Malinalco a cielo abierto
¿Glamping? ¿ Un domo geodésico? Aunque no tenía idea de lo que me esperaba, decidí aventurarme. El resultado: una de las escapadas más románticas de mi vida.
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Malinalco queda tan cerca de la ciudad de México que aún no entiendo por qué dejé pasar tanto tiempo sin ir a disfrutar de sus encantos. Mi último viaje fue hace 20 años (que muy a pesar de lo que diga Gardel en su tango, sí es bastante). Me invitaron a pasar un par de días en un glamping y no sabía qué esperar. ¿Domo geodésico? ¡Sabrá Dios! Se ve bien en fotos, pensé…
Llegamos a Malikualli con muchas ganas de descansar, de sentir cerquita a la naturaleza y respirar aire puro. En el camino vimos unas esferas blancas. ¡Ahí está nuestra habitación!, exclamé.
El ambiente en Malikualli es absolutamente familiar. Sus propietarios, generalmente, reciben a sus huéspedes. Son cálidos, sencillos y te hacen sentir bienvenido. ¨Escalamos¨ a nuestro domo romántico y antes de cualquier otra cosa, pusimos el jacuzzi de la terraza a llenar. Acampar nunca fue tan cómodo: nuestro domo tiene puertas, ventanas, una cómoda cama, artesanías de la región, un baño privado (y equipado) y una vista de 10.
Poco tiempo después recibimos con los brazos abiertos unas tablas de quesos, carnes frías y otras delicias. ¡Estábamos en nuestro nidito de amor, lejos de todo, con privacidad total y así, disfrutamos del atardecer que ese día se pintó de naranja!
En la noche montaron, también en nuestra terraza, una cena romántica a la luz de las velas. Un fotógrafo nos hizo una sesión espectacular y brindamos por el amor.
He de confesar que dormimos como bebés. Nos despertaron los sonidos de los animales, cuyo hábitat no molestamos en lo absoluto. De hecho, todo el complejo es sustentable y tiene un profundo respeto por el medio ambiente. Desayunamos como reyes (también en nuestro domo) y nos preparamos para explorar la zona.
La verdad es que la estancia en Malikualli puede estar repleta de calma o de aventuras. Nosotros escogimos un mix de los dos.
Con un guía del campamento, nos fuimos de paseo en cuatrimoto. ¡Es de lo más divertido! Conocimos la ciudad desde las alturas, exploramos un nacimiento de agua y nos tomamos muchísimas fotos.
Para los más intrépidos hay tirolesa, escalada y hasta vuelo en parapente.
Hicimos una parada en un valle con una vista imponente, pero eso no fue todo: el equipo de Malikualli nos había preparado un picnic que sin duda, se quedará para siempre en nuestro recuerdo.
Para la noche, teníamos reservada una de las actividades que más curiosidad despertaba en mi: cine en la cueva.
En una formación natural dentro del campamento, podrán disfrutar de su película favorita. ¡Todo es tan acogedor! Tendrán boletos de entrada con una foto de ambos, palomitas, una cena deliciosa y muchas sorpresas más.
De esta y otras actividades de ensueño se encarga Punto Romántico. Ellos son los expertos en crear momentos especiales. Platícale de tus deseos, conviértelos en tus confidentes y ellos lo harán realidad.
Cada detalle está cuidado con esmero. Actualmente hay tres domos y les comparto un tip: reserven para ir entre semana. Así podrán encontrar lugar más fácilmente y todo el espacio será prácticamente suyo.
Mestizo, una aventura gastronómica en Malinalco
¡Qué rico se come en Malinalco! El restaurante Mestizo cautivó nuestros paladares. Su chef Carlos y todo el equipo son excelentes anfitriones. ¡Te hacen sentir como en casa, con buena bebida y excelente comida! ¿Quién se querría ir de semejante banquete?
Aunque el menú es variado, la cocina oaxaqueña tiene un lugar muy importante en la carta. Y claro está, el mezcal. De hecho, puedes agendar una degustación (vale mucho la pena) y preparar tu propia bebida de curado de mezcal para tu boda. ¿Imaginas qué sorpresa tan linda y personalizada para tus invitados?
Todo lo que comas y bebas en Mestizo es garantía, pero no debes perderte la bebida de casa (la suculenta) y ¡las tlayudas! Tienen además un pastel de chocolate que será el cierre perfecto para una comida de 10.
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