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Prevenir la violencia con educación

Por: Alejandro Desfassiaux Swipe

Continua en la historia

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Todos hemos escuchado, al menos una vez, la frase: “si crees que la educación es cara, prueba con la ignorancia”; bien visto aplica para casi cualquier aspecto de la vida. Lo mismo, con la prevención de la violencia.

Aun con una revisión superficial de la historia, podemos inferir que la violencia forma parte de la experiencia humana. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 1.6 millones de personas mueren cada año por la violencia. A este número hay que sumar las víctimas que deben sobrellevar lesiones no mortales, derivadas de la violencia juvenil, de pareja, maltrato de menores y ancianos o violencia sexual.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 1.6 millones de personas mueren cada año por la violencia.

| Factores de riesgo

Por ello es fundamental para los gobiernos contar con estrategias bien definidas para prevenir la violencia antes que aparezca, así como disminuir sus efectos. Es importante subrayar que factores económicos van de la mano con factores sociales y culturales.

Es fundamental para los gobiernos contar con estrategias bien definidas para prevenir la violencia antes que aparezca, así como disminuir sus efectos.

Lo principal es identificar los factores de riesgo. ¿Por qué una persona responde mejor ante una agresión, y otra es más violenta? Evidentemente, la respuesta no está en una sola causa, pues el origen de la violencia es multifactorial. De este modo, existen causas individuales, familiares y sociales que propician individuos con conducta violenta.

Por otro lado, se observa que los hombres, en especial los jóvenes, son mayormente agresores, pero al mismo tiempo son el mayor número de víctimas. Aquí intervienen factores biológicos, sociales y culturales.

| Siete acciones para prevenir la violencia

Con base en la evidencia se recomiendan siete acciones para prevenir la violencia. La primera se enfoca en desarrollar relaciones sanas, estables y estimulantes entre los niños y sus padres o cuidadores; de este modo se busca prevenir el maltrato infantil, así como crear las bases para que las niñas y niños aprendan a regular comportamientos agresivos.

La segunda acción está encaminada en desarrollar competencias sociales, emocionales y conductuales entre las niñas, niños y adolescentes que, a su vez, impactarán positivamente en su perspectiva laboral. Por otro lado, es fundamental reducir la disponibilidad y el consumo nocivo de alcohol.

A la par de una estrategia encaminada para disminuir los índices de violencia, se requieren acciones concretas para prevenirla.

La cuarta acción es restringir el acceso a armas de fuego. Parece una obviedad, pero sigue siendo una asignatura pendiente en muchas zonas del mundo.

Las siguientes acciones son fomentar la igualdad en materia de género, así como modificar las normas y conductas sociales y culturales que favorecen el surgimiento de la violencia. Finalmente, pero no menos urgente, es establecer programas que permitan identificar, atender y apoyar a las víctimas de la violencia.

Como podemos ver, implementar estas acciones no es sencillo, y sus resultados no se verán en el corto plazo, pero la prevención siempre será mejor que la reacción. A la par de una estrategia encaminada para disminuir los índices de violencia, se requieren acciones concretas para prevenirla. AN

 


Alejandro Desfassiaux es presidente de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial.

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