
El futuro de la publicidad en streaming: de la interrupción al valor
La disrupción del streaming no solo transformó el entretenimiento: ahora redefine el modelo publicitario, abriendo nuevas oportunidades de negocio donde los datos, la personalización y la experiencia del usuario marcan la pauta.
Por: Sylvia Hernández BenítezContinua en la historia

| Audiencias saturadas de información
La publicidad digital lleva años corriendo detrás de los usuarios, pero nunca alcanzándolos del todo. En un ecosistema donde todo evoluciona a la velocidad de un clic, los anuncios siguen siendo, en gran medida, intrusivos, repetitivos y poco creativos. No sorprende que millones de personas estén dispuestas a pagar para no verlos: en Spotify, por ejemplo, más del 60% de sus ingresos globales provienen de suscripciones prémium, donde el beneficio estrella es escuchar música “sin interrupciones”.
Vivimos en una era de sobreexposición. Según un artículo de la agencia Red Crow Marketing, una persona está expuesta a entre 4,000 y 10,000 anuncios cada día, aunque apenas presta atención consciente a menos de 100 de ellos, lo que convierte la publicidad en un ruido de fondo que cada vez menos gente escucha. Este bombardeo constante ha reducido la efectividad de los anuncios tradicionales. Los consumidores desarrollaron un superpoder: ignorar, se han vuelto expertos en bloquear o pagar para evadir la publicidad. En este contexto, el streaming no es la excepción: banners dentro de la aplicación, anuncios de audio repetitivos y videos antes del contenido siguen replicando fórmulas del pasado, sin adaptarse a los hábitos reales de las audiencias.

| Un consumidor que exige relevancia
La nueva generación de usuarios no busca más anuncios, sino información relevante, personalizada y con valor añadido. Ya no basta con mostrar un producto: el consumidor espera que el contenido le resuelva una necesidad, conecte con sus intereses o le aporte un beneficio tangible. De ahí que los algoritmos de recomendación —tan efectivos en música y películas— deberían inspirar también la reinvención de la publicidad.
Ante la era de la inteligencia artificial, nos es imposible imaginar campañas dinámicas que cambien según el estado de ánimo del usuario, el momento del día o el tipo de contenido que escucha o ve. Una publicidad que no interrumpe, sino que acompaña y se convierte en parte de la experiencia, casi indistinguible de la narrativa que el usuario eligió.
Esto significa un cambio radical en el enfoque: pasar de mensajes masivos a experiencias que se sienten únicas. Si los algoritmos de streaming pueden recomendarnos la playlist perfecta para un día lluvioso, ¿por qué la publicidad no puede operar con la misma inteligencia?

| Publicidad invisible: cuando el mejor anuncio es el que no parece un anuncio
Así pues, teniendo claro que el consumidor huye de la interrupción y la saturación, la publicidad que tiene más valor no es la que grita más fuerte, sino la que logra “camuflajearse” dentro de la experiencia. A este fenómeno se le ha comenzado a llamar “publicidad invisible” o “silenciosa”: mensajes tan bien integrados en el contenido, el contexto o la narrativa, que el usuario no los percibe como un anuncio, sino como un aporte natural a lo que ya disfruta.
¿Por qué tiene tanto valor?
Rompe la barrera del rechazo publicitario: al no interrumpir, la audiencia no lo vive como una imposición, sino como un acompañamiento.
Genera engagement real: al sentirse parte de la experiencia, el mensaje se recibe con mayor apertura y curiosidad.
Se percibe como valor, no como intrusión: el consumidor siente que el contenido le da algo (información, inspiración, utilidad), en lugar de quitarle tiempo.
Se convierte en memorable: la sutileza genera impacto emocional más duradero que el bombardeo repetitivo.

| 2030: un vistazo al futuro
Hoy más que nunca, las marcas tienen la oportunidad de crear anuncios que se perciban como parte del contenido y no como su enemigo. Si hoy el streaming aún arrastra esquemas del pasado, en 2030 podríamos vivir un escenario radicalmente distinto:
Publicidad emocional asistida por IA: campañas que adaptan tono, voz y estilo de acuerdo con el estado de ánimo detectado en tiempo real (por tu música, ritmo de consumo o incluso la biometría de tus dispositivos).
Anuncios conversacionales: marcas que hablan contigo dentro de una playlist o un episodio de podcast como si fueran un personaje más, listos para responder preguntas o personalizar ofertas.
Experiencias inmersivas: la publicidad no interrumpe, sino que se convierte en un “extra” dentro del contenido: escenas alternativas, playlists temáticas, acceso backstage o minijuegos interactivos vinculados a tus series favoritas.
Publicidad opt-in: en lugar de opt-out, el usuario elige cuándo y cómo quiere interactuar con la marca, a cambio de recompensas tangibles como meses gratis, productos exclusivos o acceso a eventos.
El futuro de la publicidad en streaming no es saturar con más mensajes, sino crear interacciones que cada quien elija, recuerde y comparta. Las plataformas deberán pasar de vender “espacios de interrupción” a diseñar momentos de conexión.
En un mundo donde la atención es el bien más escaso, la publicidad que sobrevivirá será aquella que logre desaparecer como ruido para convertirse en valor. Alcanzamos al futuro o el futuro nos alcanza. AN
La Maestra Sylvia Hernández Benítez es Business Strategy Advisor (Business Transformation, Corporate Strategy, Strategic Innovation, Marketing & Communications).
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