AN • ¿Cómo descubres tan importante ubicación?
JAVIER ; Creo que se conjuntaron varios hechos: visión, suerte, ociosidad y hasta la pandemia. En abril del 2019, cuando toma fuerza la COVID-19 y nos vamos todos a casa ‒que ha sido el momento más crítico para los restaurantes, de que yo tenga memoria‒ estaba tan desesperado de no hacer nada, que salí a dar una vuelta por las principales avenidas de la ciudad. Me topé con un letrero enorme de lo que hoy es el edificio del Hotel Ritz-Carlton.
Ver esa edificación, su ubicación y la altura que tendría, despertó mi interés por abrir algún restaurante ahí. Me di a la tarea de buscar los datos de la empresa corredora y llegué hasta el dueño del inmueble, con quien hice una buena negociación. Firmamos el contrato en septiembre del 2020 y me dieron un año de gracia, que es más del tiempo que se acostumbra; pero, dado el escenario que vivíamos, nos pareció oportuno para ambos. Como ya contaba con la representación de la marca Hakkasan, pude abrir prácticamente un año después el Ling Ling, con el apoyo de mi socio, Miguel Kuri.
AN • ¿Cómo han sido los primeros meses del Ling Ling?
JAVIER : Extraordinarios. Más allá de su privilegiada ubicación, decoración y diseño ‒este último a cargo de Javier Sordo Madaleno‒, su propuesta culinaria, fundamentada en influencias japonesas, tailandesas, vietnamitas, cantonesas y coreanas, ha sido todo un éxito.
No hemos escatimado en nada. Hemos invertido más de 90 millones de pesos y contratado a 150 personas, tanto en puestos operativos como administrativos, para que los 260 comensales, que es el cupo máximo que recibimos, se sientan como en su casa.