| Un conflicto con muchas aristas
Un nuevo corredor comercial fue abierto por Estados Unidos para contrarrestar los avances de China y fortalecer su liderazgo en la región Indo-Pacífico, en momentos en que el reacomodo geopolítico sufre cambios vertiginosos ocasionados por la guerra en Ucrania. Rusia busca afianzar su relación estratégica con China, mientras la Unión Europea y Estados Unidos tratan de extender su bloque con Japón y la India como países claves, que cerrarían la retaguardia en Oriente.
La tendencia hace pensar que el conflicto no se resolverá de la mejor manera en el corto plazo. Por una parte, Estados Unidos mantiene la presión sobre China, a la que le recuerda constantemente que, si ayuda a Rusia a eludir las sanciones internacionales o le proporciona armas, hará todo lo posible por causar su declive como potencia económica.
La cosa no fue solo una advertencia, sino que se tradujo en una realidad inmediata, captando aliados para un nuevo acuerdo económico llamado Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF, por sus siglas en inglés), con Australia, India, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda y otros siete países del sureste asiático. El bloque representa más del 40% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
Aunque no lo explicó de esa manera, se puede deducir que la intención del presidente estadounidense, Joe Biden, es contener el expansionismo del gigante asiático en la misma zona donde se pretendía crear el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), ideado por Barack Obama, pero deshecho por Donald Trump en 2017.
La idea es crear un grupo que pueda operar bajo criterios de resiliencia y sostenibilidad, y que contemple crecimiento económico inclusivo y con equidad, así como competitividad, desarrollo y paz regional. Es decir, la creación de una barrera proestadounidense para limitar la acción de Rusia y China, países que se han mantenido fuertemente cohesionados.