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Reportaje

La mercadotecnia y la perspectiva de género, elementos clave para garantizar reputación de marca

Aplicar la perspectiva de género tiene muchas ventajas que pueden capitalizarse en los negocios. Cuando se tiene una visión más amplia, mayor es el alcance y la posibilidad de llegar a los puntos más lejanos. Sobre todo, cuando se trata de campañas de mercadotecnia y ventas.

Por: María Isabel Pérez Swipe

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| Una herramienta poderosa

Algunos de los beneficios de aplicarla es que aumenta la productividad, disminuye la rotación de personal, genera fidelidad del personal, incrementa, los ingresos y reduce los riesgos. Esto puede significar grandes cantidades de ahorro y también grandes cantidades en ingresos por ventas

Cuando se requiere impulsar ventas, sobre todo en estos tiempos de pandemia; se necesita demostrar que hay la suficiente sensibilidad para observar las necesidades actuales de las personas que nos compran. Requiere de considerar la dimensión humana con sus transformaciones y tendencias. Se debe tener en mente siempre, que es la gente la que nos compra y aunque parezca obvio, no lo es.

Una organización que no considera el importante momento evolutivo de la sociedad y el reflejo pujante de la diversidad hará de sus políticas y procesos internos, elementos que pronto reflejarán la esterilidad y falta de conocimiento del mercado al que quiere llegar.

Cuando una organización está consciente del entorno, entonces considera herramientas que aparentemente nada tienen que ver con la estrategia de mercadotecnia y ventas. Cuando tienen visión de largo alcance, saben a ciencia cierta que la diversidad e inclusión son elementos poderosos para permanecer en los mercados de hoy.

Una de estas poderosas herramientas se llama: perspectiva de género.

La perspectiva de género (PeG), es considerada una herramienta imprescindible para entender y contextualizar la información que producimos y difundimos, pero también para equilibrar las situaciones en donde las personas se encuentran en desventaja.

Es una herramienta tan poderosa, que permite ver las necesidades específicas de los grupos humanos que conforman la sociedad.

| ¿Qué pasa cuando no se entiende la PeG?

Recientemente vimos el desafortunado caso de la empresa Six Flags. Un acto de discriminación provocó en la sociedad y particularmente en la comunidad LGBTIQ+ una respuesta de indignación y enojo, por demás lógica y justificada.

Esto condujo a un fenómeno de respuesta mediática a través de redes sociales a una velocidad impresionante. Este hecho tuvo gran alcance poniendo la marca de un negocio que teóricamente compartía el respeto por la diversidad según sus campañas, en verdaderos aprietos legales, reputacionales y mercadológicos. La respuesta ante este hecho, no se hizo esperar por parte de la directiva de la organización, pero el daño ya estaba hecho y con todo y su disculpa pública, la sociedad no quedó contenta debido a la evidente falta de visión incluyente y diversa que también reflejó su disculpa pública.

Esto es justamente lo que pasa cuando no se toman en serio herramientas que puedan ser de utilidad para sensibilizar al personal de una organización en temas de género, igualdad, diversidad e inclusión.

La perspectiva de género no es tan simple. Va más allá de un color. Va más allá de ondear banderas de colores.

Es un proceso educativo al que tiene que someterse el personal de la organización (incluyendo al gobierno corporativo claro está); para estar en posibilidad de permear esta filosofía y aplicar la herramienta con verdadera eficacia.

Cuando proyectas diseños y estrategias para el mercado femenino por ejemplo (porque la perspectiva de género no sólo se enfoca a mujeres); se deben considerar las dimensiones de género para un diseño de producto.

Una poderosa herramienta estratégica de las organizaciones se llama: perspectiva de género.

| Dimensiones para considerar

Cuando se analizan los productos y la experiencia de uso del producto, desde la perspectiva de género es esencial distinguir entre las siguientes dimensiones:

  1. La dimensión del valor
  2. La dimensión de función/beneficio
  3. La dimensión de la interacción
  4. La dimensión estética
  5. La dimensión de comunicación

Cada una de estas dimensiones puede ser basada en género, es decir; todos los grupos y sus identidades de género.

El análisis del portafolios de productos, muestran que todas estas dimensiones necesitan ser integradas con un acercamiento común de lo que reflejan, por ejemplo, las preferencias de las mujeres por el diseño del producto, enfocada en la mujer para dar la mejor experiencia de uso de producto. ¿Qué pasa si el diseñador o diseñadora desconocen que la erradicación de estereotipos ya debe ser un must en la práctica organizacional? Seguramente propondrá estrategias como las de las empresas antes citadas. Y se pone aún más interesante el análisis cuando estas dimensiones incluyen no sólo mujeres como única vertiente de género, sino incluye el análisis y estrategia orientada a responder a la diversidad en general (de las personas cisgénero y de la comunidad LGBTIQ+).

| Los errores se pagan

Cuando se implementan acciones basadas en estudios de necesidades específicas de la diversidad de personas, culturas, idiosincrasias en el área de mercadotecnia, ventas y recursos humanos, los resultados son sorprendentes.

Cuando se desconoce la importancia de aplicar la perspectiva de género en el área estratégica como es el área de ventas, podemos estar dejando de ganar miles a falta de una buena capacitación que muestre al personal que hace contacto con las y los clientes, cómo el trato en el punto de venta puede significar entre comprar o dejar de comprar un artículo o servicio, o hasta de ser objeto de una campaña de repudio social contra una marca que puede costarle la vida a la empresa en el mercado.

Pero ¿de qué sirve tener estos datos si el vendedor o vendedora, no se sabe conducir con una persona y no cuenta con un eficaz entrenamiento en perspectiva de género?

Es sabido que son muchos los prejuicios que nos mueven aún a toda la sociedad. Cuando se vive bajo los influjos de los estereotipos, se corre el riesgo de discriminar. Los clichés han deformado nuestra forma de ver el trabajo, las ventas, las estrategias etc. Para resolver este reto, se hace necesario deconstruir y reconstruir el pensamiento que nos lleva a la acción. Es por ello por lo que insisto en la capacitación y consultoría en términos de género y diversidad. Estoy convencida que esto es el inicio de una gran estrategia de igualdad en toda organización. AN

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