| Coherencia, el motor de la transformación
La reputación gestionada de manera óptima encuentra su eje rector en la coherencia. Cuando el decir y el hacer son inconsistentes, las personas buscan aliviar esa disonancia. Para una empresa implica revisar su misión, visión y propósito, con el objetivo de restablecer la armonía y aliviar la tensión que pueda afectar la percepción que se tenga de ella.
“Solemos decir que la reputación es un KPI (indicador clave de desempeño) a perpetuidad. Es aquello que construimos todos los días y que dejaremos como legado cuando ya no estemos. Específicamente, la reputación es repetición; es consistencia y congruencia”, explica Fernando Morales, director de Reputación y Comunicación de Grupo Modelo.
Las crisis son oportunidades y este caso no es la excepción. La disonancia cognitiva puede ser el motor de transformación de la cultura organizacional y detonar el cambio para reenfocar la razón de ser de las compañías.
“De corto plazo, el propósito corporativo ayudará a cuidar a clientes, proveedores y empleados; retener y atraer más talento; crear valor para que, a largo plazo, la compañía promueva el crecimiento económico sostenido y sea una incubadora de talento. Y, en consecuencia, una empresa exitosa a nivel social y financiero”, explica Gutiérrez.
La coherencia y gestión reputacional deben ser asumidos, en principio, por sus representantes. De esta forma, entran en juego las habilidades para generar cambios a través del ejemplo, dentro y fuera de la compañía.
“Construir una buena reputación es un reto permanente. Podrás ostentar etapas en las cuales tu posicionamiento frente a tus grupos de interés sea positivo y el nivel de riesgo reputacional sea bajo, pero esto no te garantiza que estés a salvo”, comenta Ramón Peña Franco, subdirector de Relaciones Institucionales y Asuntos Públicos de Nacional Monte de Piedad.