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Estrategias

MÉTODO WALT DISNEY PARA IMPULSAR LA CREATIVIDAD EN TU NEGOCIO

Obtener inspiración y lograr ideas creativas que te hagan sobresalir frente a tu competencia no es un proceso sencillo, para ayudar con esta labor, utiliza el método Walt Disney con el que esos sueños podrán ser materializados.

Por: Daniela Ramos Swipe

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La creatividad es uno de los atributos más valorados en la actualidad, pues para sobresalir, se necesitan ideas disruptivas, productos innovadores o campañas atractivas que capten la atención de los clientes que cada vez están más saturados de información. ¿Quién mejor que Walt Disney para poder hacer referencia a este tema?

El pionero del cine de dibujos animados tenía una de las mentes más creativas y su legado sigue teniendo un gran impacto hasta nuestros días. Es justamente por esto que el autor Robert B. Dilts se inspiró en él para crear el método Walt Disney.


Esta técnica suele ser muy efectiva pues las ideas resultantes tras la implementación no solo son originales o disruptivas, también son realistas y, por lo tanto, realizables. Para lograrlo, Dilts identificó tres roles que caracterizaban al proceso creativo de Walt Disney, y sugirió que los miembros de un equipo deben asumir esos mismos roles o atravesar esas etapas para llegar a un resultado único.


Los roles o etapas del método Walt Disney

Una de las frases más populares del creador de Mickey Mouse es: “Si puedes soñarlo, puedes hacerlo, recuerda que todo esto comenzó con un ratón”. Es precisamente éste el objetivo de esta etapa: echar a volar la imaginación para proponer todo tipo ideas que puedan ofrecer ese producto, servicio, campaña, procedimiento… que no se había visto antes en tu empresa, industria o en ningún lado.


En este segundo momento llega la etapa del despertar, es decir, analizar la viabilidad de todas esas ideas para ver qué tan factible es llevarlas a cabo. Se utiliza un pensamiento más lógico en donde entran en acción preguntas como: ¿cuánto tiempo nos tomaría? ¿qué y cuántos recursos necesitaríamos?

La última fase consiste en encontrar cualquier debilidad, fallo o riesgo detrás de esas ideas. Es aquí en donde nos aseguramos de que las propuestas estén alineadas con los objetivos del negocio. Cuestionamientos como: ¿tenemos la capacidad de lograrlo? ¿se adapta a nuestros clientes? ¿nos puede desencadenar algún tipo de crisis?


Ya sea que dividas a los equipos por roles o que todos los integrantes atraviesen al mismo tiempo por esas fases, lo recomendable es que cada etapa tenga una duración aproximada de 30 minutos. El resultado: una lluvia de ideas en las que la creatividad será la protagonista.

 

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