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Reportaje

¿Quién tiene el as bajo la manga en la guerra de Ucrania?

El conflicto en Ucrania está reacomodando la geopolítica del mundo de manera vertiginosa. Todo parece indicar que la guerra no se resolverá de la mejor manera en el corto plazo.

Por: Gerardo Yong Swipe

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| Un conflicto con muchas aristas

Un nuevo corredor comercial fue abierto por Estados Unidos para contrarrestar los avances de China y fortalecer su liderazgo en la región Indo-Pacífico, en momentos en que el reacomodo geopolítico sufre cambios vertiginosos ocasionados por la guerra en Ucrania. Rusia busca afianzar su relación estratégica con China, mientras la Unión Europea y Estados Unidos tratan de extender su bloque con Japón y la India como países claves, que cerrarían la retaguardia en Oriente.

La tendencia hace pensar que el conflicto no se resolverá de la mejor manera en el corto plazo. Por una parte, Estados Unidos mantiene la presión sobre China, a la que le recuerda constantemente que, si ayuda a Rusia a eludir las sanciones internacionales o le proporciona armas, hará todo lo posible por causar su declive como potencia económica.

La cosa no fue solo una advertencia, sino que se tradujo en una realidad inmediata, captando aliados para un nuevo acuerdo económico llamado Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF, por sus siglas en inglés), con Australia, India, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda y otros siete países del sureste asiático. El bloque representa más del 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.

Aunque no lo explicó de esa manera, se puede deducir que la intención del presidente estadounidense, Joe Biden, es contener el expansionismo del gigante asiático en la misma zona donde se pretendía crear el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), ideado por Barack Obama, pero deshecho por Donald Trump en 2017.

La idea es crear un grupo que pueda operar bajo criterios de resiliencia y sostenibilidad, y que contemple crecimiento económico inclusivo y con equidad, así como competitividad, desarrollo y paz regional. Es decir, la creación de una barrera proestadounidense para limitar la acción de Rusia y China, países que se han mantenido fuertemente cohesionados.


| La prudencia de China

Enrique Dussel, internacionalista de la UNAM y amplio conocedor geopolítico de Asia, especialmente de China, opina que en las últimas dos décadas Beijing y Moscú han desarrollado una profunda alianza en los ámbitos de seguridad, militar y económica.

“China seguramente garantizará esta alianza, teniendo como enemigo común a Estados Unidos, pero también con una postura contraria a cuestionar la integridad territorial de un país (Ucrania) como lo hace una invasión militar. Esto se relaciona directamente con la política de “Una Sola China” y la integridad territorial de China, de cuya soberanía Taiwán es parte. Esto implica una importante cautela de China respecto a cómo calificar o entender la invasión militar de Rusia a Ucrania –señala Dussel–. Por el momento, China ha buscado no participar directamente en el conflicto entre Estados Unidos y Rusia; particularmente ha evitado entrar en un enfrentamiento directo con los aliados euroatlánticos para no verse afectada por las medidas tomadas en contra de Moscú. Hasta ahora, esta estrategia le ha funcionado bien, aunque habrá que ver si puede continuar por esta delgada línea en las siguientes semanas y meses, ante la creciente polarización global y el enfrentamiento Estados Unidos-China, que ya existía desde antes de la crisis ruso-ucraniana”.


| El IPEF nace en el desconcierto

Por el momento, el nuevo pacto se encuentra bajo la lupa, incluso de los propios miembros y congresistas estadounidenses, pues no ha reflejado la existencia de una reducción arancelaria, una estratagema que Washington ha manejado en la mayoría de sus tratados anteriores para atraer socios.

También se cree que lo que está haciendo el IPEF es crear una barrera zonal contra China, aspecto que necesita construir antes de dar a conocer los beneficios a sus adscritos. Asimismo, los está induciendo a asumir compromisos en cuatro ejes preferentes, considerados de alto nivel: comercio, cadenas de suministro, energía limpia y equidad. Estos aspectos no parecen estar incluidos en los gobiernos llamados progresistas. La Unión Americana no invitó a China y la descartó en automático porque cree que no podría cumplir con al menos uno de estos parámetros, además de su evidente acercamiento con Rusia.

Según María Cristina Rosas, profesora e investigadora de tiempo completo en la UNAM y autora del libro China en el siglo XXI, en 2001 Beijing creó la Organización para la Cooperación de Shanghái, cuyo objetivo es velar por la seguridad en Asia central, pero principalmente evitar la intromisión norteamericana en la región.

“Tras los ataques del 11 de septiembre, Estados Unidos instaló bases militares en Kirguistán. Ya no están ahí, pero la Organización para la Cooperación de Shanghái no pretende tener un conflicto con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). China tiene una enorme interdependencia económica con Occidente y no quiere arriesgar esos mercados –dice la académica–. Sin embargo, la hostilidad de Washington hacia China ha empujado al gobierno del presidente chino, Xi Jingping, a buscar acercamientos con Rusia. Hoy, China y Rusia tienen una importante alianza económica y comercial, así como en el sector espacial y militar”.

Rusia aporta el 40% del gas y el 27% del crudo de la Unión Europea


| China es un factor preponderante

Aunque el nuevo pacto Indo-Pacífico ha atraído a Brunéi, Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam, estos ven con desconfianza el hecho de que China, su principal socio comercial, no esté integrada al plan regional.

“China es el mayor tenedor de deuda de Estados Unidos. Desde que Trump decidió aplicarle sanciones comerciales, Beijing tomó represalias que impactaron más en los estadounidenses que en el propio país oriental. Efectivamente, hay costos para China por apoyar a Rusia, pero son aceptables, dado que Occidente ha fastidiado a los chinos con temas como Tibet, Xiangjiang, Hong Kong, Taiwán y los derechos humanos. China ha optado por cerrar filas con Rusia, a manera de respuesta ante este hostigamiento. Por otra parte, el mundo es demasiado interdependiente de China, por lo que castigarla por mantener vínculos con Moscú sería como un autogol para los occidentales, ya que les afectaría mucho más a ellos”, apunta Rosas.

Por su parte, el gigante asiático considera que el IPEF está dirigido a contener su ascenso, formando alianzas económicas y militares para fomentar el divisionismo y poner en riesgo la paz en la región. De hecho, hace unas semanas el presidente de China propuso en el Foro de Boao, realizado en la isla de Hainán, una iniciativa para buscar la seguridad mundial a través del respeto a la soberanía de los estados y su decisión a seguir el camino de desarrollo que elijan.


| La seguridad vista por Beijing

El embajador de China en México, Zhu Qingqiao, destaca seis ejes de la iniciativa, dados a conocer por el presidente Xi Jingping. Entre ellos está la conformación de una seguridad común, cooperativa, integral y sostenible para defender la paz y la seguridad mundiales. De igual forma, promover el respeto a la soberanía e integridad territorial de todos los países y condenar el intervencionismo.

La idea de esta propuesta consiste en apartarse de la política de grupo, así como evitar la confrontación entre bloques, que solo favorece a una mentalidad de la Guerra Fría. Se trata de que todos los países participen en un sistema de seguridad mundial, en lugar de seguir bajo el concepto de seguridad propia, y que garantice que puedan resolver sus disputas de manera pacífica y mediante el diálogo. Asimismo, dejar a un lado la prepotencia y las sanciones unilaterales. Se cree que esto permitirá combatir mejor algunos problemas globales, como el terrorismo, el hackeo informático, la seguridad sanitaria y el impacto del cambio climático en el planeta.

Los países que integran el IPEF representan 34.7 billones de dólares en producción global o alrededor del 41% de la producción global, en comparación con los 31.7 billones de dólares de los miembros del TPP, de acuerdo con estimaciones de Bloomberg. El comercio con la región respalda más de tres millones de empleos estadounidenses, según la Casa Blanca. La parte estratégica busca que Australia, Japón y la India se desconecten de la economía china.

Lo curioso de todo es que Taiwán no fue incluido como miembro del bloque, aun cuando medio centenar de senadores solicitaron su integración, algo que consideran que podría disuadir a Beijing de sus intereses de apropiarse o invadir la isla. Sin embargo, esta acción hace pensar que Washington tampoco quiere provocar a la nación oriental ni a su política de “Una Sola China”.


| Lo sombrío que se avecina 

En mayo pasado, mientras se llevaba a cabo el Foro de Davos, cuya reunión inició sus trabajos en medio de la sombra causada por la Guerra de Ucrania, el Banco Mundial advirtió que la crisis ya desencadenó una recesión mundial, la cual no tardará en disparar los precios de los alimentos, la energía y los fertilizantes.

El organismo internacional prefirió omitir los nuevos bloques que se están formando para abogar más en favor de buscar una solución que evite el colapso económico. Según sus previsiones, de nada sirve que China esté abrumada por bloqueos por el coronavirus, pues eso ya está causando una desaceleración mundial. La dependencia de los energéticos es clara en el aspecto de que son muchos los países que dependen de Rusia en este sector; un leve aumento en los precios será suficiente para intensificar una recesión por sí sola.

El Banco Mundial dio señales de que la guerra en Ucrania causará la mayor escasez de materias primas desde la década de 1970. También previno sobre una de las peores crisis energéticas en Europa, una de las zonas más productivas del mundo por su gran dependencia de Rusia, que produce más del 11% del petróleo del mundo.

En conferencia de prensa con motivo del Día de Europa, el embajador de la Delegación Europea en México, Gautier Mignot, reconoció que se trata de una situación muy difícil para Europa, aunque por el momento todas sus estructuras están funcionando adecuadamente. Rusia aporta el 40% del gas y el 27% del crudo de la Unión Europea. Sin embargo, reconoció que el bloque está buscando otras opciones para sustituir estos insumos, aunque no reveló cuál sería la procedencia.

El organismo financiero también puso el dedo en la llaga al mencionar que se espera un aumento del 60% en los precios de los fertilizantes este año, por lo que existe un riesgo real de que los rendimientos agrícolas disminuyan. AN

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