emprendedor
Regresar a la edición
Pantalla completa Compartir Accesibilidad Tamaño de texto
A- A+
Animaciones
Iniciar sesión
Portada

¿LAS FRANQUICIAS SON GARANTÍA DE ÉXITO?

Para hacer que funcione este modelo de negocio es necesario que sigas ciertas reglas. Aquí encontrarás las ocho más relevantes.

Por: Claudia Sheppard Swipe

Continua en la historia

Swipe Desliza a la izquierda para continuar

El universo del emprendimiento es tan diverso como lo imaginemos. Existen iniciativas personales que, sin tal vez sospecharlo, se vuelven negocios súper rentables, como quienes deciden comercializar la receta familiar de un platillo que había sido guardada celosamente por generaciones.

Otras personas optan por atacar nichos muy peculiares, como el de spas para mascotas (hay docenas de ideas en internet sobre este servicio), la confección de ropa “antirrobos” o la pintura que repele insectos, por decir solo algunos.

Hay quienes ven muy arriesgado empezar un negocio desde cero y consideran más seguro el modelo de franquicia. Este ofrece ventajas a primera vista: el modelo ya está desarrollado y probado, no siempre requiere que tengas conocimientos de administración o empresariales, y cuentas con el respaldo de una marca experimentada que te asistirá en tu operación.


Un exitoso empresario me dijo una vez que las franquicias son como un hijo: si tienes la fortuna de ser madre o padre, sabrás que los hijos ya vienen “armados”, no hay que construirlos ni ensamblarlos. Ya vienen con su corazoncito, sus riñones, sus ojos; no hay que ir a comprarlos al mercado ni estudiar un pesado manual para colocarlos en su lugar y hacer que funcionen.


Sin embargo, los hijos no son capaces de valerse por sí mismos sin el apoyo de sus padres. De hecho, los primeros años de su infancia son altamente dependientes de sus papás. Si ellos no los cuidan, no los alimentan, no les transmiten afecto ni les enseñan a valerse por sí mismos, es probable que mueran.

Las franquicias y proyectos “llave en mano”, prosiguió el empresario, se parecen mucho a los hijos. El concepto del negocio ya está desarrollado, probado. Pero para que funcione, no basta que ya venga “pre-armado”: requiere del esfuerzo del emprendedor para que funcione, crezca, madure y genere ingresos de manera constante y ascendente.


Es cierto que, a diferencia de otros modelos de negocio, el de franquicias tiene sus ventajas. Te ahorra el trabajo de diseñar un modelo que pruebe funcionar en el mercado. Pero eso no significa que funcione solito, sin tu intervención directa. Sería como esperar que un recién nacido fuera capaz de cambiarse solito los pañales o de hablar sin que nadie se lo enseñara.

Lo triste es que hay quienes creen que así funcionan las franquicias: invierten mucho capital en una (incluso arriesgan su patrimonio, con la expectativa de multiplicar su capital), la instalan siguiendo al pie de la letra el modelo de negocio y luego suponen que los clientes llegarán solos y a granel a comprar sus productos, y descubren aterrados que no está funcionando como esperaban. Como los clientes no llegan solitos, empiezan a “canibalizar” su inversión y a descuidar su operación, llevándola a una ruina segura. La operación del negocio es tan relevante como el diseño del modelo.



Recuerda que las franquicias no son un “fondo de inversión”. Son un negocio que requiere de tu atención e intervención. Tampoco son ideas modificables, sujetas a la creatividad del franquiciatario. Ten presente que sus reglas ya han sido probadas con antelación; ahórrate los errores que otros cometieron antes, y pon tu confianza en el proceso.

Finalmente, aprovecha todos los apoyos que ofrezca la franquicia, pon todo tu esmero en su operación y cuídalo como si fuera tu propio hijo. Ya verás los resultados.

Claudia M. Sheppard es emprendedora mexicana, estratega y coach de negocios, CEO y Fundadora de The Latin Powerhouse. Puedes escribirle a: [email protected]

También en esta edición

Compartir