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SYNTROPIA, TECNOLOGÍA QUE DESCARBONIZA EL TRATAMIENTO DE RESIDUOS

Alejandro Landín y Fabiola Sánchez desarrollan tecnología para transformar rápidamente los residuos orgánicos y evitar las emisiones de carbono asociadas. Así, impulsan la agricultura regenerativa.

Por: Marisol García Fuentes Swipe

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Como muchos emprendimientos, Syntropia comenzó con un deseo ferviente de combatir los problemas que aquejan al mundo. Alejandro Landín, su fundador recuerda que quería disminuir su huella de carbono a cero y “buscar la forma de crear un bien al planeta, a pesar de que somos seres humanos, vivimos y consumimos”.

Decidió dejar su carrera de Creación y Desarrollo de Empresas en el Tec de Monterrey e irse a vivir a granjas orgánicas. Paso por Canadá, Estados Unidos, México y Nicaragua y tras la experiencia, se dio cuenta de que era inviable no dejar huella, pues de una u otra manera, siempre estamos en contacto con con la industria que es extractiva y que contamina. Así, regresó a terminar su carrera y crear algo que impactara la industria, en específico, el problema de los rellenos sanitarios.

Así surgió Syntropia, una startup que desarrolla tecnología para descarbonizar el tratamiento de residuos alimenticios, transformándolos rápidamente en biofertilizantes de alta calidad que pueden reincorporarse en la cadena de valor agrícola. Hoy capturan 68 toneladas de C02 al año.


Capturar carbono y metano en 24 horas

Alejandro recuerda que en todas las granjas “autosustentables” en las que vivió sabían cómo utilizar los desperdicios para hacer fermentos y se dio cuenta de que en la basura hay mucho potencial para hacer cosas de valor. Pero más allá de eso, se percató de que al mandar los residuos orgánicos a los rellenos sanitarios se genera más del 11% de las emisiones antropogénicas de metano (CH4) y que este gas tiene 25 veces peor potencial de calentamiento global que el Co2. “Ya estamos en menos de 10 años para poder evitar este punto de no retorno”, advierte.

“Me clavé con ese tema”, recuerda. Luego conoció a su socia Fabiola Sánchez, quien es ingeniera agroquímica, tiene una maestría en Ciencias de Procesos Biológicos y un doctorado en ciencias de Alimentos. Al hacer la investigación, vieron que los métodos que existen en la actualidad para el manejo de los residuos, como la composta, biodigestión o pirólisis no son suficientes.

“La composta necesita que tú separes; no puedes meter toda la melcocha en la composta porque no te va a dar una buena calidad y pueden suceder cosas más contaminantes; igual, si quieres un buen biogas, necesitas contenidos muy específicos. Además, ni la pirólisis, ni la biodigestión pueden prevenir como tal la liberación de gases efecto invernadero y son métodos que llevan varios días o meses”, explica.

En cambio, la tecnología desarrollada y patentada por Syntropia procesa en 24 horas los desperdicios orgánicos (verduras, restos de carne, cereales, tortillas y lácteos) y los transforma en un biofertilizante que tiene una concentración de nutrientes de dos a tres veces mayor a los de una composta. Lo mejor, es que Climate kic, una agencia de la Unión Europea líder en innovación climática, certificó el proceso y al biofertilizante como carbono negativo.


La validación del proceso

El desarrollo de la tecnología de Syntropia tardó dos años. Hasta junio de 2023 se creó la empresa. La investigación empezó en laboratorios de instituciones académicas y luego instalaron una planta piloto, que está ubicada en San Miguel Topilejo. La planta se montó hasta que ya contaban con un producto a comercializar, es decir el biofertilizante.

La inversión fue de ahorros propios y de préstamos de familiares. Los emprendedores aclaran que redujeron el monto inicial de 80,000 a 30,000 dólares gracias a que utilizaron “chatarra”. Era equipo de segunda mano que instalaron por sí mismos y con ayuda de soldadores que trabajaron en tiempo libre durante tres meses. Muchos procesos de instalación los aprendieron en Youtube y varias piezas las encontraron en el mercado Hidalgo, que ofrecía los precios más accesibles.

“La idea siempre estuvo enfocada a que todo residuo orgánico. Empezamos a hacer escalamientos a nivel laboratorio y a trabajar con formulaciones y relaciones de matrices vegetales”, dice Fabiola. Explica que usaban porciones y distintos solventes hasta llegar al punto de la degradación. “Para nosotros es un gusto llegar al punto en el que podemos demostrar que tanto la parte residual líquida, como la sólida es rica en nutrientes aprovechables”. Fertilab, un laboratorio certificado en procesos agrícolas certificó a Syntropia y que realmente sus productos tienen macro y micronutrientes aprovechables.


Impulsar la agricultura regenerativa

Actualmente Syntropia puede procesar 600 kilos de desechos orgánicos por semana. Esto se traduce a 2.4 toneladas al mes y alrededor 68 toneladas al año, que son desviadas de los rellenos sanitarios, evitando la emisión de CO2 y CH4. Los desechos provienen del mercado de abasto de Iztapalapa. Sin embargo, esto es tan solo una mínima fracción de lo que se produce diariamente en el país y del gran desafío que representa el manejo de los residuos. Datos de 2020 de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) señalan que en México la generación total de residuos se estima en 120,128 toneladas diarias. De esta cantidad, los residuos orgánicos constituyen el 46.42% del total, lo que equivale a aproximadamente 55,754 toneladas diarias de residuos orgánicos.

“Desde el principio sabíamos que había varias rutas: hacer energía, fertilizantes o upcycling (reciclaje). Optamos por los fertilizantes porque nos interesa mucho apoyar la transición hacia la agricultura regenerativa”, dice Alejandro. Y es que explica que hay una dependencia gigantesca hacia los fertilizantes químicos, que están haciendo vulnerable la autonomía alimentaria del país.


Los emprendedores platican que no sabían cómo iba a ser el camino de la comercialización. “Lo único que sabíamos es que habían validado que nuestro fertilizante y que era competitivo en términos de nutrientes frente a todo lo que hay en el mercado orgánico”. Así comenzaron a tocar puertas y a intentar negociar con los productores. “Llegamos a los invernaderos de regiones cercanas a la Ciudad de México como Xochimilco, Cuernavaca y Villa Guerrero y con los que distribuyen agroquímicos presentando nuestra oferta y ofreciendo una prueba por un mes para que compararan los resultados con el resto de su producción”, comentan.

Así han ganado una cartera de clientes, pero la meta para el cierre del año es lograr vender el 100% de su producción. Y es que reconocen que es complicado porque a los productores lo que les importa es el resultado y no que sea orgánico o no. “Un fertilizante químico está concentrado, trae un 30% de nitrógeno y el nuestro solo uno o 2%, entonces la competencia es muy complicada, pero nuestro producto no solamente trae nitrógeno, sino todos los macronutrientes, micronutrientes y ácidos únicos y fúlvicos, una sustancia que te permite que las plantas puedan absorber lo que sea que les pongas”, afirma el emprendedor.

Por tanto, quien usa Syntropia en sus cultivos, verá una reducción de sus gastos porque tendrán mejor absorción y necesitarán menos producto químico para alcanzar los resultados. “A esto se llama manejo racional de los insumos agrícolas y este es el verdadero paso que da antes de llegar a la agricultura regenerativa, que no puede ser de un día para otro porque los suelos no tienen las condiciones necesarias para la absorción de nutrientes de manera orgánica. Necesitan pasar mínimo tres años”, aclara Alejandro.


La batalla por el flujo de efectivo

Los emprendedores reconocen que fue un grave error no haber hecho un plan de negocios antes de instalar su planta. Lo han desarrollado en el camino y una vez que tuvieron que hacer la validación, que implicó hacer pruebas en una superficie de una hectárea. “En el laboratorio hacíamos tres kilos por lote. Tampoco teníamos la noción de que fuera a ser tan tardada la venta”, aceptan. La idea era también cobrar por el servicio de gestión y tratamiento de residuos, pero hasta el momento no ha sido posible.

Para tener flujo de caja lo que idearon estos emprendedores es vender sus productos al sector de jardinería doméstica. “Estoy hablando de vender por litro tres veces el precio que se le da a los productores”, aclara el entrevistado. Recientemente Angélica Maldonado se unió al equipo como inversionista ángel y gestionando los riesgos como CSO.

Syntropia está por cerrar una ronda de inversión con un family office, además de ganar dos becas con CATAL1.5°T, la aceleradora de climate tech y Village Capital, gracias a lo que están acelerando el negocio. Los emprendedores reconocen que es una industria competida, porque grandes corporaciones como Bayer o Syngenta cuentan ya con líneas orgánicas y grandes campañas de marketing. Apuntarán a que las grandes empresas compren su producto y puedan aprovechar el beneficio de la captura de carbono. Esperan hacer una diferencia importante en la gestión de residuos en el país en los próximos cinco años.

 

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