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Opinión

Perspectivas de la industria automotriz mexicana

Por: Arturo Orozco Leyva Swipe

Continua en la historia

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La industria automotriz ha sido, por muchos años, punta de lanza del sector manufacturero en México. En 2019 registró una producción histórica de casi 4 millones de vehículos, situándose como el sexto productor a nivel mundial. Sin embargo, la pandemia, el impacto en la logística internacional y las subsecuentes crisis de desabasto de semiconductores y otros componentes terminó por golpear, con poco más del 20%, la cantidad total de vehículos fabricados en el país.

La industria automotriz ha sido, por muchos años, punta de lanza del sector manufacturero en México.

En 2022, la producción de vehículos en México se recuperó hasta alcanzar la cifra de 3.5 millones de unidades, de acuerdo con datos de la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (OICA), gracias a una mayor regularidad en el suministro de semiconductores. Lo que suceda en este 2023 se mantiene aún como incógnita y está por verse si la tan temida recesión, que se pronostica llegará a Estados Unidos este año, será relativamente suave, como muchos analistas piensan.

| Buenas noticias

Más allá de la situación económica de la región norteamericana, la realidad es que el mundo está viviendo, después de ya casi tres años del inicio de la pandemia, un reacomodo del orden internacional y, en paralelo, una reconfiguración de las cadenas de suministro globales, que podrían ser buenas noticias para la industria nacional.

Iniciemos por la industria de los semiconductores. En 2022, el gobierno de Biden promulgó una iniciativa de ley (“CHIPS and Science Act”) que provee más de 50,000 millones de dólares para estimular la investigación, el desarrollo y la manufactura de chips en EU. Esta busca no solo recuperar la industria en dicho país, sino también servir de contrapeso al crecimiento tecnológico en China. Con seguridad, traerá beneficios a México en la manufactura de componentes electrónicos y sistemas de control, particularmente.

La llamada “Acta para la reducción de la inflación” busca impulsar programas para reducir las emisiones de carbón en cerca de 40% para 2030 y, por supuesto, incluye una apuesta importante hacia la electrificación de los medios de transporte.

Pero la llamada “Acta para la reducción de la inflación”, aprobada también por los legisladores norteamericanos el año pasado, puede tener un impulso diferente y, quizá, exponencial para la región. Esta busca impulsar programas para reducir las emisiones de carbón en cerca de 40% para 2030 y, por supuesto, incluye una apuesta importante hacia la electrificación de los medios de transporte; en particular, todo lo que se refiere a las cadenas de producción de baterías para automóviles eléctricos. El acta contempla medidas que buscan quitar poder a China en actividades clave, como es la refinación de litio y la producción de celdas de baterías.

| El fenómeno del nearshoring

Encima de todo lo anterior está el llamado fenómeno del nearshoring. Un estudio reciente de Capterra encontró que alrededor del 88% de pequeñas y medianas empresas estadounidenses están haciendo esfuerzos para utilizar o cambiar a proveedores en México o EU, con el fin de recortar la longitud de sus cadenas y reducir su riesgo de nuevas disrupciones.

Así, el relanzamiento de la industria de semiconductores en la región, una reconfiguración de la cadena de producción de baterías y componentes para el auto eléctrico y un mayor interés de las industrias de manufactura podrían impulsar, de manera importante, al sector automotriz en México para este 2023 y el resto de la década.

Alrededor del 88% de pequeñas y medianas empresas estadounidenses están haciendo esfuerzos para utilizar o cambiar a proveedores en México o EU, con el fin de recortar la longitud de sus cadenas y reducir su riesgo de nuevas disrupciones.

Durante años se ha pensado que México tiene el potencial para producir al menos 5 millones de vehículos y colocarse como el cuarto o quinto productor a nivel global. La nueva planta de Tesla en Monterrey, así como importantes inversiones ya anunciadas por empresas como GM o BMW, bien podrían impulsar a México en esta dirección.

Sin embargo, este crecimiento solo podrá consolidarse si gobiernos locales y federal, empresas y la academia pueden coordinar esfuerzos que ayuden a sentar las bases para un nuevo futuro automotriz en México. AN

 


 

Arturo Orozco Leyva es profesor del área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School

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