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“Banamex siempre fue Banamex”: Manuel Romo

El proceso de separación entre Citi y Banamex ha transformado no solo al banco, sino también al sistema financiero mexicano. Manuel Romo, CEO de Grupo Financiero Banamex, habla sobre los aprendizajes, el nuevo enfoque del banco y por qué el regreso a sus raíces no significa mirar atrás, sino construir el futuro desde una plataforma sólida y 100% mexicana.

Por: Ulises Navarro Swipe

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Manuel Romo

CEO de Banamex


| Una nueva visión, mucho más local

El 11 de enero de 2022, Citi sorprendió al mercado al anunciar la decisión de separar sus operaciones en México y dar paso a un Banamex independiente. Lo que siguió fue un proceso complejo, tanto estratégico como operativo, que implicó reorganizar estructuras, replantear prioridades y redefinir el rumbo de una de las instituciones bancarias más emblemáticas del país.

Hoy, el Banco Nacional de México, mejor conocido como Banamex, retoma su nombre original con una visión renovada y una estrategia totalmente enfocada en el mercado local. Atrás quedó el periodo en el que era parte de una red bancaria global. El nuevo Banamex se piensa a sí mismo como un actor central del sistema financiero mexicano, con la mirada puesta en crecer, innovar y recuperar su papel protagónico en la atención a personas, empresas y comunidades en todo el país.

En esta conversación, Manuel Romo, CEO de Banamex, explica cómo se ha vivido la transición tanto desde dentro del banco como en el entorno financiero, qué implicaciones tiene esta separación en el largo plazo y por qué, en sus palabras, “Banamex siempre fue Banamex”.


AN Manuel, la separación entre Citi y Banamex marcó un parteaguas para el sistema financiero en México. ¿Cómo se ha recibido este proceso desde el sector y desde dentro del propio banco?
Creo que este proceso, que ha tomado poco menos de tres años, ha pasado por distintas etapas. Al principio hubo incertidumbre tras el anuncio; después vino un periodo de expectativa. Hoy, lo que vemos es preocupación entre mis competidores, ilusión por parte de nuestros clientes y, desde dentro de Banamex, un enorme optimismo respecto de lo que viene.

Citi ha realizado operaciones similares en otros países, en las que separa la banca de consumo de la corporativa. La razón estratégica detrás de estas decisiones es clara: Citi tiene una ventaja competitiva única a nivel global, al operar en 100 países con plataformas capaces de transferir entre tres y cuatro trillones de dólares diarios. Para dimensionarlo, hablamos de tres o cuatro veces el tamaño de la economía mexicana que se mueve diariamente a través de sus sistemas de pagos.

Esa es la fortaleza de Citi y ahí es donde está concentrando su estrategia global. Banamex, en cambio, es una banca de consumo, enfocada en personas y empresas dentro del mercado local. Cuando Citi realiza este tipo de separaciones suele ocurrir que ambas partes —la banca global y la local— crecen más por separado, que cuando operaban juntas.

Por eso, reitero: hay optimismo tanto en Citi como en Banamex. Se percibe una perspectiva de crecimiento clara para ambas instituciones, particularmente en México.


AN ¿Qué cambios internos ha implicado para el banco el proceso de separación?

El cambio más importante para Banamex es un enfoque total en el mercado mexicano. Antes, cuando Banamex era administrado como parte de Citi se tomaban decisiones considerando el valor agregado a nivel global, en una ecuación que incluía 100 países. Aunque Banamex siempre fue importante, se buscaba maximizar el valor del grupo entero.

Ahora que Citi decidió vender Banamex, el objetivo es que el banco genere valor específicamente en México. Esto marca una transformación fundamental: hoy, el centro de decisiones del Banco Nacional de México está en su Consejo de Administración local. Toda la operación estratégica es dirigida desde México, sin líneas de reporte globales. Esto nos da una agilidad y un enfoque que antes no teníamos, con el propósito de generar valor para el país en todos nuestros negocios y segmentos. En pocas palabras, estamos 100% enfocados en México.

AN Aunque en 2016 adoptó el nombre Citibanamex, la marca Banamex nunca desapareció del todo. ¿Consideras que, en el fondo, el Banco Nacional de México siempre siguió siendo Banamex?

Totalmente. La marca Banamex nunca desapareció. Es una marca icónica, tanto en el sistema financiero como en el entorno empresarial mexicano. En nuestra reciente campaña publicitaria justamente destacamos eso: Banamex siempre fue Banamex.

Formar parte de Citi durante 22 años nos dio muchos beneficios y aprendizajes, y eso no se pierde. Pero ahora tenemos la oportunidad de modernizar al Banco Nacional de México. Esto no solo nos permitirá seguir atendiendo a los clientes tradicionales, sino también conectar con los jóvenes, que son nuestro principal foco de atención actualmente.


AN ¿De qué tamaño es hoy Grupo Financiero Banamex? ¿Cómo queda estructurado tras esta transición?
Nos gusta decir que estamos arrancando una nueva etapa, y lo hacemos desde una plataforma de negocios muy potente. Somos el principal manejador de recursos del país, considerando Afore y fondos de inversión (BlackRock). Somos la segunda banca de consumo más importante en México por número de tarjetas de crédito, cuentas de depósito, de nómina y créditos personales.

Nuestra banca empresarial atiende a más de 7,000 clientes, además de 400,000 pymes. También contamos con una aseguradora muy relevante en el mercado y una de las Afores más importantes del país.

Mantenemos una infraestructura sólida: 1,300 sucursales, 9,000 cajeros automáticos y presencia física en el 95% del PIB nacional. Todo esto nos posiciona como el cuarto grupo financiero más grande de México.

Y esto es apenas el inicio, porque a partir de ahora y con nuestros planes de emisión de acciones no habrá limitantes: podremos construir una banca corporativa y de inversión, o incursionar en nuevos segmentos de banca de consumo. El Banamex público tiene un gran futuro por delante.

AN ¿Qué impacto tiene esta separación para el sistema financiero mexicano en su conjunto?

El impacto es que, en lugar de un solo banco como era Citibanamex, ahora hay dos instituciones dentro del top 10 del sistema financiero mexicano.

Grupo Financiero Banamex está entre el tercer y cuarto lugar por activos, y Citi México ocupa el octavo o noveno lugar. De una sola entidad, ahora tenemos dos jugadores relevantes para el país.


AN ¿En qué áreas enfocará Banamex sus principales inversiones en esta nueva etapa?

El principal foco de inversión será nuestra plataforma tecnológica. Vamos a generar eficiencias operativas que nos permitan redirigir recursos a fortalecer esta área, porque la apuesta digital del grupo es total.

Hoy, cerca de 9 millones de clientes utilizan nuestra app móvil al menos una vez a la semana o al mes. El 90% de nuestras transacciones ya se realiza a través de canales de autoservicio. Esta tendencia no va a cambiar, así que seguiremos invirtiendo en experiencia digital, ciberseguridad, prevención de fraude y, sobre todo, en la resiliencia de nuestros servicios; es decir, que estén siempre disponibles.

Estamos hablando de una inversión multimillonaria que está incluida en nuestros planes de negocio.

AN Respecto a la Oferta Pública Inicial (OPI), ¿cuál es el estatus actual?

Estamos concentrados en estar listos para cuando las condiciones del mercado lo permitan. Sabemos que la OPI dependerá de factores externos, como el contexto del mercado y las aprobaciones regulatorias y legales. Pero en lo que sí podemos trabajar es en la preparación interna. Y en eso estamos siendo muy disciplinados: dejar a Banamex listo para salir a Bolsa cuando llegue el momento adecuado.


AN ¿Cómo percibes el estado actual del sistema financiero mexicano, especialmente en un momento como este, marcado por la incertidumbre y la preocupación? 

Hoy, el sistema financiero mexicano, en particular los bancos regulados, se encuentran en una posición muy sólida. Están bien capitalizados y han aprendido lecciones importantes de crisis anteriores. La pandemia por COVID-19 fue una prueba de fuego y el sistema demostró resiliencia. En contextos de incertidumbre, como el que estamos viviendo, se vuelve evidente que contamos con una regulación adecuada y que se cumple.

Además, los bancos han sido prudentes en el otorgamiento de crédito: no se ha sobreendeudado a familias ni a empresas, y se ha tenido un manejo responsable de los niveles de capital y liquidez, lo cual es clave para mantener la confianza de quienes depositan su dinero.

También han surgido nuevos jugadores en el sistema financiero, como algunas Sofomes (Sociedades Financieras de Objeto Múltiple) o Sofipos (Sociedades Financieras Populares) y en este punto es fundamental subrayar que la regulación no debe verse como una carga, sino como un elemento que fortalece el sistema.

No se trata solo de los bancos tradicionales. Nosotros hemos insistido en la importancia de establecer un “piso parejo” en la regulación para todos los participantes del sistema. Esto cobra aún más relevancia en momentos de volatilidad: si una institución, por pequeña que sea, enfrenta problemas de liquidez o de cartera vencida, puede generar un efecto dominó y afectar la confianza en todo el sistema financiero.

Hoy el sistema está fuerte. Pero justamente por eso debemos cuidarlo y continuar impulsando una regulación justa y equitativa para todos los actores que participan en él.


AN Este año se presenta un entorno global más incierto. ¿Qué perspectiva tienen para lo que resta de 2025?

Yo creo que, como bien comentas, estamos en medio de un momento de particular incertidumbre a nivel global; un reacomodo de la globalización como la conocíamos, que seguramente llevará a una nueva configuración de los bloques comerciales y de las relaciones económicas entre países. Es algo que no habíamos visto antes del arribo del nuevo presidente de Estados Unidos.

Este tipo de cambios, de gran calado, inevitablemente generan volatilidad. No sabemos si será de corto o mediano plazo, y eso se refleja en nuestras expectativas de crecimiento. Teníamos una proyección de crecimiento del 0% para la economía nacional, impactada principalmente por la falta de inversión, debido a la incertidumbre generada por temas como la Reforma Judicial. Ahora, se suma una nueva dimensión a esta incertidumbre.

Sin embargo, hemos revisado esa estimación. Hoy hablamos de un rango entre -0.1% y +0.6%. ¿Qué significa? Que también podría abrirse una ventana de oportunidad relevante para México. En este reacomodo global, nuestro país, al estar más integrado al bloque de Norteamérica y con fundamentales sólidos, como la autonomía del Banco de México y el orden en las finanzas públicas, puede beneficiarse.

Si, como dicen nuestros clientes en todo el país, la Reforma Judicial logra corregir áreas de oportunidad y, al mismo tiempo, genera certidumbre en la inversión, podríamos tener un panorama optimista en el mediano y largo plazos.


AN Por años hemos hablado de bancarización. Ahora que han llegado las fintech, ¿se ha avanzado más de lo que se esperaba o la bancarización sigue siendo un gran reto? 

Yo diría que ambas cosas. Hemos avanzado, pero sigue siendo un gran reto. Si revisas los números de cuentas de depósito, ya sea de nómina o de depósito tradicional, N2 o N4 [cuentas bancarias de depósito a la vista en moneda nacional], estamos hablando de casi 100 millones o más. Eso muestra mayor bancarización y mejor conocimiento de la población acerca del sistema financiero.

También hay más conciencia sobre la importancia de la educación financiera, de cómo se manejan los ahorros y los gastos. Ahí hemos logrado grandes avances. Sin embargo, aún hay una enorme oportunidad en el tema del crédito. No se trata solo de prestar, sino de hacerlo a personas que saben para qué sirve el crédito, cómo manejarlo y evitar el estrés financiero. Debemos seguir avanzando.

El reto es grande. Si comparamos nuestra inclusión financiera con la de otros países, la oportunidad es evidente. México tiene un alto porcentaje de jóvenes que están entrando al sistema financiero y es fundamental recibirlos con productos claros, condiciones transparentes y capacitación. Eso les permitirá crecer en su perfil y en su conocimiento de las herramientas financieras.

¿Por qué es importante? Porque está comprobado que, a mayor inclusión y penetración bancaria, mayor crecimiento económico.


AN ¿Qué mensaje les darías a los empresarios, sobre todo a los pequeños y medianos, que hoy viven con más temor? 

Yo diría que lo primero es separar el ruido de corto plazo, de las realidades de largo plazo. En el corto plazo, no solo las redes sociales, sino las opiniones y rumores pueden avasallar. Es importante tomar distancia de ese ruido financiero para no tomar decisiones precipitadas y mantener una visión clara.

En momentos de volatilidad como el actual, cuya duración es incierta, es fundamental enfocarse en los fundamentos del negocio: entender bien el mercado donde se participa, las ventajas competitivas de los productos que se ofrecen y lo que realmente valoran los clientes. Invertir en eso, mantener el rumbo con integridad, ética y una visión de largo plazo.

Respecto al país, no debemos perder de vista que México cuenta con fortalezas estructurales muy relevantes. La integración con Norteamérica le da una ventaja competitiva única, incluso en medio de los cambios en la globalización. Hay pilares sólidos como la autonomía del Banco de México, el orden fiscal y los esfuerzos del gobierno por atender temas clave como la seguridad. Son desafíos complejos, sí, pero que se están abordando de manera progresiva.

También es esencial generar condiciones de certeza para seguir invirtiendo en México. Hoy, muchas pequeñas y medianas empresas nos comparten su preocupación sobre el entorno global, pero también sobre temas locales, como la Reforma Judicial. Lo que escuchamos de nuestros clientes es que quieren un proceso claro, transparente y que fortalezca el sistema judicial, no solo en la Suprema Corte, sino también en niveles estatales, con jueces que den certidumbre para operar e invertir. AN

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