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Sonora extraterrestre: entre desiertos, cráteres y manglares

Desde las dunas del Gran Desierto de Altar, hasta los exóticos manglares de la Isla Tiburón, Sonora tiene mucho más para ofrecer de lo que te imaginas.

Por: Iñigo Diego Fernández Swipe

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Entre el mar de Cortés y Arizona
se encuentra un mundo
desconocido
y que parece
sacado de otro planeta.

Si eres fanático de las experiencias diferentes, de paisajes de película, de naturaleza auténtica o te gusta aprender de nuevas culturas, y observar cielos estrellados entonces Sonora es un destino que debes conocer.

Aquí un recorrido de 3 días
por este destino extraterrestre:

Día 1: Isla Tiburón

Una isla sagrada y única
Sin duda se trata de un lugar diferente a cualquier otro que hayas conocido. Siendo la isla más grande de México con una extensión de más de 1,200 kilómetros cuadrados, es administrada por el gobierno de la comunidad comcáac, también conocida como seri; una de las comunidades indígenas del estado de Sonora que en su pasado fue seminómada.


……※……※……※……
Al llegar a la isla, nos bajamos en una pequeña playa que separa al Mar de Cortés de unos espectaculares manglares que fungen como fortaleza en donde fuimos recibidos por miembros de la comunidad quienes nos explicaron que esta isla es sagrada para su gente debido a que a lo largo de los años fue el lugar donde murieron decenas de personas en distintas batallas; nos colocamos en círculo y la líder del grupo empezó a cantar en idioma seri versos de bienvenida mientras a cada uno de los integrantes nos bendijo usando hierbas humeantes en señal de purificación.

 

Terminando la ceremonia agarramos los kayaks y empezamos a explorar y recorrer los manglares repletos de garzas mientras nos acercábamos hacia el corazón de la isla, con una contrastante vegetación desértica.

Al finalizar los kayaks, los comcáac nos pintaron la cara a su estilo y nos enseñaron un divertido juego tradicional hecho a base de conchas de mar y varas de madera. Despedimos el día con un descanso en la playa y una oración, emprendiendo el regreso a Bahía de Kino, en tierra firme.

Experiencia única:

Escuchar las historias de los comcáacs
rodeados de naturaleza virgen
y playas increíbles

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Día 2: Gran Desierto de Altar

El Sahara Mexicano
Amaneciendo emprendimos camino rumbo al Gran Desierto de Altar, donde nos recibió personal del centro de visitantes de la Reserva de la Biosfera El Pinacate y el Gran Desierto de Altar. De ahí caminamos un par de kilómetros hasta la zona de dunas que parecen sacadas de algún desierto en Medio Oriente.

No podíamos creer que estábamos en México y, asombrados, seguimos subiendo hasta el punto más alto desde donde se puede ver el Mar de Cortés de un lado, la cordillera blanca del otro y El Pinacate en el fondo.

Es impresionante ver cómo algunas de las dunas llegan a medir hasta 200 metros de altura, lo cual da la sensación de estar rodeado de arena infinita.


Por la tarde nos dirigimos a la otra sección de esta reserva famosa por sus enormes cráteres, El Pinacate. Con un paisaje completamente diferente nos empezaron a rodear saguaros y mezquites, una vegetación más propia del desierto de Sonora.

Nos adentramos en caminos de terracería para llegar a uno de los cráteres que conforman El Pinacate y que es conocido como El Elegante, nombrado así por su perfecta forma circular, con un diámetro de más de un kilómetro y medio y cientos de metros de profundidad.

Aquí recorrimos una parte del perímetro, maravillados por su inmensidad con el desierto de fondo, y después de tomar algunas fotos emprendimos de nuevo el camino de terracería hacia un campamento conocido como Tecolote.

Montamos nuestras tiendas de campaña para cerrar el día cenando algo ligero y disfrutamos de un cielo negro repleto de estrellas fugaces sin nadie a nuestro alrededor. Una noche como ninguna otra.

Experiencia única:

Deslizarse en las inmensas dunas de arena
y acampar bajo la bóveda celeste
en medio del desierto

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Día 3: El Pinacate

Cráteres volcánicos
que te hacen sentir en Marte
Nos levantamos temprano para recorrer el camino de 40 minutos hacia El Colorado. A diferencia de El Elegante, este cráter volcánico no es circularmente perfecto si no que tiene una orilla más alta que la otra y está rodeado de un terreno corrugado espectacular.

Su color y relieve nos recuerdan a esas imágenes que envían las misiones desde Marte e incluso se dice que la NASA envío en 1970 a la tripulación de la Misión Apolo 14 a realizar un entrenamiento intensivo a El Pinacate para su posterior viaje a la Luna.


Con este magnífico escenario terminamos nuestra visita y a la salida, como señal de despedida, vimos un halcón cola roja que parecía decirnos adiós de esta gran reserva de la biosfera.

Tomamos camino hacia Caborca, donde terminamos este espectacular viaje a Sonora disfrutando de una carne asada.

Experiencia única:

Caminar por el borde de El Colorado
sin nadie a tu alrededor

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