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Oaxaca: viaje de sabores, texturas y pigmentos en la ciudad colonial

Artesanías de barro negro, textiles, capillas, alebrijes e iglesias de cantera verde saturan la mirada de color. Así es la ciudad Oaxaca, Ciudad Patrimonio desde 1987.

Por: KARINA LÓPEZ Swipe

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Con los primeros rayos del sol,
cobra vida una ciudad
que ha permanecido inmóvil
toda la noche.

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Puestos de artesanías recién se ponen, el olor a chocolate de mesa llega hasta la catedral, que resplandece en tonos amarillos y anuncia con su repicar de campanas que aún quedan alegrías.

Al acercarse el mediodía, no hay nada más refrescante que pasar por el Museo de las Nieves y recorrer la Plaza de Santo Domingo entre bocados de cacao, menta o cualquier otro sabor de todos los que ahí tienen.

Artesanías de barro negro,
textiles, capillas, alebrijes
e iglesias de cantera verde
saturan la mirada de color.

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Esta ciudad debería ser un destino obligatorio para cualquiera, pues distintas etnias, culturas, nacionalidades e idiosincrasias convergen en un ambiente que, aunque conserva su arraigo en la tradición, es por completo cosmopolita.

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Memorias del paladar

Hay sabores que jamás se olvidan,
recuerdos que se quedan
en la punta de la lengua para siempre.

No hay platillo más oaxaqueño que el mole negro y uno de los mejores es el que se prepara en la cocina de Celia Florián. Más vale reservar una tarde para comer en Las Quince Letras y entregarse a una sazón que ha pasado por tres generaciones de cocineras.

Otro imperdible es Origen, un restaurante de cocina de autor que rescata el sabor auténtico de los Valles Centrales. Distintos tipos de maíces, hierbas y chiles se combinan con pescados, carnes y mariscos para dar vida a platos frescos y espontáneos.

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Su chef, Rodolfo Castellanos, se ha encargado de preservar los sabores de la
Mixteca, Costa, Istmo, Cañada, Sierra Sur y Norte y presentarlos con una creatividad deliciosa.

Guacamole con ceviche, papas serranas revolcadas en chiles cuicatecos, molotes de plátano con queso istmeño, tacos de jaiba con pasta de frijol y quintoniles con queso de cabra son algunas de los deleites que aquí se pueden probar, todos maridados con distintos vinos y mezcales; un menú para recordar eternamente.

La noche
empieza con mezcal

Si bien es cierto que la ciudad de Oaxaca es fiesta todo el día, cabe mencionar que las noches tienen un encanto especial. Son muchos y variados los lugares que ofrecen diversión nocturna.

En el 209 de la calle 5 de mayo, se encuentra Sabina Sabe. Este lugar es perfecto para ir en pareja o conseguirse una, pues sus luces bajas y atmósfera íntima crean el ambiente propicio para cualquier idilio.

Para los amantes del mezcal, existe In Situ. Este bar, ubicado en Morelos 511, tiene una barra con más de 180 mezcales artesanales y tradicionales; la elección es difícil.

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También en el centro, en Allende 316, está Casa Estambul. Su especialidad es la mixología y el mezcal; la noche se va entre buena música, charla y tragos originales.

Otra de las particularidades de este espacio es la belleza de sus murales, pintados en su mayoría por el hijo de Toledo, mejor conocido como Dr. Lakra. Y para los que buscan adentrarse en serio en el mundo de esta bebida espirituosa, está la Mezcaloteca.

Este lugar con estilo vintage se halla en Reforma 506 y está dedicado a la conservación y difusión de los mezcales tradicionales y sus procesos de elaboración. La mejor opción aquí es pedir una cata.

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Sin ir muy lejos

A unos cuantos kilómetros de la capital oaxaqueña, se encuentra un paraíso de piedra y agua: Hierve el Agua. Desde lo alto de sus cascadas petrificadas, se puede contemplar todo el valle, en tonos que van del azul al verde y nadar en sus pozas templadas.

San Martín Tilcajete está a 40 minutos del centro. Aquí yace el reino de los alebrijes. Hay tiendas y talleres repletos de colores y seres fantásticos.

Entre el verde de la vida y el calor de la tierra, a tan sólo 10 km de Oaxaca capital, se ubica Monte Albán, sitio arqueológico de la cultura zapoteca.

A 50 minutos al sur de la ciudad, se encuentra Santiago Matatlán, mejor conocido como la Capital Mundial del Mezcal, donde la oferta de destilados es inagotable.

Un soplo de serenidad

City Centro Oaxaca, una estancia de ensueño, se encuentra en el barrio de Jalatlaco, a sólo 10 minutos del centro y ofrece servicio de transporte y bicicletas. Es una excelente opción para disfrutar en total calma una de las ciudades con más encanto. Un nuevo concepto de hospedaje: lujo y confort que distan del estilo empresarial que caracteriza la cadena City Express está el hotel City Centro Oaxaca

Por las mañanas, el perfume de la hierba llega hasta la terraza, donde el agua de alberca se mece apaciblemente. Cuenta con infinidad de rincones para retirarse en sosiego, leer un libro, beber un café o tomar una siesta.

La construcción ha sido remodelada
sin perder su toque antiguo,
pues conserva
parte del edificio original

de hace más de 300 años.

Arquitectura y diseño conviven en total armonía bajo tonos rosados que contrastan con el verde de la cantera.

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