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Reportaje

El nearshoring no es tan sencillo

Cecilia Montaño, socia líder de Comercio Exterior y Aduanas en Deloitte Spanish Latin America, nos cuenta acerca de la realidad del nearshoring en México y sus áreas de oportunidad.

Por: Claudia Cerezo Swipe

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| Potencial de 35,300 mdd

Fabricar productos en México para ofrecerlos en Norteamérica se ha convertido en uno de los grandes objetivos de muchas compañías transnacionales. Las ventajas de nuestro país no solo se basan en la colindancia con Estados Unidos, sino en las facilidades que ofrece para llevar productos a ese territorio, gracias al Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha señalado que México podría ser el mayor beneficiado por el nearshoring en la región, con un potencial para obtener hasta 35,300 millones de dólares (mdd) al año, gracias a la exportación de bienes. Esto representa casi la mitad de los 78,000 mdd anuales que lograría generar América Latina y El Caribe siguiendo esta estrategia.

Pero realizar esta “mudanza” de operaciones no será sencillo. El principal desafío que tendrán las compañías será observar y comprender la regulación mexicana actual. Para operar en nuestro país, deberán cumplir con un procedimiento administrativo que demora entre tres y nueve meses y, en algunos casos, hasta más. Para al menos 28% de las organizaciones, esto representa un obstáculo para lograr sus objetivos de negocio, de acuerdo con una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Cecilia Montaño, socia líder de Comercio Exterior y Aduanas en Deloitte Spanish Latin America y experta en el tema, nos cuenta acerca de la realidad del nearshoring en México y sus áreas de oportunidad.


AN Cecilia, mucho se ha discutido sobre el tema del nearshoring, ¿cuál es la realidad?

Antes de contestar esta pregunta déjame explicar por qué está sucediendo el nearshoring. Hay varios factores. El más importante es la guerra comercial entre Estados Unidos y China, derivada de la imposición de aranceles que aplicó la administración de Donald Trump en 2018. Esto frenó la entrada de productos chinos a Estados Unidos, afectando la manufactura que se hacía en China. Las empresas tuvieron que buscar mercados alternos para reducir sus cuotas.

Un segundo factor es la implementación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que ofrece facilidades a nuestro país para llevar productos a este territorio.

Otro factor tiene que ver con la disrupción en la cadena de logística, debido a que el cierre de fronteras encareció hasta en 500% los fletes marítimos. Tenemos clientes que han tenido que comprar sus propios contenedores, barcos y aviones por la demora.

Por último, está la guerra entre Rusia y Ucrania, que limitó la disponibilidad de materias primas, por lo que las empresas tuvieron que buscar proveedores alternos.

Ahora bien, aunque el nearshoring es un tema muy actual, lo que expresan los clientes es un indicador más certero de lo que en realidad está ocurriendo. Varios de ellos nos han pedido apoyo para sus procesos logísticos y de manufactura e instalar sus hubs, mejorando así la relación con sus proveedores. La intención es que estén más cerca de sus clientes finales.

También estamos viendo que, si bien la inversión proveniente de China está llegando a México, como país no tenemos el nivel para captar todas esas inversiones que están saliendo de Asia. Los procesos de habilitación de plantas manufactureras en México pueden ser muy lentos y eso hace que muchos proyectos de nearshoring tarden un poco. Además, se necesita mejorar el ambiente de negocios en el país, resolver los problemas de suministro eléctrico y agua, elevar la inversión en infraestructura y generar incentivos para la inversión.


AN ¿Cuáles son las áreas de oportunidad de México, frente al nearshoring?

Depende del tipo de manufactura que vaya a realizarse en México. Cuanto más sofisticados sean los procesos; es decir, cuanto más nos alejemos del ensamble y más nos acerquemos a procesos de investigación y desarrollo, la cadena de actividades se irá robusteciendo y requerirán mayor mano de obra calificada. Esta es una de las áreas de oportunidad para industrias y empresas, que deberán establecer más alianzas con las universidades para generar conocimiento e innovación.

Otra área de oportunidad es la infraestructura, que comienza a tener algunas limitantes, sobre todo en materia de transporte y comunicaciones. Hace falta interconexión en algunos tramos carreteros, y energía y agua suficientes para abastecer a las empresas. Es necesario un mayor número de redes de distribución y plantas de tratamiento de agua, mientras que, en el caso de la energía, se necesitan más redes de transmisión y distribución, así como de proyectos renovables.

La parte jurídica es una gran área de oportunidad para facilitar el comercio. Hay que reducir la burocracia y simplificar el papeleo y los trámites administrativos para atraer más inversión. Por ejemplo, para que una empresa recién constituida pueda importar sin IVA y gozar de beneficios arancelarios puede llevarse una tramitología de entre seis y nueve meses.

Por otro lado, está la nueva manera de hacer las cosas por parte del Ejército y la Marina Armada de México, para administrar las aduanas terrestres y en los puertos. Recordemos que, actualmente, estas dos instituciones han asumido el control y vigilancia de puertos y aduanas a través de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM).


ANCecilia, ¿crees que el nearshoring es el final de la globalización?

Más bien creo que es una nueva variante de la globalización, en la cual las empresas segmentan diferentes partes de sus procesos de manera estratégica, para poder atender a los mercados.

Hay varios tipos de nearshoring; de lo contrario, todas las empresas se instalarían en Estados Unidos, porque este sigue siendo el mercado principal. La realidad es que muchas empresas buscan a México o algún otro país de Latinoamérica; porque el BID ha señalado que la mitad del nearshoring potencial se va a instalar no solo en México, sino en otros países de América Latina.

En Deloitte hemos visto casos de nearshoring que no están relacionados con Estados Unidos. Por ejemplo, tenemos un cliente que está pensando en llevar a México o Colombia la planta que hoy tiene en Chile. Entonces, el nearshoring no solo se refiere a la relocalización de procesos para atender a Estados Unidos; sino a la reorganización de “las fichas de tu tablero” para generar mayores eficiencias y menores costos.

La definición de nearshoring es la relocalización de procesos de negocio más cerca del cliente final o del mercado meta. Si tu mercado principal está en Europa, lo más seguro es que la manufactura deba instalarse cerca de Europa.

Volviendo a la pregunta, no creo que el nearshoring sea el fin de la globalización


AN¿Cuál es la mayor preocupación de las empresas que están pensando en reubicar sus operaciones a nuestro país?

La decisión de mover una planta de un lugar a otro es sumamente importante. Las empresas tienen que salir de su zona de confort, adaptarse a una nueva cultura y ubicarse en un país que no conocen. Todo eso implica un reto muy grande.

El nearshoring puede ser una estrategia comercial costosa y requerir no solo el traslado de procesos de producción, sino llevar consigo a los proveedores (o sustituirlos), lo cual toma tiempo y esfuerzos significativos.

Cuando están haciendo su análisis inicial, muchos de nuestros clientes nos consultan para ver si reubicar una planta les dará beneficios. Son muchos los factores que deben analizarse antes de tomar la decisión de relocalización.

Nosotros tratamos de arropar a los inversionistas para que no se sientan solos y les damos acompañamiento para que puedan tomar la mejor decisión en cada uno de los aspectos. A veces, las empresas arman su estrategia de nearshoring solas y eso puede costarles mucho dinero porque pueden cometer errores.


AN¿Cuándo crees que México podrá disfrutar de los beneficios del nearshoring

Los expertos estiman que la relocalización va a tomar mayor relevancia durante los próximos 10 años; es un tema de mediano largo plazo. Cuando los clientes nos consultan y nos dicen que tienen la intención de reubicarse pueden pasar dos o tres años, aunque ellos piensan que es un proceso que puede hacerse en seis meses.

Yo creo que dentro de uno o tres años empezaremos a ver los efectos positivos del nearshoring, pero el gobierno es una pieza trascendental para que esto suceda, ya que facilita que la inversión florezca.

En Deloitte estamos muy entusiasmados con el nearshoring. Tenemos un equipo de socios muy bien estructurado que ofrece un apoyo muy integral a las empresas. Estamos muy decididos a invertir en esta iniciativa y a acompañar a los clientes. AN

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