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Opinión

¿Tiene algo que decir la ética?

Retos y oportunidades de la Inteligencia Artificial en la empresa.

Por: Alejandro Salcedo Swipe

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Desde finales de 2022, los periódicos, revistas, podcasts, noticieros y redes sociales han sido inundados de información —en algunos casos desinformación— sobre la Inteligencia Artificial (IA), lo que ha generado todo tipo de opiniones, que van desde las más optimistas, hasta las que alertan de riesgos que serían de carácter catastrófico. Sin lugar a duda, la IA ya forma parte del mundo de la empresa y abre un mar de posibilidades sobre su desarrollo y uso.

La discusión sobre el desarrollo e implementación de IA en la empresa permite poner en evidencia que el debate no se reduce a pausarla o prohibirla o, por el contrario, a una permisividad total.

La discusión sobre el desarrollo e implementación de IA en la empresa permite poner en evidencia que el debate no se reduce a pausarla o prohibirla o, por el contrario, a una permisividad total. Nos encontramos frente a escenarios que nos ponen en tension, ya que muchas de estas herramientas nos resultan atractivas porque ofrecen eficiencia, ahorro de tiempo y dinero; competitividad, mayor calidad o velocidad; sin embargo, no está claro a qué costo obtenemos estos beneficios o qué consecuencias pueden tener no solamente en el trabajo de nuestros colaboradores, sino en el de cada uno de nosotros.

| Los riesgos y los retos de la IA

Estos planteamientos, ante los que no hay respuesta pronta ni una posición clara, y en los que se entremezclan argumentos de carácter técnico, cuantitativo y cualitativo, en primer lugar requieren que los identifiquemos como lo que son: dilemas éticos. Una primera característica de este tipo de dilemas es que nos incomodan. Son atractivos, a la vez que suelen plantearnos escenarios en los que intuimos consecuencias que no se limitan a las deseadas, sino que suponen riesgos o retos para nuestro quehacer, el de nuestros colaboradores y el quehacer mismo de nuestra empresa.

A pesar de lo extendido que está el uso de estas nuevas tecnologías, realmente la mayoría de las personas no conocemos qué hay detrás de su funcionamiento, ni cuál es su alcance.

A todo ello se añade que, a pesar de lo extendido que está el uso de estas nuevas tecnologías, realmente la mayoría de las personas no conocemos qué hay detrás de su funcionamiento, ni cuál es su alcance. Al ver todos sus beneficios, es importante pausar y preguntarnos: ¿cuáles son los parámetros que deben orientar su desarrollo y uso?, ¿este tipo de herramientas supone un riesgo o una oportunidad para las personas que son parte de nuestras empresas?, ¿qué va a pasar con los trabajos que se pierdan por su implementación?, ¿la IA acrecienta o disminuye la brecha de conocimiento?, y la brecha social ¿cómo va a afectar el quehacer directivo?, ¿y el de la empresa, la industria, la región o el país?, ¿cuál es el propósito de la aplicación y desarrollo de la IA en nuestra empresa?

| Evaluación crítica

Por muy abstractas que puedan llegar a parecer estas preguntas, la forma en la que las respondamos tendrá impacto específico y determinará que el desarrollo e implementación de la IA sea más adecuado o inadecuado, justo o injusto, veraz o falaz, bueno o malo y no de forma general, sino para cada una de las personas que son parte de nuestra empresa, así como para los stakeholders.

En el análisis de riesgo tradicional tomamos parámetros cuantitativos, pero debe contemplarse a la par de un parámetro cualitativo. No todo se trata de números. Sheila Jasanoff, profesora de la Kennedy School, la escuela de políticas públicas de Harvard, sugiere que además de tener expertos en IA, es necesario contar con las voces de las distintas partes involucradas, de nuestros stakeholders.

Sin esta evaluación crítica, a lo que se tiene acceso a través de estas herramientas es a un pensamiento lineal, sin matiz y, definitivamente, sin parámetros que permitan orientar su uso.

El verdadero riesgo de la IA no consiste en que cobre consciencia, sino en que las personas carezcamos de conciencia en su desarrollo e implementación.

Uno de los riesgos que se suele estudiar y que la cultura popular tiende a sobredimensionar en torno al desarrollo de la Inteligencia Artificial consiste en pensar que pueda llegar a tomar conciencia y decida exterminar a la humanidad —«¡Hasta la vista, baby!»—. Sin embargo, el verdadero riesgo de la IA no consiste en que cobre consciencia, sino en que las personas carezcamos de conciencia en su desarrollo e implementación. En otras palabras, la IA, al ser una creación humana, es una realidad ambivalente, capaz de generar grandes avances o de poner en riesgo a la persona, la empresa y nuestra comunidad. AN

 


Alejandro Salcedo es Profesor del área de Factor Humano y miembro del Centro de Investigación de Filosofía y Empresa de IPADE Business School.

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