
Trump II y los años por venir
Secundaria: Donald Trump asume nuevamente la presidencia con una agenda nacionalista que promete redefinir las políticas migratorias, económicas e internacionales, buscando “volver a hacer fuerte a Estados Unidos”.
Por: Gerardo YongContinua en la historia

| Un segundo mandato con enfoque nacionalista
Donald Trump al frente de Estados Unidos por segunda vez. Tras hacer el juramento que lo formalizó como el 47 mandatario, abrió el abanico de amenazas para parar en seco la migración, reformular al comercio y redefinir la política internacional; todo con el firme propósito de “volver a hacer fuerte a Estados Unidos”.
El telón se abrió finalmente el 20 de enero de 2025. En el escenario aparecieron los esquemas de un nuevo gobierno del magnate rubio, caracterizado por una política dura y un nacionalismo lineal y severo con el que buscará deportar a millones de migrantes, contener a quienes considera como enemigos de su país y volver a ponerlo en el eje del planeta. El espectáculo recordaba más los años treinta del fascismo, que una tendencia globalizadora, a la que no se le habría dado tiempo de madurar para obstaculizar los avances de economías como las de China, Rusia, India, Japón, Corea del Sur y otras naciones del sureste asiático, que se beneficiaron de planes económicos de Washington, a los que ahora califica como propuestas mal negociadas que favorecieron más el desarrollo internacional que el avance nacional.
En 2016, el Brexit fue aprobado en Reino Unido con unos objetivos muy similares a los de Trump, a saber: pertenecer a la Unión Europea, mina la soberanía británica, permitiría un mayor control de la migración y pondría a Londres en mejores condiciones de imponer sus intereses comerciales y geohistóricos. Ante ello, uno se preguntaría si el ocupante de la Sala Oval está pensando no en retirarse del T-MEC, siguiendo el ejemplo de su homólogo inglés, mediante un Amerexit que le permita refortalecer la economía ―a final de cuentas el mercado estadounidense―, sino en “exclusivizarlo” a fondo. A final de cuentas está en sus manos y tiene el poder para hacerlo.

| Relaciones internacionales y el juego de los grandes
De hecho, el hombre fuerte del Kremlin aseguró que estaría abierto a discutir con él las condiciones de una “paz duradera” con su homólogo estadounidense y acabar con una guerra que está a punto de entrar en su tercer año de cruentos combates. Analistas políticos, como Jorge Majfud, afirman que ese juego refleja la fórmula de que solo entre grandes se tratan como grandes.
No son pocos los expertos políticos que prevén la adopción de medidas de línea dura en muchos aspectos en esta segunda fase. En el caso de la migración, Trump ya había anticipado que realizaría una deportación masiva y que declararía la frontera con México como zona de emergencia, aspecto que le permitiría decretar estrategias para controlar lo que él mismo ha calificado como “una invasión migratoria”, tal como el envío de fuerzas armadas al confinamiento bilateral.
Aunque esos mismos críticos aducen que realizar dicha mega-deportación traería altos costos económicos, lo cierto es que, aun así, puede hacerlo sin que nadie se lo impida, pues cuenta, además, con el apoyo mayoritario del Senado y la Cámara de Representantes.
Ya en su primer gobierno había puesto en vigor el programa ‘Permanecer en México’, con el cual detenía a los migrantes en suelo azteca, mientras se estudiaban las posibilidades de su ingreso legal a la Unión Americana. Esto ya advirtió que lo volverá a establecer para mayor preocupación de los defensores de derechos humanos de ambos países, que ya anticipan que pondrá fin a varias iniciativas de diversidad, equidad e inclusión. También restablecerá medidas como la pena de muerte, suspendida por el ahora expresidente Joe Biden, y aplicará candados a documentos oficiales como el pasaporte que, a partir de pronto, deberán exponer el género de los ciudadanos que lo tramiten, el cual será solo: hombre/mujer.

| Impacto económico y nuevas políticas comerciales
En la cuestión económica, el empresario norteamericano ya dejó en claro la creación de una agencia dedicada a recaudar ingresos a partir de aranceles y derechos de importación, decisión que tiene como objetivo fortalecer acuerdos comerciales que, según él, administraciones anteriores los negociaron con desventajas y sin priorizar los intereses nacionales. Con ello, también busca acabar con una economía “sobrecargada de impuestos” que, más bien, ha ayudado a que la comunidad internacional se beneficie del mercado más activo del mundo.
“Durante años, gracias a acuerdos comerciales débiles y mal negociados, la economía estadounidense ha fomentado el crecimiento y la prosperidad en el resto del mundo, mientras nosotros nos hemos sobrecargado de impuestos. Es hora de cambiar esa realidad”, afirmó Trump en un mensaje. “Se han beneficiado del comercio a expensas de Estados Unidos”. Comenzaremos a cobrar a quienes ganan dinero gracias a nosotros. Finalmente, pagarán su parte justa”, puntualizó.
Por supuesto que los primeros que están en la mira de esa agencia son México y Canadá, miembros del T-MEC que, cuando él lo negoció en su primer gobierno, presumió que les había ganado a todos. Ahora planea aplicar (Ya lo está haciendo) un arancel del 25%, a partir del primero de febrero, a las importaciones canadienses y mexicanas; estas últimas las gravará también como una presión al gobierno de Claudia Sheinbaum para que intensifique el combate a la delincuencia y al tráfico a los cárteles de la droga, a los cuales incluirá en la lista de criminales y promotores del terrorismo.

| El nuevo juego de poder global
A fin de comprender mejor el nuevo gobierno de Donald Trump y su tendencia abiertamente arrogante, Alto Nivel acudió a Jorge Majfud, profesor uruguayo-estadounidense en la Universidad de Jacksonville, quien accedió a dar una entrevista que a continuación presentamos.
AN • ¿Podríamos decir que, ante la perspectiva de incluir a México y Canadá en Estados Unidos, estaríamos viendo un nuevo modelo económico más consistente en el sistema de anexión, en lugar de una globalización abierta?
Esa sería la etapa final de esta nueva Guerra Fría con China que ya ha cruzado algunos límites de la guerra fría anterior, aunque por entonces Vietnam era lo que hoy son Ucrania y Palestina para Noroccidente, mientras que África y América Latina comienzan a coincidir con lo que eran en ese tablero de ajedrez: movimientos independentistas inoculados por caballos de Troya. Los mismos movimientos, la misma estrategia: dominar los casilleros centrales, quemando algunos peones antes de proyectarse a un movimiento de jaque.

| Pero la fantasía de una invasión siempre está…
Sin la menor duda. No pocos halcones en el senado estadounidense quisieran invadir México, pero no anexarlo. México es un país demasiado habitado por “una raza inferior”, “una raza de híbridos corruptos”. Si cuando Estados Unidos anexó más de la mitad de México no continuó más allá del Rio Grande cuando tenían la capital del país tomada, fue precisamente para no agregar a la Unión millones de seres inferiores. Por la misma razón no tomaron todo el Caribe. No pocos están hablando de Canadá como “El Estado 51”; de la misma forma que cuando se fundó Estados Unidos con las Trece colonias anglosajonas, se intentó anexar Canadá como la colonia número 14. No solo para escapar a la maldición del número 13, sino porque los canadienses eran europeos blancos. Como fracasaron luego de algunos sabotajes y Gran Bretaña se vengó quemando la Casa Blanca en Washington (que hasta entonces no era blanca, aunque debieron pintarla así para cubrir la memoria del oprobio).
Estas nuevas anexiones, siguiendo el estilo imperialista del siglo XIX antes de cambiar por la estrategia de las bases militares por todo el mundo, puede tener una reavivación que producirá crisis deseadas, pero no es probable que se concreten a mediano plazo. A largo plazo (tal vez en dos o tres generaciones) es más probable lo contrario: que Estados Unidos pierda algunos estados, como Texas o California, por una secesión, o Alaska por alguna anexión china, por ejemplo.

Con la deportación masiva que Trump planea y el reforzamiento de la seguridad fronteriza con México, la zona se ha declarado en emergencia.

AN • ¿Qué perspectivas consideras que tendrá la política de Donald Trump hacia México en su segundo mandato?
Luego del brutal despojo de México en otra guerra inventada, en 1846, con el viejo método de un ataque de falsa bandera y la victimización del agresor, México quedó con la moral tan baja que sus líderes (con excepciones) se dedicaron a entregar el resto a las compañías estadounidenses. La Revolución Mexicana cambió muchas cosas. Cuando Wilson bombardeó Veracruz, fueron sus pobladores quienes resistieron y repelieron una nueva ocupación de la ciudad, que duró meses. Los soldados se retiraron. La Revolución mexicana desangró a México, pero le dejó una experiencia de resistencia armada que (sospecho por otros pocos casos similares en el continente) hizo que Washington no se atreviera a intervenir como lo hacía antes, a punta de cañón y de golpes de Estado estilo República bananera. Es probable que, por esta misma razón (y tal vez también por su estratégica ambigüedad con las potencias europeas), Lázaro Cárdenas haya logrado lo impensable: nacionalizar el petróleo mexicano.
Por estas razones históricas no creo que Trump ni sus halcones se atrevan a una agresión o intervención directa en México. Sin embargo, creo que debemos esperar una Presidencia mucho más agresiva que la anterior, por cuatro razones: 1) Trump ya no competirá por una reelección, al menos no según la constitución actual; 2) Como una droga, su ego necesita dejar una marca en la historia (lo que aquí llaman “legado”), cualquiera sea; 3) La nueva derecha ahora es abiertamente antidemocrática, sin más disimulos, y su ideología, aunque elemental y primitiva (la del ‘macho alfa’), los estimula a la agresión ―entre individuos, entre naciones; 4) Estados Unidos es un imperio en decadencia económica, social, política y geopolítica, lo cual lo hace aún más agresivo.

AN • Hay quienes opinan que Trump podría negociar con Rusia una salida pacífica a la Guerra de Ucrania, tal vez en detrimento de esta… ¿Qué piensas de esto?
El factor de su ego podría jugar un rol positivo en cuanto a terminar la guerra en Ucrania a través de una negociación. Trump se entiende con hombres fuertes, no porque él lo sea, sino porque son sus ‘álter egos’. Los grandes líderes no son ególatras, pero quienes aman el poder sí, y Trump (como Musk y otros individuos con la misma patología) se ajustan perfectamente a este tipo psicológico.
Por otro lado, no debemos olvidar que los individuos, los presidentes electos en una democracia liberal no son el poder, sino su máscara. El poder está en quienes concentran montañas de dinero (esto no es una metáfora ni una hipérbole) y, como resultado directo e indirecto, compran políticos, medios de comunicación, la opinión pública de las mayorías que idolatran a sus esclavistas. Si a eso agregamos que la industria más lucrativa es la industria de la muerte, solo debemos esperar que, de terminarse el gran negocio de la guerra en Ucrania, toda esa inversión de capitales se mueva a otras regiones. Palestina es un caso. Siria es otro. El más dramático sería (y esa es la intención) continuar con Irán hasta llegar a Taiwán, expandiendo así el Anillo de Fuego del que ya hablamos durante años.

| ¿Cómo llegamos hasta aquí?
De una forma muy simple. Los nobles feudales cambiaron de máscara una vez más. Primero se convirtieron en los liberales de las compañías piratas, como la East India Company… Fueron esclavistas, fueron demócratas (como eran los piratas) y fueron neoliberales para seguir vampirizando a sus colonias y a los de abajo en sus propios países. Más recientemente, con el suicidio de la Unión Soviética, lograron que la izquierda occidental se convirtiese en vegana, adoptando la ideología económica de la derecha: el neoliberalismo. Como golpe de gracia, la izquierda se olvidó del problema de la lucha de clases y se redujo a una política simplista de la identidad ―que también es la política racista y sexista de la derecha, pero invertida; justa, según nosotros.
Una vez que el neoliberalismo fracasa de forma sistemática en cada una de las décadas, dejando decadencia y endeudamiento por todas partes, en las colonias y hasta en el mismo imperio, la derecha pega un salto, se hace llamar ‘libertaria’ y promete a las masas frustradas y rabiosas (ante el resultado obsceno de la súper-acumulación de los capitales que ellos mismos crearon) y vuelven a vender la promesa de la solución mágica. ¿Cómo? Ofreciendo más de lo mismo, pero de forma radical, ya no en democracias liberales, sino de un fascismo indisimulado que, como hace cien años, promete satisfacer las frustraciones de un pueblo brutalizado ―aumentando la dosis de la droga. Si a eso le agregas el derrumbe interior y exterior de todo un imperio, pues más claro no puede estar. AN