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LA COLABORACIÓN EN LA ECONOMÍA DEBE SER EL CAMINO

Aprovechemos el nuevo año para derribar el mito de la Competencia en la economía y demos paso a la Colaboración. Es la respuesta que desde el emprendimiento el mundo necesita.

Por: Dr. Marcelo S. Tedesco* Swipe

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2023 está a unas cuantas semanas y la incertidumbre que se exacerba al pensar en los desafíos futuros pareciera que nubla nuestra visión estratégica. Me explico: imaginamos escenarios desastrosos y nos enfrascamos siguiendo los mismos caminos que nos ha llevado hasta aquí, cuando la respuesta la tenemos al alcance de la mano.

A pesar de la evidencia irrefutable que la solución a los retos más grandes de humanidad, incluyendo la pandemia, han venido de la colaboración, insistimos en impulsar la competencia como motor de desarrollo, tanto social como económico. En más de 150 años de investigación, no se ha encontrado evidencia de que la competencia sea un mecanismo sostenible de relaciones que nos conduzcan al desarrollo.

 


Entiendo que como lector esto puede ser contraintuitivo, pero en los círculos académicos sabemos desde hace décadas que la economía neoclásica que impulsa la competencia, e imaginarios como el libre mercado o el equilibrio competitivo, se han convertido en dogmas, al borde de ser una religión, una ideología.

Para los científicos que nos dedicamos a entender fenómenos sociales nos resulta contraintuitivo lo contrario. Es decir, la economía es una ciencia social que no puede separarse de la sociología, ni de la biología, ya que es un sub-sistema de la sociedad y sus agentes (los seres humanos), además de sociales, somos eminentemente biológicos.

A contramano de lo que se cree popularmente, el ser humano es cooperativo. A pesar de que en los últimos siglos nos han educado para creer que la competencia es el motor de la evolución, desde el punto de vista social hoy se sabe que el ser humano no es competitivo. Esta conclusión es pura ciencia; lo que enseñan todavía en las escuelas económicas escolásticas y de negocios es ideología.


La única razón por la que existe la vida es porque los ecosistemas están en equilibrio homeostático –fenómeno que en biología se definen como “relaciones benéficas”–. Es decir, a mayores relaciones benéficas (mutualismo, cooperación, etc.), mayor capacidad homeostática, mientras que a mayores relaciones no benéficas (competencia, parasitismo, depredación), menor capacidad homeostática. Esto es un hecho científico.


Por años, se ha popularizado que la competencia es el principal mecanismo de evolución en la biología y de esta idea se desprende que lo mismo ocurre en la economía. Nada tan alejado de la realidad. Toda la evidencia en la biología evolutiva apunta a que son los mecanismos de cooperación lo más recurridos para sobrevivir y evolucionar.

Si continuamos equiparando a este fenómeno biológico con lo que sucede en la economía, a medida que aumenta la colaboración entre los actores económicos y se desarrolla una mejor estructura para colaborar, la eficiencia del ecosistema económico, la robustez y capacidad de resiliencia aumentan a la vez que se reduce su propensión al colapso, esto lo hemos comprobado en decenas de estudios en economías de todo el mundo.


Otro de los efectos positivos de la colaboración sobre la economía es la eficiencia en la utilización de los recursos. Deteniéndonos un momento a meditar, nos daremos cuenta de que no es un secreto que la competencia desmedida lleva a la depredación de los recursos tanto sociales como ambientales. Es justamente este enfoque competitivo el que nos ha llevado a los límites en los que vivimos en estos momentos. Sin embargo, habrá que considerar también el papel que juegan las motivaciones en la manera en la que construimos relaciones y en la forma en la que desarrollamos negocios.

Siguiendo la misma línea de pensamiento, aquellos que desarrollan negocios por su propio beneficio, a través de la competencia, aportan desequilibrio al ecosistema económico; mientras aquellos que desarrollan negocios por el beneficio del ecosistema mismo (económico, social y natural) aportan a mantener el equilibrio ecosistémico.

 


Se acerca el nuevo año, 2023, seguirá plagado de desafíos. Personajes viejos y arcaicos nos mantienen al borde del colapso justamente por mantener la competencia como una solución.

El mundo requiere de un cambio de pensamiento radical, en la forma en la que nos relacionamos, en la forma en la que hacemos negocios y en la forma en la que interactuamos con nuestro medio ambiente.

El Dr. Marcelo S. Tedesco es Fundador y Director Ejecutivo de Global Ecosystem Dynamics (GED), Investigador Afiliado al MIT, conferencista TEDx y asesor de organismos multilaterales, gobiernos y transnacionales. Síguelo en Ig: @marcelotedesco

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