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¿AHORRAS O INVIERTES? ¿QUÉ HACES TÚ COMO EMPRENDEDOR?

Conoce las diferencias entre estos dos conceptos y utilízalos a tu favor.

Por: Iñaki de la Parra Swipe

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Si eres emprendedor experimentarás un cuestionamiento recurrente: ¿ahorrar o invertir? Antes de tomar una decisión, es importante que definamos cada concepto.

Ahorro es aquella reserva de dinero que, por defecto, no está en inversión y que te proporciona exclusivamente tranquilidad, liquidez inmediata y seguridad emocional, es decir, no persigue ningún tipo de rendimiento financiero. Tu ahorro es aquel dinero al que tienes acceso inmediato en tiempos de “vacas flacas” o en situaciones eventuales.

Por otra parte, inversión es cualquier acción o proceso en el que utilizas dinero para producir aún más dinero. Aquí encaja perfectamente tu propia empresa y otras inversiones que tengas o puedas hacer.

Ahorro e inversión son factores completamente opuestos al valor intrínseco del emprendimiento. Emprender permite a cualquier persona que tenga la capacidad de generar valor, ganar dinero sin dinero. De hecho, así nacen la gran mayoría de los emprendimientos, si no es que todos.


Hacer dinero sin dinero

La habilidad emprendedora de hacer dinero sin dinero suele ser olvidada con rapidez por muchos emprendedores cuando sus negocios empiezan a crecer, se consolidan y tienen mayores recursos disponibles.

Al inicio, la mayoría de las iniciativas emprendedoras se da sin un orden y sin disciplina financiera por parte del fundador, de la familia o de los socios emprendedores.

En la mayoría de los casos la idea de emprender es pragmática: pongámonos a producir y a generar valor, después lidiaremos con todo lo demás funciona muy bien, pero solo de manera inicial.

Para realmente seguir escalando tu negocio es indispensable introducir una disciplina personal financiera claramente diferenciada de la parte empresarial. De otra forma, alguna de esas áreas caerá en un desorden insostenible que generará ineficiencias, mala asignación de recursos y problemas mayores.

Por ejemplo, el hecho de tener las cuentas personales y empresariales claras te permitirá ser más objetivo en la toma de decisiones a nivel personal y también como dueño de tu negocio.

Normalmente los emprendedores no crecen al ritmo que deberían hacerlo para propiciar mayor orden o disciplina en sus finanzas personales y empresariales. A este problema lo defino como falta de administración de la riqueza y se resume en un concepto, tanto a nivel personal como empresarial: disciplina financiera.


Disciplina financiera, la clave de todo

Tu empresa además de ser una fuente de ingresos regulares para ti y tu familia, es una inversión, pero eso no la convierte ni en tu patrimonio, ni mucho menos en una fuente de ahorros.

Parece contradictorio, pero tu empresa es una inversión donde afortunadamente tú tienes el control y la capacidad de influir de manera significativa. Y dado que de ella recibes ingresos de forma periódica para tu vida personal, más allá del propio crecimiento del negocio, te recomiendo visualizarte en tres planos.

Cada uno tiene diferentes funciones y prestaciones; visualizarlos y ejercerlos adecuadamente será clave para alcanzar la disciplina financiera.


Para lograr una disciplina financiera es clave que participes activamente en tus diferentes roles dentro de tu emprendimiento. El impacto en la cultura empresarial será mayúsculo, además de que tu disciplina personal y empresarial en términos financieros será clara y concisa.

Bien lo dice el dicho: cuentas claras, amistades largas; así que deja de pelearte contigo mismo, pues mandas señales erróneas a tu equipo de trabajo y dentro de la cultura organizacional.

No eches en saco roto la sugerencia de tener cuentas separadas para la empresa y tu vida personal, de establecerte un salario como director, tener una política clara de reinversión y de pago de dividendos, pues todo eso traerá más orden y crecimiento en ti como emprendedor y en la cultura organizacional que deseas establecer.


Tus metas para 2021

Si ya tienes algunos años operando y “tomando tu parte” de manera irregular de la caja de la empresa para tus gastos personales, será complejo desde el punto de vista disciplinario y psicológico que establezcas de la noche a la mañana un salario, pero créeme, eso te traerá certidumbre personal y empresarial. Enfócate en conseguir estas cuatro metas el próximo año:

Posiblemente tu inversión patrimonial será esa, tu empresa, pero recuerda que con ahorros suficientes puedes hacer nuevas inversiones, apalancarte e iniciar tu crecimiento patrimonial en bienes raíces u otros instrumentos que te brinden diversificación y crecimiento de tu patrimonio personal, aparte de ciertas reinversiones en tu empresa que te permitan crecer también. La diversificación jamás es mala idea.


Usa tu ahorro con estrategia

Una vez que tu ahorro sea sustancial, te verás tentado a reinvertirlo todo en tu negocio, ¡ten cuidado! Los ahorros son para los tiempos difíciles, para gastos no previstos o extraordinarios. El ahorro es mejor tenerlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo.

La base del ahorro no es hacer más inversiones, recuerda que su objetivo primordial es darte tranquilidad, así que no acabes con tu paz metiendo todos tus ahorros a una inversión. Sé cauteloso, la premisa debe ser: siempre tener ahorros disponibles.

Cuando alcances cierto nivel de ahorro y tengas excedentes (en el propio ahorro), entonces las inversiones y diversificación podrán ser parte de tu ecuación.

Si optas por el camino de las inversiones y la diversificación, te recomiendo que busques el asesoramiento adecuado para conocer los riesgos y tomar decisiones bien informadas. Desde mi punto de vista, este es el camino por seguir: primero desarrolla tu capacidad de ahorrar y luego aprende a invertir.

 

Iñaki de la Parra inició en el mundo del emprendimiento desde los 12 años, hoy hace negocios en México, América Latina y Europa. Es presentador de Negocios en Bentley, plataforma que comparte los secretos mejor guardados de las figuras que han cambiado la forma de hacer negocios en países de habla hispana.

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