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Reportaje

Sostenibilidad corporativa: el tiempo se agota y los retos no cesan

Los CEO de todo el mundo tienen la sostenibilidad como prioridad principal en sus agendas. Sin embargo, están enfrentando retos que los obligan a reevaluar sus criterios de inversión y a desarrollar nuevos modelos comerciales que les ayuden a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. Estos son algunos de los desafíos.

Por: Claudia Cerezo Swipe

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| Un año lleno de desafíos

La sostenibilidad corporativa ha avanzado mucho en los últimos años. Ya no es raro que una empresa tenga una estrategia de sostenibilidad o ESG (Environmental, Social and Governance; ambiental, social y de gobierno corporativo): una idea clara de sus problemas en materia de sustentabilidad y objetivos para áreas clave, como reducir al máximo sus emisiones de gases y divulgar información sobre su desempeño en ESG a las partes interesadas.

A pesar de estos avances, todavía queda mucho por hacer y el tiempo se agota. Estamos lejos de un mundo en el cual las actividades económicas y comerciales tengan un efecto neutral o positivo sobre el medio ambiente, y cada vez estamos más cerca del 2023, año que la ONU puso como límite para proteger el planeta, poner fin a la pobreza y garantizar que todas las personas disfruten de paz y prosperidad.

Por supuesto que el trabajo que las organizaciones están haciendo en la materia es de reconocerse; sin embargo, los problemas en las cadenas de suministro, la alta inflación, las incertidumbres geopolítica y económica globales, el lavado verde y los nuevos estándares de divulgación de sostenibilidad entorpecen los avances.

Estos son algunos de los principales desafíos en materia de ESG para 2023 y los años que vienen.


| Incertidumbre global

De acuerdo con el Estudio CEO 2021, del Pacto Mundial de Naciones Unidas y la consultora Accenture, en el que participaron más de 2,600 directores de 128 países y 18 industrias, casi la mitad de los CEO dicen que sus esfuerzos en sostenibilidad se han visto obstaculizados por los problemas en las cadenas de suministro derivados de la pandemia de COVID, la inflación, la volatilidad de los precios y la inestabilidad geopolítica global.

La guerra en Ucrania y el impacto de las sanciones a Rusia alteraron mercados, dependencias, compromisos climáticos e incluso los plazos previstos para la transición de Europa a las energías alternativas.

En octubre de 2022, la Agencia Internacional de la Energía, creada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), declaró que la guerra en Ucrania era un punto de inflexión para el cambio de políticas y los mercados energéticos, “no solo por el momento, sino en las próximas décadas”. Sin embargo, la escasez de energéticos durante el invierno pasado impulsó la demanda de carbón en Europa. De hecho, las tendencias económicas y de mercado sugieren que el consumo mundial de carbón aumentó un 0.7% en 2022 y en 2023 aumentará a un máximo histórico.

Esta situación obliga a acelerar la transición energética no solo en Europa, sino en todo el mundo. Gobiernos y empresas deben poner todos sus esfuerzos en el desarrollo de energías renovables y en el impulso de la eficiencia energética en edificios, plantas y flotillas.


| Problemas en las cadenas de suministro

Las cadenas de suministro previas a la pandemia fueron construidas para un mercado global y la “economía de la velocidad”, un sistema que ya no es lo que se necesita ahora. Si bien la eficiencia alguna vez fue la prioridad, hoy la resiliencia y la durabilidad están en la mira de las organizaciones.

El estudio de Accenture señala que, como parte de sus procesos de reinvención de las cadenas de suministro y el desarrollo de resiliencia, los líderes empresariales están explorando cómo mejorar las estructuras globales, mientras consideran la posibilidad de adoptar la regionalización.

Aproximadamente, una cuarta parte de los CEO que participaron en el estudio están recurriendo a la localización (acercando las fábricas y almacenes a los consumidores) para aumentar la resiliencia, diversificando sus fuentes de suministro y las relaciones a largo plazo con todos los miembros de su cadena de valor. Otros CEO están explorando cómo fortalecer sus cadenas de suministro globales, duplicando y diversificando elementos para desarrollar resiliencia.

Sin importar que elijan centrarse en un modelo local o global, los CEO están dando prioridad a la sostenibilidad al mejorar sus cadenas de suministro. Casi la mitad de los directores ejecutivos que participaron en el estudio (47%) señala que la construcción de una cadena de suministro responsable es parte de su estrategia de sustentabilidad. Además, están convencidos de que una cadena de suministro sostenible es fundamental para abordar otras prioridades, como la reducción de las emisiones.

Las empresas líderes están yendo más allá, incorporando la economía circular en sus cadenas de suministro. La circularidad puede proteger a las organizaciones de la volatilidad geopolítica y mitigar el riesgo de disponibilidad de recursos. Al reutilizar materiales de productos existentes, las empresas pueden reducir costos, limitar su impacto en el medio ambiente y controlar mejor sus cadenas de suministro.

Los CEO también están reconociendo que gran parte de su huella de carbono se encuentra en sus cadenas de suministro, así que están alentando a sus proveedores, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas (pymes), a adoptar comportamientos sostenibles. Las empresas tienen que considerar las implicaciones de sostenibilidad de los socios con los que están trabajando y asumir nuevas estrategias y acciones para retomar los esfuerzos de sostenibilidad, a pesar de la incertidumbre económica y la volatilidad.


| Lavado verde y nuevos estándares de divulgación de sostenibilidad

Hacer afirmaciones engañosas o inexactas sobre el desempeño ambiental de los productos y servicios –lo que se conoce como greenwashing o lavado verde– estará cada vez más en la agenda de los reguladores, empresas, consumidores y activistas.

A medida que las sociedades reconocen el tamaño de la crisis climática y de los ecosistemas naturales, así como el papel que desempeña el consumo en la aceleración del daño, todos prestaremos más atención a la forma en que responden las organizaciones. Por esta razón, las comunicaciones empresariales sobre sostenibilidad deben ser claras, precisas y fundamentadas.

Los reguladores cada vez son más estrictos y cuidadosos, y los clientes y consumidores más demandantes de una comunicación responsable, que no solo incluya información sobre las ambiciones y el desempeño de las empresas, sino también pruebas de que sus intenciones corresponden a sus acciones.

Un ejemplo de cómo los criterios ESG se están endureciendo en el mundo son las medidas anunciadas por la Securities Exchange Commission (SEC) de Estados Unidos. El año pasado, este organismo anunció una serie de medidas para sancionar a aquellas corporaciones que falseen información respecto de la implementación y acciones en materia de ESG.

La primera víctima de la nueva regulación de la SEC fue BNY Mellon Investment Adviser, que en mayo de 2022 pagó 1.5 millones de dólares (mdd) por hacer declaraciones erróneas de fondos ESG. Según la SEC, la unidad de gestión de inversiones de Bank of New York Mellon Corp. insinuó en varias declaraciones que todas las inversiones en sus fondos se habían sometido a una revisión de calidad ESG, aunque no siempre fue así.

Goldman Sachs Gr Asset Management Group Inc. también pagó una multa de 4 mdd, porque la SEC consideró que sus fondos mutualistas no cumplían con los estándares ESG que exige Wall Street.

En Europa, las autoridades están, asimismo, adoptando una postura activa para investigar y sancionar el lavado verde de las empresas. Por ejemplo, la Competition and Markets Authority (CMA), de Reino Unido, a finales de enero de este año anunció que examinará las afirmaciones de sostenibilidad sobre una gama de productos, como alimentos, bebidas, productos de limpieza y artículos de tocador. La CMA analizará reclamaciones, en la tienda y en línea, para evaluar si los fabricantes de estos productos cumplen con la ley del consumidor del Reino Unido.


| México sostenible

En México, esta tendencia regulatoria no es excepción. En 2020 se propuso en el Senado de la República la iniciativa de Ley General de Responsabilidad Empresarial y Debida Diligencia Corporativa, la cual regula la conducta responsable de las empresas en temas de cadenas de suministro, condiciones de los trabajadores, respeto a los derechos humanos, cuidado del medio ambiente, combate a la corrupción, protección de los derechos de los consumidores, gobierno corporativo, y programas de control y cumplimiento.

Sin embargo, es la Ley General de Economía Circular, pendiente de aprobación por la Cámara de Diputados, la que advierte un cambio de modelo sobre la obligatoriedad de los criterios ESG en México, según señala la firma de asesoramiento jurídico ECIJA. Esta ley, cuya promulgación parece inminente, obliga a las empresas a integrar cadenas de suministro que generen valor, a incorporar esquemas de responsabilidad extendida del productor y a difundir una cultura de corresponsabilidad ambiental en la población para lograr un consumo responsable.

La ley también busca crear esquemas de medición de las huellas hídrica y de carbono y de reporteo por parte de las empresas, sobre todo de aquellas que generen productos altamente contaminantes.

Además, el T-MEC y el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM), cuya modernización está en espera de firmarse, también están acelerando la incorporación de criterios ESG en la normativa nacional. Por ejemplo, el T-MEC reconoce la importancia de promover la responsabilidad social corporativa y la conducta empresarial responsable, y exige a las empresas que operen en el territorio de las partes que implementen medidas de responsabilidad social relacionadas con el medio ambiente, tales como la norma ISO sobre Sistemas de Gestión Ambiental.

Sí: la inestabilidad global está retrasando los avances hacia la sostenibilidad, y los directores y líderes empresariales están abrumados por la gran cantidad de desafíos que deben abordar, sobre todo quienes dirigen organizaciones en economías en desarrollo y pymes, que enfrentan vientos más fuertes. Sin embargo, no se dan por vencidos en los objetivos de desarrollo sostenible, ni deben rendirse. Todos queremos un futuro mejor y más sostenible. AN

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