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Reportaje

Paridad digital de género: tarea mundial apremiante

Falta de acceso a internet y dispositivos electrónicos, menor cantidad de mujeres que trabajan en carreras relacionadas con la tecnología, pocas mujeres con habilidades digitales avanzadas y menor participación de mujeres en espacios virtuales. Estos son los impactos negativos de la brecha digital de género, la cual exacerba las desigualdades entre hombres y mujeres, repercutiendo tanto en la productividad como en el ambiente laboral.

Por: María Isabel Pérez Swipe

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| Brecha digital: factor de inequidad

El uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), que incluye el uso de internet, celular, computadora y tablet, entre otros, ha cobrado gran importancia en el mundo de las personas, particularmente a partir de la pandemia.

Lamentablemente, no toda la gente cuenta con las ventajas de la tecnología. En zonas rurales, en su mayoría olvidadas, apenas cuentan con equipos. Los inversionistas concentran recursos en zonas urbanas. De acuerdo con el Informe sobre la conectividad mundial 2022, no se debe obligar a nadie a utilizar internet. Sin embargo, de las pruebas se desprende que fomentar el empleo de internet suele inducir a las personas a permanecer conectadas.

La brecha digital se refiere a la desigualdad en el acceso y uso de las TIC entre distintos grupos de personas, ya sea por razones económicas, geográficas, educativas o culturales. Básicamente, la brecha digital consiste en carecer de internet y en la incapacidad para usarlo. Esto genera desigualdades que, desafortunadamente, afectan a los grupos menos favorecidos y a las poblaciones más pequeñas. Es decir, algunas personas o comunidades pueden tener acceso limitado o nulo a internet, dispositivos electrónicos o habilidades digitales, mientras que otras pueden tener acceso completo y aprovechar todas las ventajas que la tecnología ofrece en términos de educación, empleo, información y participación social.

La brecha digital puede tener consecuencias negativas para la inclusión social, la igualdad de oportunidades y el desarrollo económico. Por lo tanto, es importante trabajar en políticas y programas que fomenten la reducción de esta brecha y promuevan la inclusión digital para todas y todos.

Cuando se hace referencia a la “brecha digital de género”, se toma en cuenta el acceso a internet y a las TIC de los hombres y las mujeres. Es notorio que ellas presentan mayores dificultades e impedimentos para aprovechar las tecnologías. Es decir, la brecha digital de género se centra en las disparidades de género en el acceso a la tecnología y en la capacidad de utilizarla de manera efectiva.


| Los hombres dominan la tecnología

La brecha digital de género está relacionada con el dominio masculino de áreas estratégicas de la educación, la investigación y el empleo relacionado con las ciencias, las ingenierías y las TIC.

Los roles y estereotipos asignados a hombres y mujeres toman un papel crucial en esta problemática, pues según la sociedad patriarcal en la que vivimos, la mujer ocupa un rol secundario, siempre subordinada al hombre. Esto podría ser el principal impedimento para que las mujeres desarrollen sus habilidades informáticas y de programación.

La brecha digital de género ya era una realidad en la prepandemia, pero se ensanchó durante el confinamiento; de ahí el urgente llamado de la ONU, el 8 de marzo de 2023, para que todos los países se sumen al cierre de la brecha.

La brecha digital de género puede manifestarse de diversas maneras: falta de acceso a internet y dispositivos electrónicos por parte de mujeres, menor cantidad de mujeres que trabajan en carreras relacionadas con la tecnología, menor cantidad de mujeres que poseen habilidades digitales avanzadas y menor participación de mujeres en espacios virtuales.

Esto puede tener un impacto negativo en la cultura de igualdad de género y en la inclusión social de un negocio, ya que limita el acceso de las mujeres a información, educación y oportunidades económicas, y puede exacerbar las desigualdades existentes entre hombres y mujeres, repercutiendo en la productividad y en el ambiente laboral.


| ¿Cómo se origina una brecha digital de género?

Existen factores que han contribuido a la generación de brechas digitales de género y, de acuerdo con el orden patriarcal en el que la sociedad ha sido construida, afectan directamente a las mujeres y, por ende, a los negocios. Estos son algunos de ellos: 

1 Acceso desigual a la tecnología. En algunos países, las mujeres tienen menos acceso a la tecnología, como la conexión a internet o la propiedad de dispositivos móviles o computadoras. Esto puede limitar su capacidad para participar plenamente en el mundo digital.

2 Sesgos culturales y estereotipos de género. En muchas sociedades todavía existen prejuicios culturales y estereotipos de género que limitan las oportunidades de las mujeres en el acceso a la tecnología. Por ejemplo, a menudo se espera que las mujeres se dediquen a la crianza de las hijas e hijos y al hogar, lo que limita su capacidad para acceder a la tecnología y participar en la economía digital.

3 Discriminación en el lugar de trabajo. Las mujeres pueden enfrentar discriminación en el lugar de trabajo. Estos son algunos ejemplos:

Acceso desigual a recursos tecnológicos: en algunas empresas, se da prioridad a los hombres en la asignación de recursos tecnológicos, como laptops o smartphones, dejando a las mujeres sin acceso adecuado a estas herramientas.

Diferencia en la capacitación y formación: las mujeres tienen menos acceso a la capacitación en tecnología que los hombres. Además, se tiende a asumir que los hombres tienen habilidades técnicas superiores, lo que a menudo se traduce en menos oportunidades de capacitación para las mujeres.

Estereotipos de género: a menudo, se cree que las mujeres tienen menos habilidades técnicas o que no están interesadas en la tecnología, lo que resulta en que las mujeres sean excluidas de proyectos tecnológicos.

Diferencia salarial: con frecuencia, las mujeres reciben salarios más bajos que los hombres en trabajos relacionados con la tecnología. Esto puede afectar su motivación y dedicación a estos trabajos.

Discriminación en la selección y promoción: las mujeres tienen menos probabilidades de ser contratadas o promovidas en trabajos relacionados con la tecnología, debido a prejuicios y estereotipos de género que favorecen a los hombres. Las mujeres siguen siendo una minoría en los puestos técnicos y de liderazgo en las empresas tecnológicas. En Estados Unidos, la principal razón que dan las mujeres para dejar su trabajo en el mundo de la tecnología es la sensación de ser infravaloradas.

Acoso y hostigamiento sexual: las mujeres son víctimas de acoso y hostigamiento sexual en mayor proporción que los hombres. El estudio Las mujeres en el lugar de trabajo, de McKinsey y Lean In, realizado en 2018, encontró que mientras 35% de las mujeres experimentan acoso sexual en algún momento de sus carreras, 45% de ellas lo padecieron en los campos técnicos.

4 Falta de modelos femeninos a seguir. Las mujeres tienen menos modelos a seguir en la industria tecnológica, lo que puede desmotivarlas para seguir carreras en el campo. Se habla mucho de Bill Gates y de Elon Musk, pero pocos identifican a Ada Lovelace (madre de la programación informática), Ángela Ruiz Robles (precursora del libro electrónico), Mary Kenneth Keller (contribuyó al desarrollo del lenguaje de programación BASIC) o Radia Perlman (considerada la madre de internet). Es común escuchar y leer en los libros técnicos la presencia de grupos de hombres que marcaron la historia de la tecnología, pero poco se difunde la presencia de mujeres que marcaron también la historia. Se requiere identificar más modelos femeninos en la industria para inspirar a nuevas generaciones de mujeres en este campo.

5 Sesgos de género en los algoritmos y la inteligencia artificial que afectan a las mujeres. La inteligencia artificial y los algoritmos pueden estar sesgados de manera inadvertida, debido a la falta de diversidad en los datos de entrenamiento y en los equipos de desarrollo. Esto puede resultar en discriminación contra grupos marginados, incluidas las mujeres. Estos son algunos ejemplos de sesgos generados por algoritmos:

Sistemas de contratación: algunos algoritmos de contratación utilizan datos históricos para predecir quiénes serán las y los mejores candidatos para un trabajo. Si los datos históricos reflejan sesgos de género en las contrataciones, el algoritmo puede perpetuar estos sesgos en el futuro, lo que dificultará la contratación de mujeres en ciertas profesiones.

Publicidad: algunos algoritmos publicitarios pueden mostrar anuncios de manera diferente a hombres y mujeres, basándose en estereotipos de género. Por ejemplo, los anuncios de trabajos en tecnología pueden dirigirse principalmente a hombres, lo que podría limitar la cantidad de mujeres que vean estos trabajos.

Asistentes virtuales: algunos asistentes virtuales, como Siri o Alexa, a menudo tienen nombres y voces femeninas, lo que refuerza estereotipos de género (por el modelo de mujer asistencial) y puede hacer que las mujeres se sientan menos cómodas utilizando estos sistemas.

Estos sesgos pueden tener efectos negativos significativos en la vida de las mujeres y deben abordarse para garantizar la equidad de género en la tecnología.


| Cómo abordar el problema

Reducir las brechas digitales de género es esencial para garantizar la equidad de género en la tecnología y aumentar la participación de las mujeres en la economía digital a través de acciones como: fomentar el acceso a tecnología y capacitación, promover la diversidad en los equipos de tecnología, abordar los sesgos de género en la tecnología para garantizar que no haya discriminación contra las mujeres, fomentar el liderazgo femenino en tecnología y sensibilizar sobre la brecha digital de género a través de campañas que aumenten la conciencia acerca de la brecha digital de género y su impacto en las mujeres.

Es importante que gobiernos, empresas, organizaciones y sociedad, en general, trabajen juntos para garantizar la equidad de género en la tecnología y promuevan la inclusión digital para todas las personas, independientemente de su género. AN

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