confianza empresarial.

El endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal será el principal conducto de desaceleración de la economía de EU. Los efectos de dicha disminución en el ritmo de crecimiento estadounidense se verán reflejados en México, fundamentalmente en las exportaciones y remesas. Es previsible que el aumento en tasas desincentive el consumo de bienes duraderos (automóviles) y las ventas mexicanas externas a este mercado, de autos y autopartes, se desaceleren. Por su parte, ante el aumento en el desempleo, los envíos de remesas desde EU (90% del monto total) se verán disminuidas.

La crisis energética que pesa sobre las economías europeas y la rápida desaceleración de la economía china se suman al complejo panorama económico.

Tampoco abonará que el Banco de México esté luchando para someter la inflación, la cual está en su mayor nivel en los últimos 21 años. Su tasa de referencia ha aumentado de manera vertiginosa y es posible que llegue a 9.5% a finales del año, desde un nivel del 4%. Esto tendrá impacto en el gasto de consumo e inversión, aunque el efecto quedaría limitado por la baja penetración financiera en el país.

Asimismo, la crisis energética que pesa sobre las economías europeas y la rápida desaceleración de la economía china se suman al complejo panorama económico. Y si las potenciales represalias tarifarias, ante un desacuerdo sobre el tema energético con EU y Canadá, se llegaran a materializar, las consecuencias para la economía mexicana serían importantes.

| Reformas estructurales, la clave

Ante los riesgos globales, la recomendación sigue siendo la misma: eliminar más obstáculos a la inversión extranjera y la necesidad de mayores reformas estructurales para retomar el crecimiento.

Ante los riesgos globales, la recomendación sigue siendo la misma: eliminar más obstáculos a la inversión extranjera y reformas estructurales para retomar el crecimiento.

En conclusión, los resultados del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer semestre son buenos y aliviaron algunos de los riesgos presentes, en el corto plazo. Sin embargo, la perspectiva más a largo plazo no es favorable: el PIB todavía está 2.1% por debajo de sus niveles precrisis y la perspectiva para 2022 no es halagüeña. AN

 


Laura Iturbide Galindo es Coordinadora de la Maestría en Economía y Negocios y también Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac México Norte.

@IDEA_Anahuac
Correo: [email protected]

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