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Fin de semana en un Pueblo Mágico junto a una magnífica laguna

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༄࿓ Hay lugares alejados de la ciudad que son ideales para relajarse y descansar. Tal es el caso del Pueblo Mágico de Ajijic, un destino lleno de sabores, aromas y colores.

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Esta magnífica mezcla cosmopolita se ha asentado en tierras jaliscienses gracias a la cantidad de locales y foráneos que han decidido hacer de Ajijic su hogar.

Con esta idea en mente, decidimos pasar un fin de semana en este Pueblo Mágico para desconectarnos del acelerado ritmo de la ciudad.

Queríamos un lugar que te invitara a pasar las horas en un camastro, leyendo un libro maridado con una copa de vino. Y podemos decir que Ajijic cumplió nuestras expectativas. Y con creces.

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༄࿓ Para empezar, viajar desde Guadalajara hasta nuestro destino fue un trayecto sencillo. Pero esto solo es cierto siempre y cuando salgamos temprano del corazón de la ciudad para evitar el tráfico que puede conglomerarse a las afueras de la ciudad.

No habíamos salido de casa sin desayunar, pero no pudimos dejar la oportunidad de comprar un tentempié antes de empezar la aventura; para caminar a gusto y con energía.

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Y así es como decidimos tomar un delicioso café de
La Casa del Café” (no pudimos evitar comprar un kilo para traer a casa), acompañado de una riquísima dona de donas donuts”.

Fue un día de suerte y presenciamos como se ponía de acuerdo el equipo de senderismo para partir a una de las aventuras sabatinas. 

Y aunque hacer senderismo por la Ribera de Ajijic es un agasajo para los amantes de la aventura, durante este viaje solo buscábamos una caminata ligera, por lo que la aventura quedó como un plan para realizar en el futuro.

༄࿓ Nuestra ruta continuó con una caminata hacia el centro del pueblo, donde había varios tianguis con productos artesanales en exhibición. En medio de todos los vendedores, se encontraba una mujer tocando la guitarra y cantando canciones populares para amenizar la experiencia. 

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El centro está lleno de murales y artistas. De hecho, dimos un recorrido por el centro cultural donde había en exhibición pinturas hechas por locales. Nos pareció interesante descubrir que hay redes de apoyo y difusión para quienes inician un proyecto artístico. Y esto es casi equiparable al amor y consideración que se le tiene a los perros en situación de calle. 

Entre las curiosidades que encontramos, cabe destacar una bonita librería de viejo a un par de cuadras del centro, donde compré un par de joyas por la módica cantidad de 100 pesos.

Entre los anaqueles había diferentes letreros donde se especificaba el género y costo de cada libro. Había uno incluso que recalca el valor implícito en el trabajo de restauración de libros, por lo que amablemente declinan a negociar o rebajar sus precios. 

༄࿓ Recorrer el malecón de Ajijic fue divertido, pudimos fotografiar a algunas aves que se encontraban a la orilla del lago buscando charales para desayunar.

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Y además, observamos un poco de la transformación del paisaje pesquero de la
Ribera de Chapala en tierra fértil para vides. 

Se acercan a los viajeros locales para ofrecer paseos a caballo o visitas a la misteriosa isla de Mezcala. Aceptamos este último para conocer mejor este emblemático espacio ubicado en el lago de Chapala.

 La Isla de Mezcala expide un aire místico muy especial. Puede ser debido a que esta tierra ha sido testigo de grandes momentos históricos.

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¡Desde un sitio ceremonial hasta una prisión! Recomiendo ampliamente contratar a un guía que pueda platicarte la historia de este místico lugar.

Normalmente no cobran más de 100 pesos y te guían a través de la isla para que descubras tú mismo sus secretos. Una experiencia que toma alrededor de hora y media, pero depende mucho de la velocidad a la que caminas.

FB: Ajijic Tango

༄࿓ La oferta gastronómica era vasta, con opciones para todo tipo de viajeros ¡incluso había lugares con especialidades veganas, lo cual me pareció fantástico!

Decidimos comer en un restaurante italoargentino llamado “El Tango”. Aquí pedimos ensaladas, pastas y hasta cortes de carne para quienes gustan comer pesado.

༄࿓ Por la noche, llegamos a descansar al magnífico hotel boutique “Donaire”,donde ya habíamos reservado una de sus 11 singulares habitaciones. Esta pequeña joya escondida en Ajijic es un deleite para el viajero.

Y además, el restaurante del lugar, “Dona Terra”, es una magnífica propuesta de alta cocina combinada con la calidez local y un toque de los productos artesanales que se elaboran en el hotel.

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Tuvimos la oportunidad de hablar con
Natalia, la dueña del fantástico alojamiento, quien desde el primer momento nos ofreció una bebida a base de mezcal super deliciosa para refrescarnos y empezar a relajarnos después de un día lleno de actividades y aventuras.

Y mientras degustaremos papas bravas y pizza a la leña nos habló sobre el proyecto de Don Aire. Nos transmitió su amor por el hotel y eso solo fue una pequeña probadita de la gran experiencia que fue alojarse en este hotel.

Reservamos un espacio en el spa para recibir un masaje relajante, el cuál quedó como anillo al dedo para cerrar un día de caminata y aprendizaje. Después de esto dormimos como niños, recargando energía para lo que nos deparaba el segundo y último día de nuestra aventura.

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༄࿓ A la mañana siguiente enviamos un mensaje al restaurante de Dona Terra para pedir nuestro desayuno a la habitación. ¡Y es que la vista al lago desde el balcón es una maravilla! 

La selección de fruta de temporada, acompañada de pan fresco y compotas artesanales con café solo fue el primer tiempo de uno de los desayunos más completos que hemos tenido la oportunidad de probar con servicio a la habitación.

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Y lo mejor, es que apenas terminados los platos, llegó un mensaje preguntando si podían retirar los platos de nuestra habitación y si deseábamos algo más para desayunar. Y aunque realmente queríamos probar el bagel de salmón, nos tentó la posibilidad de refrescarnos en la alberca.

༄࿓ Fue un día sin novedades. Justo como lo queríamos, dejar pasar las horas en un camastro después de nadar por media hora y dejar que el sol secara el agua con cloro de manera natural.

Entendimos más que nunca por qué Ajijic es un Pueblo Mágico, y esperamos con ansias que llegue el próximo día en que podamos perdernos entre las calles empedradas de este paraíso en la Ribera de Chapala.

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