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Opinión

La encrucijada de la seguridad: entre la estrategia y la realidad

Por: Alejandro Desfassiaux Swipe

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A medida que nos acercamos al final de 2024, la inseguridad en México sigue latente, sin que los índices delictivos muestren un respiro significativo. A pesar de los esfuerzos del gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo y su secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, la transformación que se anhela en materia de seguridad pública parece más una quimera que una realidad palpable.

La creación de un sistema nacional de inteligencia e investigación dentro de la Secretaría es, en principio, un paso en la dirección correcta.

La creación de un sistema nacional de inteligencia e investigación dentro de la Secretaría es, en principio, un paso en la dirección correcta. Sin embargo, el verdadero desafío radica en la implementación efectiva de esta estrategia y en su capacidad para producir resultados tangibles. El regreso a la certificación de Policías locales y la propuesta de programas nacionales de seguridad son medidas que, aunque bien intencionadas, requieren un sustento sólido y un compromiso real por parte de todos los actores involucrados.

| ¿Adiós a los abrazos?

Una de las interrogantes más críticas es si se optará por un enfoque más enérgico que integre acciones de detención y consignación de delincuentes, en contraposición a los “abrazos” que caracterizaron la estrategia de seguridad del sexenio anterior. Sin un sistema judicial que garantice juicios justos e imparciales, cualquier esfuerzo por reducir la criminalidad se verá truncado. La percepción de que las cárceles son escuelas de criminalidad, en lugar de centros de rehabilitación, pone en entredicho la eficacia del sistema penal y su capacidad para reintegrar a los infractores a la sociedad.

Por primera vez en la historia de México tenemos una mujer al mando de las Fuerzas Armadas, lo que representa una oportunidad única para replantear la estrategia de seguridad. Sin embargo, es imperativo que los resultados sean concretos y medibles. A pesar de que se han delineado cinco ejes estratégicos, como el fortalecimiento de la Guardia Nacional, la coordinación entre Policías y fiscalías estatales y la Fiscalía General de la República, el verdadero reto será demostrar que estas medidas generan un costo-beneficio real.

El crimen organizado representa actualmente el 17% del PIB de nuestro país. ¿Cuánto de este costo se reducirá en los próximos años?

El crimen organizado representa actualmente el 17% del PIB de nuestro país. ¿Cuánto de este costo se reducirá en los próximos años? Sin una disminución efectiva de este impacto económico, los programas implementados se verán como un gasto y no como una inversión. Es fundamental que, tanto a nivel municipal como estatal y federal, se evidencien resultados claros en la reducción de la actividad delictiva.

| Los grandes retos de Harfuch

García Harfuch enfrenta dos grandes retos: integrar las Policías estatales y municipales en la Guardia Nacional, y establecer un plan maestro que asegure que los nombramientos en seguridad pública no estén bajo la influencia del crimen organizado. Los secretarios de Seguridad Pública deben ser personas de confianza, alejadas de cualquier vínculo con la delincuencia.

A medida que los recientes episodios de violencia (como los ocurridos en Sinaloa y Guanajuato, debidos a la guerra entre cárteles) nos recuerdan la magnitud del problema, se vuelve evidente que la autoridad necesita actuar con determinación. La implementación de los planes anunciados debe traducirse en acciones concretas que no solo prometan seguridad, sino que realmente la materialicen. Sin un compromiso decidido y acciones claras, cualquier estrategia corre el riesgo de quedar atrapada en la retórica y en los titulares, en lugar de ofrecer soluciones duraderas y efectivas.

A medida que los recientes episodios de violencia (como los ocurridos en Sinaloa y Guanajuato, debidos a la guerra entre cárteles) nos recuerdan la magnitud del problema, se vuelve evidente que la autoridad necesita actuar con determinación.

Finalmente, la ciudadanía también debe asumir un papel activo en este proceso. La seguridad no es únicamente responsabilidad del gobierno; cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en la construcción de comunidades más seguras y en la exigencia de cuentas a nuestras autoridades. Solo uniendo esfuerzos podremos transformar las expectativas en resultados reales. 

Es esencial mantener un enfoque crítico y realista, que no se limite a promesas, sino que se base en un compromiso auténtico por parte de las instancias involucradas. Solo así podremos vislumbrar un futuro más seguro para la nación. AN

 


Alejandro Desfassiaux es presidente de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial

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