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Fuego en la sangre

Pólvora y gloria nos sumerge en la pirotecnia mexicana.

Por: Sebastián Valencia Swipe

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La tradición de la pirotecnia en Tultepec, municipio mexiquense ubicado al norte de la Ciudad de México, se remonta al periodo colonial, y durante la segunda mitad del siglo XIX se consolidó como su principal motor económico. La pólvora ha brindado sustento a múltiples generaciones, al grado de que más de tres cuartas partes de sus residentes trabaja actualmente en alguna actividad vinculada a la producción de fuegos artificiales.


El documental Pólvora y gloria nos adentra en la Feria Nacional de la Pirotecnia de Tultepec, celebración anual dedicada a San Juan de Dios, el santo patrón de los pirotécnicos, quien, se dice, salvó a todos los enfermos de un hospital en llamas sin sufrir una sola quemadura. Los artesanos locales despliegan su virtuosismo técnico con la construcción de enormes “toritos” adornados con centenares de fuegos artificiales, los cuales son encendidos para que sus creadores dancen alrededor de ellos.


¿Cómo capturas algo de forma auténtica sabiendo que es tan peligroso, explosivo, puro caos, y que realmente no se supone que estés allí?

Se cuestionaba el director alemán Viktor Jakovleski, quien escuchó por primera vez de esta tradición de labios de un colega fotógrafo. “El mayor desafío al que nos enfrentamos fue descubrir cómo obtener las imágenes que necesitábamos para la película desde adentro. No queríamos hacer un documental filmado desde los costados. Nuestro objetivo era hacer un filme experimental, que hiciera sentir al público como si estuvieran allí con nosotros”.


Filmado a lo largo de cuatro años, el largometraje requirió de una combinación de diversas técnicas para lograr una experiencia inmersiva: fotografía en mano, imágenes capturadas en 1,500 cuadros por segundo con una cámara Phantom y hasta equipos GoPro para mostrar los puntos de vista de los fabricantes.


La música de Dan Romer y Benh Zeitlin (Una niña maravillosa) se convirtió en el complemento perfecto de esta aventura. El documental ha sido reconocido por varios festivales y organizaciones, entre los que destaca el Fantastic Fest, así como una mención de la National Board of Review en 2017.


Sin embargo, Pólvora y gloria no busca romantizar el oficio, pues en todo momento sus propios protagonistas hacen eco de sus riesgos inherentes. Incluso Jakovleski sufrió fuertes quemaduras en su pierna durante el rodaje. Algunos pirotécnicos declaran que desearían dedicarse a otra cosa, pero esto es todo lo que saben hacer y, por alguna razón, se sienten atraídos hacia a la belleza trágica de la pirotecnia.


“Lo que encontré más interesante sobre este proyecto era la pregunta: ‘¿por qué la gente en Tultepec hace estas cosas? ¿Por qué se ponen en contacto con el fuego tan cerca cuando saben que es peligroso?’”, reflexiona el cinefotógrafo Tobias von dem Borne.


“Creo que es como la metáfora: ‘Tomar la vida por los cuernos’, y ponerse en contacto con algo que podría lastimarte, pero que, al mismo tiempo, te hace sentir más vivo”.

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