
JOSÉ OCHOA, LA HISTORIA DE UN EMPRENDEDOR QUE CONVIERTE CADA GOLPE EN SU VENTAJA COMPETITIVA
Empatía, visión y coraje es lo que distingue al fundador de Global Containers and Custom Packaging, quien transformó su empresa en una escuela de liderazgo real, donde se pelea con estrategia, se forma con propósito y se gana en equipo.
Por: Marisol García FuentesContinua en la historia

A los 30 años, sin ahorros y con un hijo en camino, José Ochoa decidió dejar una prometedora carrera corporativa para emprender. Hoy, 17 años después, dirige Global Containers and Custom Packaging, una empresa que ofrece una amplia gama de soluciones de embalaje y servicios industriales, con sede en El Paso, Texas, Estados Unidos.
Su experiencia apoyando a emprendedores lo llevó a crear la Metodología SCoLAR, que ayuda a los empresarios a conseguir mejores contratos y oportunidades de negocio. Además, es creador del podcast ¡Súbete al Ring!, que presenta a grandes figuras inspiradoras de la vida y los negocios en todas las industrias en un solo lugar.

Un anhelo que es más fuerte que el miedo
José se define como “alguien con muchos anhelos y mucho compromiso ante ellos”. En entrevista recuerda que su carrera comenzó en Ciudad Juárez, donde tuvo que mudarse de su natal Chihuahua para trabajar como ingeniero de empaque en la industria automotriz. Los aprendizajes fueron muchos, como aprender el arte de la negociación y hacerla en inglés profesional.
Luego de tres años, ingresó como titular y responsable del área de ingeniería de empaque a la compañía alemana Dephi, donde tenía que ver cuestiones de producción. “Empiezo a ver que hay mucha mucha área de oportunidad. Me di cuenta de que las soluciones de empaque no estaban hechas a la medida del cliente. Los proveedores te querían vender lo que ellos tenían y no una solución real”, recuerda. Y de ese dolor del mercado es de donde nace Global Containers and Custom Packaging.
Lo que distingue a José no es solo su capacidad para detectar oportunidades, sino su decisión de tomarlas aunque el terreno tiemble. “Si hubiera sido más conservador, si no me hubiera arriesgado, no estaríamos aquí hablando hoy. Y tampoco habría ayudado a los emprendedores que he podido apoyar”, dice. Y es que como emprendedor, tuvo que enfrentarse a la incertidumbre que implica comenzar un proyecto nuevo. “Tenía el fuego y el voladero atrás de mí… o funcionaba, o funcionaba”, recuerda.

La filosofía que sostiene una empresa de 17 años
Global Containers se ha mantenido vigente en el competitivo mercado estadounidense gracias a una idea sencilla pero poderosa: escuchar. “No vendemos productos; creamos soluciones”, afirma. Esa visión lo llevó a ganar el premio a la mejor propuesta de valor por parte de Microsoft y a ser reconocido como Exportador del Año en 2017.
Pero no todo fue gloria. Un año después, una de sus principales cuentas cayó en bancarrota y casi arrastra su empresa con ella. “Mi abogado me dijo: ‘Me sorprende que sigas operando, nunca he visto que una empresa de tu tamaño sobreviva un golpe así’”. La solución no vino de una fórmula mágica, sino de liderazgo, trabajo en equipo y humildad. “Reinvertí lo que no tenía, inscribí a mi equipo en programas de aceleración, cambiamos procesos, y lo logramos”.
Desde entonces, Global Containers ha roto récords de ventas año con año. Y quizás lo más valioso: la empresa funciona sin depender del fundador. “Aprendí que si la empresa eres tú, entonces no vale nada. Ahora mi negocio es autodirigido”, asegura.

Hacer que otros brillen
José considera que su estilo de liderazgo es claro: empático, inclusivo y formativo. Narra cómo impulsó a uno de sus talentos en el tiempo de pandemia. “Vi en Silvia, una colaboradora nueva, valores que ni ella veía en sí misma. La tomé bajo mi ala, y hoy comanda una de nuestras cuentas más importantes”, cuenta.
Este enfoque ha dado frutos: la rotación de personal en su empresa es menor al 2%. Tiene empleados que llevan 17 años con él. ¿La clave? Crear una cultura en la que la gente quiera estar. “Siempre he querido que mi empresa sea el tipo de lugar donde yo querría trabajar. No somos perfectos, pero hay respeto, colaboración y reconocimiento”.
José no se guarda lo que sabe. Hace más de ocho años comenzó a hacer mentoría gratuita a emprendedores en México, Estados Unidos e India. Durante la pandemia, incluso tomó sesiones a la 1:30 a.m. para apoyar a jóvenes en Calcuta. “Es impagable. No lo hago por dinero, lo hago porque me llena el alma”.
Ese impulso lo llevó a lanzar ¡Súbete al Ring!, su podcast, y un libro del mismo nombre. “El podcast me ha dado conversaciones increíbles. He tenido desde fundadores de marcas globales como Reebok, hasta atletas paralímpicos. Aprendo de cada uno, y lo comparto con otros”.

Subirse al ring de la vida y dejar un legado
José Ochoa dice que no quiere ser recordado como el empresario más exitoso, sino como el que puede aportar más y el que puede ser parte de algo mejor.
Su visión del éxito ha cambiado con los años. Ya no se trata de premios o cifras, sino de libertad, impacto y propósito. “Hoy para mí el éxito es hacer lo que quiero, en mis propios términos. Y poder compartir con otros para que también se animen a subirse al ring”.
Lejos de vender la idea de que emprender es fácil, Ochoa habla de las lágrimas, el insomnio, el miedo, pero también de la satisfacción real. “Sí, trabajé el triple y ganaba menos de la mitad. Pero también ayudé a otros, crecí como nunca, y lo más importante: mis hijos van a poder saber quién fui, incluso cuando ya no esté”.
José Ochoa es más que un CEO. Es un soñador que tuvo el coraje de escuchar sus anhelos… y la disciplina para perseguirlos hasta convertirlos en realidad. Es ese emprendedor que se sube al ring y no tira la toalla porque sabe que las verdaderas batallas, se ganan dándolo todo.