Seguridad privada, recuperación en puerta
Por: Alejandro Desfassiaux
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¿Cómo le fue a la seguridad privada y a la seguridad pública en México en el sexenio que está por concluir? Vamos por partes.
Sin duda, la seguridad privada se vio afectada por varias razones, entre ellas la pandemia de la COVID-19 y la incertidumbre y desconfianza que generó la llegada de Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA al poder, toda vez que se cancelaron obras de infraestructura, como el Aeropuerto de Texcoco; se frenó la inversión privada en el sector energético, en lo que se refiere a la generación de electricidad, exploración y producción de petróleo, se prohibió el fracking (una técnica para extraer hidrocarburos de lutitas), entre otros.
La seguridad privada se vio afectada por varias razones, entre ellas la pandemia de la COVID-19 y la incertidumbre y desconfianza que generó la llegada de Andrés Manuel López Obrador y su partido MORENA al poder.
| Los efectos de la pandemia
Con la pandemia, vimos el cierre de empresas, de oficinas, de plantas de producción, de parques industriales. Y con la llegada de López Obrador, cambiaron las reglas, se dejó a un lado el estado de derecho, todo lo que se había trabajado e impulsado para atraer capitales al sector energético, se frenó. Esto último, también provocó la salida de empresas del país y la llegada de nuevas inversiones, afectando el crecimiento de las empresas de seguridad privada.
No obstante, esperamos que todos los empleos y clientes que se perdieron en este periodo se recuperen en su mayoría este año, gracias al nearshoring, la relocalización de las operaciones de manufactura y servicios desde Asia, principalmente de China, hacia México, que ha detonado la llegada de nuevas empresas e inversiones al país, incluidas aquellas de origen chino que buscan no verse afectadas por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y beneficiarse del T-MEC.
Con la pandemia, vimos el cierre de empresas, de oficinas, de plantas de producción, de parques industriales. Y con la llegada de López Obrador, cambiaron las reglas, se dejó a un lado el estado de derecho, todo lo que se había trabajado e impulsado para atraer capitales al sector energético, se frenó.
En este último punto, la nueva administración que encabeza Claudia Sheinbaum debe establecer las bases para que empresas chinas puedan producir, fabricar en México, pero con reglas claras y justas para todos. Sabemos que habrá presión por parte de EU para que nuestro país no permita la instalación de estas empresas, pero el gobierno mexicano debe establecer vías, buscar los mecanismos, para que más empresarios, sin importar la nacionalidad, puedan invertir y establecerse en suelo mexicano, porque no solo van a generar empleos, sino también a pagar impuestos, lo que significa mayor recaudación para programas sociales, contratación de médicos, abasto de medicinas, obras de infraestructura (nuevas carreteras, mayor generación de electricidad a través de fuentes renovables, hospitales, entre otros).
Si esto no se entiende de la forma correcta, va a haber un mayor desempleo, una mayor desconfianza. Se espera que con la llegada de Marcelo Ebrard a la Secretaría de Economía se dé un respiro al sector empresarial, que haya certidumbre y confianza, con políticas y programas que impulsen la inversión y el empleo.
| Continuidad y fortalecimiento
En materia de seguridad pública, es urgente que se continúe el modelo que se está operando hoy, el de la Guardia Nacional, pero que se hagan ajustes, que todos los elementos asciendan con los mismos grados del Ejercito y tengan los mismos beneficios o más que este, según logren reducir el índice criminal, que hoy nos cuesta el 14% del Producto Interno Bruto (PIB), cuando hace 40 años nos costaba solo el 2%; que sea un empleo, una profesión de largo plazo, que sea atractiva también para un cadete del Colegio Militar.
Los militares han hecho un excelente trabajo, pero no los han dejado actuar. Dicho con más claridad: la política de abrazos y no balazos no ha permitido que la Guardia Nacional sea más eficiente en el combate al crimen organizado.
Creo que los militares han hecho un excelente trabajo, pero no los han dejado actuar. Dicho con más claridad: la política de abrazos y no balazos no ha permitido que la Guardia Nacional sea más eficiente en el combate al crimen organizado, pues están prohíbidos los enfrentamientos.
Por lo pronto, la Guardia Nacional se va a dejar en manos del ejército, de manera separada, con una secretaría formal, para que los militares la sigan manejando, pero la intención es que, en un futuro, sea un organismo independiente, tranxesenal, que tome el control de las policías estatales y municipales, y se quede con los mejores mandos y elementos para que sea una sola policía nacional. Si el nuevo gobierno lo logra, se dará un gran paso hacia la pacificación del país. AN
Alejandro Desfassiaux es presidente de Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial
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