QUIERO MI PROPIO NEGOCIO ¿POR DÓNDE EMPIEZO?
Ser empresario, además de sacrificios, esfuerzo, disciplina, talento y visión, requiere perfeccionar diversas habilidades, aptitudes y competencias. Estas son algunas.
Por: Enrique U. Alcázar Córdova
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Muchos tenemos el sueño y la ilusión de tener nuestro propio negocio, ser nuestro propio jefe, lograr libertad financiera, auto administrar nuestros tiempos y horarios, en fin, ser empresarios.
Ser empresario, además de sacrificios, esfuerzo, disciplina, talento y visión, requiere perfeccionar diversas habilidades, aptitudes y competencias, pero también tener la humildad de identificar nuestras carencias y, sobre todo, ver cómo las vamos a suplir. ¿Nos capacitaremos y desarrollaremos competencias, contrataremos talento, subcontrataremos a terceros o compartiremos parte de nuestras acciones?
Un empresario, además de experiencia, visión, liderazgo y equipo calificado debe conocer todas las áreas de su negocio: operación, ventas, administración, finanzas, capital humano, mercadotecnia, comunicación, dirección estratégica, compras, logística, y todas aquellas que sean clave para su devenir.
Pero no se trata de desanimarte, por el contrario, todos empezamos por algo y lo que buscamos es que seas consciente de los retos que implica emprender, para que no te generes falsas expectativas o frustraciones. Además, pocos lo logramos a la primera, siempre hay un proceso de prueba, error y aprendizaje.
¿Tienes ya una idea de negocio? Esta puede surgir de tus propias habilidades y talentos, esto es, reitero, ¿para qué soy bueno? o ¿qué me gusta? O por el contrario, de una oportunidad o necesidad que hayas detectado e identificado en el mercado y que creas que puede ser exitosa. Decimos que es más sencillo buscar un producto para tu mercado, que un mercado para tu producto.
También debes considerar los recursos que vas a necesitar (tecnología, talento, tiempo, dinero, entre otros) y cómo los vas a conseguir. Sé realista, busca la la mayor y mejor información posible sobre el segmento de mercado, el consumidor, la competencia, tendencias de mercado y demás datos que te lleven a tomar las mejores decisiones. Toma en cuenta que siempre habrá variables que saldrán de tu control, así que es importante el manejo de riesgos.
Siempre he pensado que los mejores empresarios no son lo que tienen las ideas más espectaculares y brillantes, son aquellos que se avientan, que ejecutan, que pasan de la intención a la acción, que entienden los riesgos que implica una aventura empresarial, pero también la satisfacción de un buen resultado.
Ahora bien, no basta con la ejecución, hay que medir, calibrar y evaluar nuestro proyecto, de otra manera no sabremos con toda certeza los resultados y utilidad que representa, así como tener indicadores y procesos de mejora e innovación.
Recuerda, tampoco se trata de emprender de manera forzada, no todos nacimos para ser empresarios y se vale. Cada individuo debe buscar su vocación y seguir a su corazón y a su intuición; en las últimas décadas nos han vendido que lo ideal es ser emprendedor, sin embargo hacen falta muchos espacios y herramientas financieras y de capacitación.
Efectivamente, hay medianas y grandes empresas cada vez más automatizadas que requieren menos personal y el gobierno no tiene ni la capacidad ni la vocación para generar empleos, pero sí la responsabilidad de poner cancha y piso parejo y firme. Nos corresponde a empresarios y emprendedores, seguir generando empleos y creando riqueza, pero de una manera firme, formal y responsable.
Aún estás convencido, ¿todavía quieres emprender? Empieza por conocerte a ti mismo, a tu mercado, a tu producto, y sobre todo desarrolla las competencias que este negocio te va a exigir. Ser empresario será muy demandante, habrá muchos sacrificios, pero si lo haces bien y con un propósito claro, las satisfacciones serán invaluables.
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