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Reportaje

¿China volverá a salvar el mundo de una nueva crisis económica?

La población china ahorró más de 2.6 billones de dólares durante los tres años de la pandemia, algo que realmente podría impulsar el crecimiento global y crear un halo de confianza en China, como factor de recuperación mundial.

Por: Gerardo Yong Swipe

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| Hasta pronto a la Época Dorada

En 2008, China fue prácticamente el salvador de la economía mundial. Mientras Estados Unidos y Europa estaban en recesión por la crisis inmobiliaria, las medidas económicas de Pekín impulsaron el crecimiento económico global a tal grado que se logró sortear los avatares financieros que aquejaban al orbe. En ese entonces no había rivalidad de Estados Unidos con China; tampoco una guerra de enfrentamiento global como la ocasionada por la operación especial militar de Rusia en Ucrania.

Quiérase o no, la pandemia de COVID-19 debilitó la línea económica y productiva china, al grado de que sus importaciones bajaron bruscamente en abril pasado en un 7.9%. Sus exportaciones y los precios al consumidor (lo que significa que la población no compró ni gastó como lo venía haciendo) disminuyeron en 8.5%, en comparación con el 14.8% registrado en marzo de este mismo año.

De hecho, los precios al consumidor están en su nivel más bajo en más de dos años. Como nadie compra, las fábricas ofrecen sus productos a precios cada vez más bajos; esto es algo que se conoce como deflación.

Los préstamos bancarios también se contrajeron en ese mes, al otorgar 718,800 millones de yuanes (104,000 millones de dólares) en el periodo, lo que significó menos de una quinta parte de la cuenta de marzo.

En 2010, China reportaba crecimiento con cifras de dos dígitos, algo que se conoció como la “década dorada”, debido a su auge industrial. Su insaciable apetito por importar materias primas para proyectos de infraestructura –algo que le gusta mucho hacer– sirvió de lleno para que la economía mundial librara la crisis del 2008/2009. Pero China fue el factor clave en ese momento.


| La deuda es un problema mayor

En la actualidad, no se ve que Beijing esté regresando a esa era dorada –lo que le convendría a Occidente–; más bien, está abrumada por deudas que superan los 66 billones de yuanes (cifra equivalente a la mitad del PIB del país).

Vayamos directo al panorama geopolítico, que es el que está dirigiendo la tendencia económica actual. Según expertos como Pushan Dutt, profesor de economía en la escuela de negocios INSEAD en Singapur, si China sigue presionando por el tema de Taiwán (quiere retomar el control de la isla), solo conseguirá elevar las tensiones o acrecentar el temor a una nueva guerra. Esto obligaría a las firmas multinacionales a abandonar suelo chino, ocasionando un fuerte debilitamiento de sus exportaciones y hasta la aplicación de nuevas sanciones.

Una nueva realidad sobre la economía china saltaría a la vista claramente: dejar a un lado la tendencia globalista para centrarse en la recuperación interna. Al no haber un mercado global, las firmas simplemente ya no apostarían por las bondades que han obtenido de la potencia oriental como principal detonador mundial.

De hecho, esa fase de contracción ya empezó con la nueva política exterior impuesta por el presidente Xi Jinping, lo que ha ocasionado que Estados Unidos y otros países occidentales se desvinculen del mercado chino y restrinjan el acceso de China a una de las tecnologías más apetecibles, como los semiconductores y la inteligencia artificial, argumentando motivos de seguridad nacional.

China busca enfocarse más en las cadenas de valor que en captar un crecimiento masivo, lo que ha estado haciendo en la última década. La intención de Beijing es cambiar su producción de bajo nivel y dominar tecnologías futuristas, como la robótica, semiconductores, inteligencia artificial, comunicación digital, manejo de tráfico vehicular, nanotecnologías, etcétera.


| El ahorro interno un punto a favor

Estados Unidos y Taiwán, sobre todo, son los principales polos de esas tecnologías. De seguir con la política de presión, China solo conseguiría cerrarse las puertas de la cooperación; algo que requiere de una base globalista.

Las autoridades chinas buscan ahora dejar atrás el sector pesado, el cual está bajo el control de empresas estatales, para saltar de lleno a la innovación y al tecnologicismo; es decir, su encarrilamiento en la revolución de las tecnologías del futuro.

Sin embargo, no todo es agua con vinagre, pues queda al menos un repunte en el gasto de los consumidores. La población china ahorró más de 2.6 billones de dólares durante los tres años de la pandemia, algo que realmente podría impulsar el crecimiento global y crear un halo de confianza en China, como factor de recuperación mundial.

Al respecto, el doctor/investigador Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China (Red ALC-China), nos comenta al respecto en una entrevista exclusiva para Alto Nivel.


AN Doctor Dussel, ¿en qué situación se encuentra China en estos momentos?

Todo indica que, en 2023, el PIB chino no crecerá al 5%, como lo había propuesto el sector público chino e incluso otras instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI). La desaceleración en sus exportaciones y, particularmente, problemas en su sector de bienes raíces reflejan que el crecimiento económico pudiera verse reducido en el mediano plazo, aunado a problemas de desempleo de los jóvenes chinos.

Si bien una serie de periódicos y comentaristas occidentales han destacado una “crisis de confianza” en la economía china, personalmente me parece que las dificultades en bienes raíces no son casuales, sino resultado de políticas explícitas, desde 2021 a 2022, en aras de reducir la especulación y los altísimos precios de la vivienda en China, lo que se ha convertido en un problema social.

Independientemente de lo anterior, habrá que examinar con detalle, en los siguientes meses, temas como la relación entre Estados Unidos y China, así como la efectiva capacidad de las empresas chinas para fabricar y sustituir importaciones de semiconductores de alta tecnología ante las fuertes restricciones por parte de Estados Unidos.


AN En 2008, las medidas económicas de China ayudaron a superar la crisis inmobiliaria, mientras que Estados Unidos y Europa estaban en una fuerte recesión. ¿Beijing podría ser nuevamente esa opción para que la actual inflación mundial pueda ser controlada?

La economía china sigue siendo muy dinámica en sus importaciones (y exportaciones para el resto del mundo hacia China); este desempeño no ha disminuido. Pero también es cierto que los exportadores hacia China ya se han consolidado y aprendido; o sea, los nuevos exportadores a China se enfrentarán a una competencia mucho más compleja que la que se registró hace casi dos décadas. Es decir, China sigue siendo una opción para múltiples exportadores, pero crecientemente sofisticada y compleja, además de cara en algunos rubros.

AN ¿Qué perspectivas tiene la economía china de seguir la guerra comercial iniciada por Donald Trump y la polarización causada por la guerra en Ucrania?

China ha sorteado bastante bien las profundas restricciones impuestas por Estados Unidos desde 2018 y profundizadas con la administración de Joe Biden desde 2021. A partir de 2022, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, destacó la creciente relevancia de la seguridad nacional de su país como la máxima prioridad en su relación con China (“Me he permitido desarrollar el concepto de security-shoring, más allá de muchos otros shorings de moda, dijo).

China ha buscado afianzar relaciones internacionales con múltiples países y regiones, como Rusia, Arabia Saudita, los BRICs, pero también con África y América Latina y el Caribe. Desde esta perspectiva, la confrontación entre Estados Unidos y China seguramente se profundizará en el mediano y largo plazo. AN

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