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Eje cafetero colombiano, la joya que inspira películas y arranca suspiros (Parte 1)

Si estás buscando un destino perfecto para luna de miel con naturaleza y lujo, el eje cafetero de Colombia es, simplemente, perfecto. Esta es la primera de dos entregas (porque hay mucho que contar). Texto y fotos: Sandra Notario García

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¿Ya viste la película Encanto? Esta entrega de Disney nos muestra una cara de Colombia que muchos no conocen. Nosotros tuvimos el privilegio de explorar el Quindío y nos enamoramos. Así de simple.

Llegar a esta región, conocida como parte del eje cafetero, es muy fácil porque Copa Airlines inauguró recientemente un vuelo que aterriza en el aeropuerto de Armenia, su capital. Sentirán de inmediato la calidez de su gente, que recibe a los visitantes con el orgullo de que lo que tienen para compartir con el mundo es un verdadero tesoro. El viaje por aire desde Panamá dura apenas una hora, así que llegamos frescos como lechuga para empezar con las actividades.

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Desde el aire se aprecia el verdor maravilloso del Quindío, así que desde entonces ya estábamos disfrutando de lo que no esperaba. Esta región se ve retratada de manera magistral en la película de Encanto, así que casi en automático empezarás a cantar (aunque sea en voz baja como fue mi caso, porque afinada no soy) un curioso remix que va desde Gaviota hasta No se habla de Bruno (vaya forma de unir diferentes generaciones).

|| Nuestra primera parada fue en Café de Altura, a la que nos llevaron los expertos de Eje Mágico Travel, nuestros guías para todo el viaje.

Café de Altura es una finca familiar que está en el negocio desde hace 80 años. Son ellos mismos quienes te reciben y dan el recorrido por sus plantaciones.

Ubicado en Quimbaya, a media hora de Armenia, es un oasis donde se levantan también árboles frutales (probamos muchas delicias durante nuestra caminata). También vimos cómo se desarrollan las plantas de café y aprendimos del proceso de cosecha. Y claro, cantamos y cantamos como la Gaviota (insisto, es inevitable).

  ▘La familia Botero tiene una sazón magnífica. Con ingredientes locales y platillos sorprendentes, el taller de cocina es una experiencia que también vale la pena. Probamos cáscara de plátano (es la quinta foto de la galería) y agua de buganvilia. ¡Delicioso menú que sorprende a los sentidos!

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|| De ahí salimos a la carretera para llegar al lugar donde pasaríamos la primera de las tres noches de nuestra estancia en el eje cafetero. Para llegar al Rancho Anahata hay que transitar un camino intrincado y ¡vale la pena!

Este espacio mágico y reparador nos esperaba para desacelerar el corazón y enaltecer al alma. Podríamos decir que está en medio de la nada, pero para ser justos, se levanta en el corazón de Quinbaya y eso, es un privilegio.

         ▘ Este hotel tiene cabañas hermosas, espaciosas y muy cómodas. La terraza nos regala una vista de 10 a cualquier hora, pero les doy un tip: hay que levantarse tempranito para ver cómo la neblina cubre las colinas. Es un regalo de la naturaleza que no debemos perdernos.

La comida en el Rancho Anahata es exquisita, muy saludable. Y el spa es punto y aparte (aún me hace suspirar mientras escribo). El ayurveda, que hace hincapié en la buena salud y en la prevención, guía este espacio (y en realidad de todo el complejo).

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El segundo día salimos hacia el famoso Valle de Cocora -con la emoción de explorarlo pero con el sentimiento de que teníamos que regresar a Anahata-. Aquí se levantan con magistral gracia las enormes palmeras de cera. Declaradas como árbol nacional desde 1985, engalanan el paisaje como si fuera una postal. Ahora el lugar ha cobrado fama por la película de Disney, pero realmente tiene méritos propios para robar el aliento.

|| En esta zona hay actividades para todos los gustos (y capacidades físicas): desde una pequeña caminata y senderismo intrincado hasta ciclismo de montaña.

Cualquiera que sea tu elección, al terminar, pasen al restaurante Donde Juan B. La cocina es una delicia: casera, familiar, con ingredientes locales. Un clásico de clásicos que debes conocer. Ellos también tiene espacio para hospedaje y excursiones.

Con un poco de suerte te encontrarás al mismísimo Juan B (sí, existe) que es todo un personaje amado y respetado en la región.

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         ▘ Con el playlist de Encanto en la camioneta, dejamos atrás el valle para irnos a Salento, el departamento más antiguo del Quindío. Ahí recorrimos sus bellísimas calles, repletas de color, e hicimos una parada (que debe ser obligada para cualquier viajero que ame comer sabroso) en el restaurante Bernabé. Si hay calor, pidan una bebida refrescante de lulo con albahaca y déjense llevar por las recomendaciones del chef. ¡Esa cocina es una locura para los sentidos!

||  Guarden espacio para el final, porque sirven -entre otras cosas- un pastel de chocolate con un toque picante que no tiene desperdicio.

Y no olviden pararse en los balcones, ¡saldrá una foto que irá derechito a tu perfil de redes sociales!

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         ▘ En Salento hay mucho por hacer. Merece quedarse aunque sea un par de días. Y es que deben visitar también De Olier Chocolatl. Es otro negocio familiar, de un doctor retirado con su esposa e hijos, que enaltecen el cacao quindiano para convertirlo en creaciones fantásticas que hacen una fiesta en el paladar. Aunque es una marca joven, ya ha ganado varios premios importantes.

En De Olier vimos por primera vez una mazorca de cacao. Incluso, la probamos. También conocimos todo el proceso por el que pasa la fruta antes de que llegue a nuestra boca y claro está, disfrutamos de una cata guiada por la familia experta.

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Nuestra siguiente parada fue Filandia. Después de poco menos de una hora en la carretera, estábamos en otro de los departamentos del Quindío con mucho que ofrecer. Cenamos (¿ya se dieron cuenta de cuánto comimos?) en un famoso e imperdible: Helena Adentro.

||  El lugar estaba repleto y ahora entendemos por qué: ¡es lo máximo! Había una mesa VIP en la terraza, reservada para nosotros.

Nuestros anfitriones nos sorprendieron con una cena de degustación. Los ingredientes son cosechados por ellos y por campesinos de los alrededores. Todo fresco, sin conservadores y mucho corazón ante la estufa. Resulta una parada obligada…

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Nuestra segunda noche en el eje cafetero colombiano fue para el Hotel la Herencia. Es un lugar muy peculiar (y hermoso). Son varias casas, de diferentes estilos y capacidades, que comparten jardines bellísimos y hasta un lago.

||  Cada casa tiene su sello: van desde modernas, pasando por la tradicional colombiana hasta las de elegancia clásica. Puedes hospedarte en una habitación o rentar toda la propiedad. Es ideal para bodas con mucha clase.

Otro espacio bellísimo dentro de La Herencia es su guadual (un bosque de bambú) que está acondicionado con una plataforma para hacer montajes.

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         ▘ En el eje cafetero de Colombia no hay tiempo que perder, así que los días restantes fueron también de mucha actividad.

Preparamos nuestra propia fuente de chocolate, subimos a lo más alto de los cafetales, exploramos terrenos sinuosos en un JEEP -así como lo hacen los locales- y conocimos la hacienda que inspiró a la película Encanto.

Tengo mucho que contarles, así que los espero en la siguiente edición (abril) para continuar con este recorrido mágico.

 

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