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Borregones abrazan las costas michoacanas

Por: Alejandro Prieto Swipe

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Jazael Melgoza

Los paisajes contrastantes de Michoacán son el escenario perfecto para recibir a diversas especies que, año tras año, emigran de otras partes del mundo para pasar el invierno en los bosques, lagos y playas michoacanos.

Ejemplo de ello
es el pelícano borregón.

● Pelícano Borregón

Durante la temporada de invierno, la Isla de Petatán se llena de miles de pelícanos borregón que llegan desde Canadá para pasar una temporada más cálida en tierra michoacana.

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Cada año llegan aproximadamente veinte mil ejemplares, comenzando con los más viejos de las colonias.  

Los pescadores de la región acostumbran alimentar a esta ave al caer la tarde, momento ideal para acercarse y conocerlas. La temporada empieza a mediados de octubre y termina en marzo, cuando el pelícano emprende su viaje de vuelta a Canadá. 

La isla de Petatán se encuentra en el municipio de Cojumatlán de Régules, a menos de dos horas de Zamora.

Qué hacer

Cojumatlán es un pequeño municipio ubicado a escasos 15 minutos de la Isla de Petatán, en este lugar puedes visitar la Parroquia del Señor del Perdón.

Esta localidad se caracteriza por la elaboración de huaraches de estilo purépechas.

Y si de comer se trata, por la cercanía con el Lago de Chapala, puedes degustar un tradicional caldo de pescado, hueva (tradicionalmente conocida como caviar) y charal empanizado, platillos típicos de la región.

El viaje

Salimos desde la ciudad de Guadalajara y tomamos la salida hacia Acatlán de Juárez, a través de la carretera núm. 15 con dirección al pueblo de Mazamitla. 

Crónica de encuentro cercano
del tipo “Borregón”

El primer encuentro fue inolvidable. Miles de pelícanos blancos acicalando su plumaje justo a la orilla del lago.

Era un escenario simplemente asombroso, el sol a nuestras espaldas iluminando las aves lo hacía aún más interesante. Intentamos acercarnos pero la enorme parvada nos permitió hacerlo sólo a distancia. Preparamos nuestro equipo y comenzamos a fotografiarlos.

El hermoso contraste de sus gruesos picos amarillos y su blanco y brillante plumaje es sin duda lo que más me apasiona de estas aves, su forma de caminar es sumamente cómica, tambaleándose de un lado a otro. 

Estas aves pueden alcanzar
los 15 kg de peso
y una envergadura
de hasta 2.9 metros.

Único de esta especie es una cresta en la parte superior de su pico que los diferencia de otros plumíferos. Después de un tiempo fotografiándolos se nos acercó un pescador local y nos preguntó si queríamos verlos más de cerca, a lo cual inmediatamente contestamos que sí.

La gran mayoría de la gente en el pueblo de Petatán, así como en muchos pueblos alrededor del lago, dependen en gran medida de la pesca.

En el pueblo existen varias cooperativas de pescadores que a diario limpian y separan los esqueletos del pescado. Los pelícanos se alimentan con este desperdicio del pescado fileteado que puede llegar a ser hasta 10 toneladas al día.

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Tomé una carretilla llena de esqueletos e inmediatamente la enorme parvada de aves comenzó a caminar hacia nosotros de forma sincronizada, golpeándose unos a otros en busca del alimento, hubo un momento en el que nos rodearon, independientemente del hambre que tengan siempre guardan cierta distancia debido a que son animales salvajes.

Aunque no sean una especie ruidosa se puede sentir el aroma y el sonido de sus alas.

El lago se pintó de colores suaves por el reflejo del sol ocultándose en el horizonte. Tristemente se hacía tarde y tuvimos que regresar, felices de haber vivido esta experiencia maravillosa.

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