México y su reputación global: un activo en pausa
Siendo una de las 12 economías más grandes del mundo, México debería estar en la primera fila de los destinos globales para inversión, manufactura avanzada y cadenas de valor. Sin embargo, las métricas de reputación internacional, de apertura para negocios y de competitividad muestran que, más que avanzar, el país está atrapado en un corredor de oportunidades desaprovechadas.
Por: Sylvia Hernández BenítezContinua en la historia
| Clima de negocios y competitividad: la falla estructural
En distintas dimensiones del concepto Marca País, México mantiene activos innegables como su patrimonio cultural y atractivo turístico, de acuerdo con el Brand Finance Global Soft Power Index 2024. Sin embargo, en el ranking general que refleja la influencia y reputación global, México ocupa el lugar 41 a nivel mundial. Esto refleja lo que ya era visible: que se puede tener “marca de turismo” (patrimonio cultural, clima, playa, gastronomía, etcétera) y aun así tener una marca deficiente para negocios, inversión y cadenas globales de valor.
El indicador “Open for Business” de la encuesta U.S. News & World Report – Best Countries ya había mostrado una caída dramática: de la posición 41 en 2018 a la 63 en 2023. En 2024, aunque no hay datos públicos exactos para ese indicador específico, los análisis de flujos de inversión y competitividad confirman que la debilidad persiste. Por ejemplo, según la base de datos de la World Justice Project (WJP), México está entre los países con los niveles más bajos de Estado de derecho, factor fundamental para atraer inversión: en la edición 2024 del índice global aparece en una posición cercana a la 116 de 142. A nivel interno, el Índice de Estado de Derecho en México (IEDMX) 2023-24 arroja un promedio nacional de apenas 0.41 en una escala de 0 a 1, lo que indica que en promedio los ciudadanos perciben débiles los controles institucionales, la rendición de cuentas y la seguridad jurídica.
En materia de inversión extranjera directa (IED), aunque México sigue siendo un destino relevante, los números revelan una paradoja: la entrada de capital crece, pero las nuevas inversiones —las que implican expansión genuina de instalaciones en manufactura o tecnología— van más lento. De hecho, el reporte de la edición 2024 de la United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD) ubicó a México con flujos de IED de aproximadamente 36,000 millones de dólares en 2023, manteniéndose ese nivel en 2024. Sí, México atrae capital, pero ¿lo hace bajo condiciones que generen valor agregado, desarrollo tecnológico y reputación de país serio para la inversión global?
| Transición política sin reformas estructurales
El cambio de gobierno encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum trajo consigo una narrativa más inteligente y de preparación académica que, hacia el exterior, proyecta racionalidad institucional. Sin embargo, en el fondo no se han emprendido aún las transformaciones estructurales que permitan mejorar de manera sustantiva la reputación de México, particularmente en materia de Estado de derecho.
La Reforma Judicial en curso ha despertado inquietudes sobre la independencia y profesionalización del poder judicial más que certidumbre sobre su fortalecimiento, lo que mantiene en suspenso la confianza jurídica. Lo único realmente destacable, hasta ahora, ha sido una mayor cercanía aparente con el sector privado y la nueva estrategia de seguridad liderada por Omar García Harfuch, que introduce una visión más profesional y de inteligencia civil en la contención del crimen. No obstante, el reto es de tal magnitud que los resultados tangibles, tanto internos como internacionales, tomarán tiempo en materializarse y en traducirse en una mejora perceptible de la imagen-país.
| Imperativos estratégicos para 2026-2030
Ante el avance del proteccionismo y la reactivación de una guerra comercial bajo Donald Trump, México enfrenta el desafío de reforzar su reputación como socio confiable y competitivo. Para mantener su atractivo dentro del nearshoring, el país debe ampliar sus horizontes y fortalecer sus vínculos con otros mercados, especialmente con Europa, Asia y América Latina. En un entorno global tenso, mejorar la imagen internacional no solo es cuestión de diplomacia, sino una estrategia clave para atraer inversión y consolidar alianzas que garanticen su papel en las nuevas cadenas de valor globales.
Algunos imperativos estratégicos para México en 2026-2030 son los siguientes:
a) Integrar “marca-país para inversión” + manufactura avanzada
Más allá de turismo, México necesita construir una narrativa fuerte: “Created and Made in Mexico” (y no solo “Hecho en México”) para procesos de manufactura avanzada de próxima generación (vehículos eléctricos, baterías, semiconductores, aeroespacial, dispositivos médicos). Esa narrativa debe estar respaldada por infraestructura, talento y reglas previsibles.
b) Enfoque y desarrollo en infraestructura:
- Energía confiable y limpia: desarrollo interno y mayor inversión privada en transmisión/distribución.
- Infraestructura llave en mano para manufactura avanzada cerca de centros fronterizos.
- Talento y capacitación especializada: iniciativas público-privadas para formar operadores, técnicos e ingenieros en tecnologías clave (I+D, automatización, digitalización).
- Facilidad en gestión y trámites: ventanas únicas, trámites digitales, etcétera.
c) Fortalecer percepción externa con mediciones de desempeño
- Publicar anualmente indicadores de fuentes validadas internacionalmente: un “dashboard de desempeño de marca-país para inversión” con datos de nuevos proyectos, empleo, contenido de valor nacional, gestión operativa, etcétera.
- Apoyar campañas de imagen internacional que destaquen el valor agregado y no solo los atractivos turísticos.
- Usar métricas externas como los rankings de Brand Finance, WJP e IMD para fijar objetivos anuales y mostrar mejora.
| 2026 la oportunidad estratégica al alcance
México está estratégicamente ubicado para competir en la segunda ola del nearshoring, pero la ventaja no se transforma sola en valor global si no se desarrolla la infraestructura y se construye la confianza empresarial, la previsibilidad institucional y una Marca País creíble en negocios. Si en 2026 México logra hacer realidad una estrategia coordinada, podrá pasar de estar cada vez más lejos del mundo a estar en la mira del mundo.
El futuro ya está tocando la puerta. La pregunta es si México va a abrirla con paso firme o seguirá mirando hacia atrás mientras otros países avanzan. Alcanzamos el futuro o el futuro nos alcanza. AN

La Maestra Sylvia Hernández Benítez es Business Strategy Advisor (Business Transformation, Corporate Strategy, Strategic Innovation, Marketing & Communications).
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