| De la teoría a la práctica
Ahora que conoces que las alianzas estratégicas con valiosas herramientas que pueden aumentar la competitividad y el éxito empresarial, es importante que sepas que se pueden aplicar para mejorar los resultados en diversos departamentos o procesos.
Para ello puedes cerrar acuerdos comerciales y tecnológicos; con proveedores, distribuidores, franquiciatarios, etcétera, e incluso analizar la posibilidad de profesionalizar la gestión de alianzas, tal como hacen las grandes multinacionales de la industria de Tecnologías de la Información (TI), electrónica, farmacéutica o automotriz.
Lilly es un ejemplo. De acuerdo con un artículo publicado por IE University en 2017, elaborado por Ángel Díaz, profesor de IE Business School, la compañía de innovación farmacéutica creó una oficina para determinar las áreas que podrían beneficiarse de las alianzas, identificar socios potenciales, desarrollar los términos del acuerdo y supervisar alcances y rendimiento.
Sus alianzas, dice el reporte, se basan en un análisis 3D que ayuda a comprender los problemas de compatibilidad mediante un estudio exhaustivo del socio potencial; se analiza el estilo de trabajo y otros aspectos que ayudan a desarrollar planes, identificar obstáculos y establecer reglas de gobierno. A esto se suma una figura de control llamada “Voz de la Alianza (VOA)” que sirve para realizar las evaluaciones y auditorias periódicas del pacto y corregir errores.
Todas estas herramientas forman parte del Proceso de Gestión de Alianzas Lilly (LAMP), un modelo que a decir del reporte han contribuido a menores costos en I+D con un ciclo de desarrollo de productos más rápido que el de la competencia.
Al igual que hace esta compañía gestiona tus alianzas. Designa, cuando menos, a una persona para identificar, gestionar y medir los alcances/desarrollo de los acuerdos.