nupcias
Regresar a la edición
Pantalla completa Compartir Accesibilidad Tamaño de texto
A- A+
Animaciones
Iniciar sesión
Boda

El origen de ponerse de rodillas al pedir matrimonio

Desde las novelas románticas, las películas de amor y las pedidas de mano en la cotidianidad, ponerse de rodillas es ya una tradición, pero ¿de dónde viene? Imagen de Jonathan Borba.

Por: Mariel Otero Del Río Swipe

Continua en la historia

Swipe Desliza a la izquierda para continuar

Esta costumbre trasciende culturas y épocas, la cual marca el comienzo de una nueva etapa en la relación de pareja. No podemos negar que es uno de los momentos más románticos y trascendentes en la vida, sin importar quién lo haga.

Hay quienes realizan la pedida a lo grande con una producción impresionante y original, otros incluso en la intimidad de su hogar, pero casi en todos los casos se hace de rodillas. Pero, ¿de dónde viene el origen de ponerse de rodillas al pedir matrimonio? Aquí te lo contamos.

Ponerse de rodillas al pedir matrimonio es una tradición que ha perdurado a lo largo del tiempo y se ha convertido en un gesto casi universal de romance y respeto. Es una confirmación de amor para el otro, una promesa de una vida juntos.

━━━━━━━━━━━━
Este gesto tiene un origen histórico que se entrelaza con la cultura, la religión y la caballería. Aunque el protocolo indica que el hombre es quien debe arrodillarse, la costumbre se han ido modernizando al pasar los años. Por ejemplo, entre las parejas del mismo sexo (LGBTQ+) cualquiera de los dos se puede arrodillar, o incluso, actualmente hay mujeres que le piden matrimonio a un hombre.

Imagen de Katie & Christine

El origen de arrodillarse al pedir matrimonio

Aunque entre los historiadores no hay un común acuerdo de cómo empezó está tradición, hay indicios y teorías que lo pueden explicar.

El matrimonio en Roma

Primero nos vamos a ir hasta la Antigua Roma. En ese tiempo arrodillarse era un signo de respeto y sumisión. Los súbditos hincaban la rodilla ante sus emperadores como señal de lealtad y reverencia. Sin embargo, en Roma no se trataba de una propuesta matrimonial, sino un acto de reconocimiento de la autoridad de un otro.

Lejos de lo que significa hoy en día, el origen del matrimonio respondía más a una especie de transacción comercial y político que a un acto romántico. Así que, la unión de las parejas se debía más a intereses económicos y una mejor posición social.

Incluso, lamentablemente, las mujeres carecían de derechos y eran tratadas como propiedad, un bien con el cual negociar, y antes de pasar a ser de su esposo le pertenecía a su padre, pero si este no estaba presente era del familiar varón más cercano.

━━━━━━
También, en Roma nació el concepto de pedir la mano, donde existía una norma llamada “manus”, es decir, “mano” en español. En otras palabras, le daba el poder jurídico de propiedad de la mujer ya sea al padre o al esposo.

Entonces, cuando el pretendiente debía pedir que le cedieran el “mantus”, o sea, el poder de la mujer para que fuera ‘suya’, y no de una forma romántica.

Imagen de Laura Oliveira

La Edad Media

No obstante, la tradición de arrodillarse al pedir matrimonio tiene sus raíces más fuertes en la Edad Media. Ya para esta época la caballería y los códigos de honor eran fundamentales. Este gesto tiene una gran relevancia porque los caballeros lo hacían ante los reyes o al señor feudal.

Por ejemplo, recordemos que en la historia de ficción de George R.R. Martin ‘Juego de Tronos’, que está basada aproximadamente en esa época, arrodillarse es una promesa de lealtad, obediencia y honor, que cuando se le necesite para la batalla responda al llamado con su estandarte familiar.

También, es la posición que
toma al recibir su título de caballero.
Así que, es una señal de sumisión y humildad.

Por lo tanto, al trasladar este gesto al ámbito romántico, los hombres demostraban su respeto y devoción hacia la dama con la que compartía su afecto, rogando por su amor y compromiso. Por ello, hincar la rodilla ante una mujer era una promesa de servidumbre eterna y admiración.

━━━━━━
Por otro lado, en algunas religiones los creyentes deben arrodillarse durante momentos especiales en señal de sumisión, como en la oración para expresar respeto a su Dios y la voluntad de ponerse a su servicio. De este modo, al solo bajar una rodilla al pedir matrimonio es para no menospreciar o igualar la reverencia a Dios.

Imagen de Julian NYC Photo

El Renacimiento

En este periodo no solo reflejaba las tradiciones caballerescas de la Edad Media. Por lo tanto, el acto de arrodillarse toma un significado más simbólico, ya que era un tiempo en la que el amor cortés y las demostraciones públicas de afecto eran más comunes.

Por esa razón, arrodillarse para pedir la mano de una dama simbolizaba no solo respeto, sino también la entrega del corazón y la intención pura y divina de unirse bajo la institución del matrimonio, vista como un sacramento santo. Así que, este gesto reflejaba los ideales renacentistas de amor, belleza y devoción, además de la importancia de la religión al integrar lo sagrado con lo secular.

Por otro lado, en el Renacimiento fue una época que produjo muchas obras literarias y artísticas las cuales reflejaban las normas y valores sociales. De este modo, el amor y el matrimonio eran temas recurrentes en la literatura renacentista, con poetas y dramaturgos como William Shakespeare quien exploraba la complejidad de las relaciones románticas.

━━━━━━
Con este contexto de fondo, el acto de arrodillarse se popularizó aún más, convirtiéndose en un símbolo culturalmente reconocido de amor sincero y devoción.

Finalmente, al arrodillarse, el pretendiente expresaba su deseo de honrar y proteger a su amada. Así que, no era solo una muestra de humildad, sino también una declaración pública de la seriedad y pureza de la intención del hombre. Un cambio sutil pero significativo hacia la apreciación del amor romántico.

Imagen de Brittany Lo

La época victoriana

╬ En el siglo XIX, este gesto se consolidó como una práctica común en las propuestas de matrimonio. ¿Cómo olvidar ‘Orgullo y Prejuicio’ o ‘Sensatez y Sentimientos’ de Jane Austen?

Y es que, la sociedad victoriana era profundamente influenciada por la moralidad rígida, las tradiciones, las normas de conducta y su énfasis en las apariencias. Por lo tanto, las pedidas de mano seguían un protocolo muy estricto.

La moral victoriana era extremadamente conservadora, en consecuencia, la pureza y el decoro eran virtudes altamente valoradas. Mientras, en la época se vivió el apogeo del Romanticismo, un movimiento cultural que exaltaba las emociones, la naturaleza y la individualidad, sin olvidar la concepción del amor y el matrimonio.

━━━━━━
Como resultado, la pedida de mano se convirtió en un acto profundamente romántico, el cual se alineaba con la idealización del amor verdadero y eterno.

En cuanto a cómo se realizaba la propuesta, primero que nada, el pretendiente debía contar con el consentimiento de los padres de la futura novia. Una vez obtenido el permiso, la propuesta se llevaba a cabo en un entorno privado y controlado.

Entonces, el arrodillarse ante la mujer para proponerle matrimonio, era una muestra de consideración, no solo con la novia, sino también con su familia y los valores que esta representaba.

De hecho, las nupcias de la Reina Victoria con el Príncipe Alberto, tuvo una significativa influencia en las normas y pensar de la época. Ya que, fue considerada como una unión con base en el amor genuino, y así ayudó a popularizar la idea de que el matrimonio debería estar fundamentado en el afecto mutuo.

━━━━━━
También, aquí se ve el origen de entregar un anillo como símbolo de compromiso. El hombre, al arrodillarse y presentar la sortija, no solo ofrecía una joya de valor material, sino también un símbolo de su promesa de fidelidad y lealtad.

Además, éste, generalmente adornado con diamantes, era un reflejo del estatus social y del compromiso inquebrantable. Por lo tanto, el acto de arrodillarse con el anillo en mano se convirtió en un ritual que sellaba la promesa de amor eterno bajo las normas y expectativas victorianas.

Imagen de Cynthia Gabriella

Del siglo XX a la actualidad

╬  Claro que para este entonces, arrodillarse al pedir matrimonio se super popularizó gracias a las películas, la literatura y la cultura popular en general, los cuales contribuyeron a perpetuar este gesto como el estándar romántico.

Hoy en día, es una práctica común, aunque las parejas optan por formas más originales, personalizadas y únicas de propuesta. Sin embargo, el acto se ha mantenido como símbolo de respeto, amor y compromiso. ¡Enhorabuena! Debido a que en una era donde las tradiciones están en constante evolución, este gesto perdura como un enlace entre el pasado y el presente.

━━━━━━
Con el tiempo, afortunadamente, los matrimonios han evolucionado de ser una transacción comercial y utilitaria para convertirse en una celebración del amor entre dos personas.

Imagen de Natalie Briana Photography

¿Con qué pierna te arrodillas para pedir matrimonio?

Aunque el gesto es lo que importa, también hay una historia detrás de qué pierna debe arrodillarse. Aunque puede parecer un detalle menor, la pierna con la que te arrodilles puede tener más importancia de lo que imaginas.

En la antigüedad, como pudimos ver, cuando un hombre era nombrado caballero colocaba su rodilla en el suelo como muestra de respeto, obediencia y lealtad hacia la realeza. ¿Cuál usaban? Era la rodilla izquierda, ya que la derecha estaba reservada exclusivamente para Dios.

━━━━━━
Teniendo esto en mente, es coherente pensar que la rodilla izquierda es la que se posa en el suelo, ya que muestra un acto de amor y devoción hacia la futura esposa y no a una entidad divina.

Imagen de Marcus Silva

Sin embargo, actualmente hay otra vertiente, arrodillarse con la derecha se asocia con la oración, la humildad y la sumisión hacia algo más grande que uno mismo. Por lo tanto, este simbolismo refuerza la idea que una propuesta de matrimonio no es solo un compromiso con otro ser humano, sino con valores más amplios.

━━━━━━
Actualmente, usar la rodilla derecha es la elección más común, debido a múltiples factores como ser diestros y por costumbre. De hecho, es la norma aceptada porque tanto las películas, como series y representaciones artísticas la han popularizado esta postura, y se ha pensado que es la forma “correcta” de pedir matrimonio.

En resumen, ya sea la pierna izquierda o derecha, lo más importante es la intención y el amor que hay en una propuesta de matrimonio. Al final de cuentas, las reglas hoy en día están para romperse, y tanto una mujer puede arrodillarse ante un hombre, como una pareja de la comunidad LGBTQ+ lo puede hacer sin sentir presión al respecto, es completamente válido.

Lo de menos es con cuál rodilla sea,
sino la respuesta a la pregunta
“¿Quieres casarte conmigo?”.

Imagen de Through The Glass Paris 

También en esta edición

Compartir