En la edición anterior les comentaba que el amor no está en cuarentena. Hoy me atrevo a decir que es él quien nos sostiene. En tiempos como estos, novedosos y cambiantes, hay una sola cuerda de donde agarrarnos (una especie de hilo de vida invisible). Las parejas que pospusieron su enlace están viendo una luz al final del túnel, aunque todavía es tenue. Y esa es la realidad. No estamos cerca de terminar con la pandemia y mucho depende de nosotros cuánto tiempo queremos tenerla aquí.
Pero regresando al tema de las bodas en pausa, una tendencia se asoma: serán pequeñas e íntimas. Los especialistas coinciden en lo anterior y no solamente por un asunto de presupuesto, sino porque será más complejo reunir a un gran número de personas en el mismo recinto. Además, y lo que creo más importante, si para algo ha servido este cataclismo es precisamente para poner en orden nuestros afectos: no todos los conocidos son buenos amigos ni toda la familia es cercana. Entonces los novios optarán por tener en el día más importante de sus vidas a los que realmente importan, a quienes se lo merecen.
Una posibilidad más tangible son las bodas en la playa, pues el escenario al aire libre resulta perfecto para los tiempos que vivimos. Por eso dedicamos gran parte de esta entrega a los enlaces frente al mar.
Hablamos de las siluetas y las tallas, un tema que a todas las mujeres nos atañe. Se puede convertir en un verdadero dolor de cabeza si no es bien abordado. Por suerte, los cuerpos reales ganan terreno y al respecto, las opciones nupciales ofrecen verdaderas bellezas para caminar al altar.
Gracias por confiar en nosotros. Nos fascina ser tu aliado mientras preparas el gran día. ¡Felicidades por tu boda y por el amor que se profesan!
@sandranotario