| Entre el bien y el mal
El caso de México es diferente, con un aumento esperado del Producto Interno Bruto de 3.2%, mejor a lo previsto, se vio beneficiado por el continuado y elevado ingreso de remesas, la inversión privada motivada por el nearshoring y la resiliencia de EU, que acabó esquivando la recesión. Sectores como el de la construcción y servicios afectados por la pandemia de COVID-19 hoy son los que empujan el país. Será la economía de segundo mayor crecimiento de la región, después de Panamá y su crecimiento será mayor al de Canadá y EU. Ante una desaceleración prevista en esta última economía para 2024 (1.5%), es de esperarse que la economía mexicana crezca 2.1%.
Los choques climáticos y la inestabilidad del Medio Oriente acabaron poniendo presión en los precios de los alimentos y energéticos, y trastocarán las metas inflacionarias.
En el caso de México, además, más gasto y menores ingresos fiscales pusieron presión a las cuentas públicas, por una mayor deuda. El Banco de México ha advertido que el déficit fiscal para 2024 aprobado tendrá un impacto inflacionario y la política fiscal expansiva alargará la restricción monetaria. Por lo que el objetivo inflacionario no podrá ser alcanzado sino hasta 2025; empero, si no se lograra el proceso de consolidación fiscal previsto para ese año, las consecuencias en la dinámica inflacionarias, podrían ser mayores.
El 2024 será un año complicado para el mundo y para el país. Aún no se sabe si el conflicto del Medio Oriente pueda extenderse y volverse de tipo regional; la guerra Ucrania-Rusia no se acaba, y la guerra económica China-EU ha escalado.
De hecho, mayores costos salariales para las empresas, un mercado laboral ajustado y cotizaciones más altas en combustibles se añadieron a la presión en precios. De esta manera, el balance de riesgo inflacionario se deterioró a nivel nacional y global, esperando una tasa de crecimiento mundial en precios del 5.8% para el año que entra. Y, para el caso de México, las previsiones inflacionarias son de 4 y 3.2% para 2023 y 2024, respectivamente.
El 2024 será un año complicado para el mundo y para el país. Aún no se sabe si el conflicto del Medio Oriente pueda extenderse y volverse de tipo regional; la guerra Ucrania-Rusia no se acaba, y la guerra económica China-EU ha escalado.
En México, además de este riesgo, está el déficit presupuestal que será generado por el gasto planteado y la disminución en la recaudación, que presionarán las finanzas públicas. AN
Laura Iturbide Galindo es académica del Centro de Alta Dirección en Economía
y Negocios de la Universidad Anáhuac México y consejera independiente.
@IDEA_Anahuac • Correo: [email protected]