| Cellvera: el reto de la industria es el acceso a medicamentos
A partir de la pandemia de COVID-19, los virus se convirtieron en una de las grandes preocupaciones sanitarias en todo el mundo. Actualmente son la primera causa global de enfermedades respiratorias y tienen el potencial de causar una nueva pandemia. Por estas razones se ha vuelto clave el desarrollo y comercialización de terapias que permitan prevenir hospitalizaciones masivas, secuelas y fallecimientos causados por virus. Conscientes de esta necesidad, en febrero de este año llegó a México la biofarmacéutica Cellvera, con una nueva molécula para ayudar al tratamiento contra el virus SARS-CoV-2, causante de COVID-19 y la influenza.
Se trata de un antiviral de amplio espectro, registrado en Japón en 2014, que ha resultado efectivo contra una veintena de familias de virus de ARN (ácido ribonucleico), como MERS, SARS, COVID, Ébola, virus del Nilo Occidental, virus de Marburgo y otros virus comunes, como el norovirus, que causa vómitos y diarrea.
El tratamiento se ha estudiado ampliamente. Antes de la pandemia, se evaluó en más de 40 estudios clínicos y ya ha sido utilizado en cinco millones de pacientes a nivel global. Los datos de las pruebas indican que es una molécula segura, porque ayuda a mejorar al paciente de manera significativa en la mitad de tiempo, frente a un tratamiento estándar.
“Hemos estado trabajando activamente para registrar el producto y comercializarlo en varios mercados. A México hemos llegado de la mano de Laboratorios Carnot”, explica Mary O’Brien, CEO de Cellvera, con sede en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
Cellvera tiene como objetivo crear una presencia sólida en el espacio de la virología, la inmunología, la medicación de precisión y la genética y, al igual que otras compañías farmacéuticas, está tratando de reutilizar moléculas existentes o combinarlas, para tratar nuevas enfermedades. Por ejemplo, la compañía trabaja en una serie de estudios clínicos en los que utiliza Favipiravir, en combinación con otros medicamentos para tratar otros virus. También se enfoca en el desarrollo de nuevas presentaciones. “A veces, cuando las personas hospitalizadas no pueden tragar una tableta, un producto intravenoso es más útil. Entonces, mucho de nuestro desarrollo –y que esperamos traer al mercado mexicano– se basa en nuevas presentaciones y fortalezas de Favipiravir”.
Por el momento, Favipiravir está registrado en Japón, México, Malasia, Tailandia, India, Indonesia y Emiratos Árabes Unidos, y también se comercializa en el Reino Unido, Arabia Saudita, Rumania, Bulgaria, Hungría y otros países, bajo programas de uso compasivo.
Hoy, la mayor preocupación de la ejecutiva es el costo de la investigación y desarrollo, pues asegurarse de crear tratamientos seguros y efectivos requiere de una gran inversión. “Y también hay un largo tiempo de espera para que los productos lleguen al mercado. Es por ello que estamos enfocados en desarrollar todo el potencial de Favipiravir y en llevarlo a tantos mercados como sea posible. COVID no solo nos enseñó que debemos prepararnos para futuras pandemias, sino para la comercialización de medicamentos. Durante la pandemia hubo mucha desigualdad en la distribución de tratamientos y vacunas. Era indispensable llevar terapias a tantos países o personas como fuera posible, pero el gobierno de cada país tomó sus propias decisiones. Por fortuna, organizaciones sin fines de lucro intervinieron para llevar antivirales a países de África y América Latina. Entonces, creo que la pandemia resaltó la desigualdad en el acceso a medicamentos, así que debemos trabajar de la mano de gobiernos y fabricantes de genéricos para que las terapias estén disponibles en todo el mundo”. AN