| Ajustarse o morir
Sí, la gente sigue comprando en línea, pero los consumidores ya no lo hacen como una necesidad, como cuando las tiendas físicas cerraron temporalmente y todos nos dedicamos a usar el comercio electrónico. Por esta razón, el e-commerce tendrá que vivir una serie de ajustes para mantenerse, pues las nuevas presiones externas y globales –el aumento de la inflación, la crisis de las cadenas de suministro y el aumento del costo de la vida– están afectando sus ventas.
Estas tres variables han hecho que los artículos sean más caros, no estén disponibles y los tiempos de entrega sean más largos. Por si fuera poco, los incrementos en los costos del combustible, derivados de la guerra entre Rusia y Ucrania, también aumentaron el costo de las entregas.
Una encuesta global del proveedor de soluciones de movilidad empresarial SOTI, realizada a principios de noviembre de 2022, arroja que 57% de los consumidores seguirá comprando en línea y se llevará sus compras con ellos, en comparación con el 45% del informe de 2022. Este dato pone énfasis en la necesidad de una cadena de suministro más conectada y digitalizada para mejorar la comunicación acerca de la disponibilidad de bienes y métodos de entrega. También prepara el camino para que los comercios entreguen valor adicional a sus consumidores.
Por ejemplo, los minoristas en línea podrían explorar la posibilidad de abrir tiendas emergentes para satisfacer la demanda de una experiencia híbrida, mientras que las tiendas físicas tendrían que centrarse en una experiencia de compra excepcional y personalizada. Los compradores esperan que los minoristas cuenten con la tecnología adecuada para informarles cuándo les entregarán su producto, ya sea en casa o en la tienda.
Para Héctor Cobo, vicepresidente regional para México, Caribe, Perú y Centroamérica de la firma de analítica avanzada SAS, la transformación digital ha traído consigo un gran desafío y también una oportunidad valiosa para que los minoristas se hagan de una visión integral de sus clientes. “Apoyadas en herramientas analíticas y procesamiento de datos, potenciarán aún más el conocimiento sobre las preferencias, patrones de compra, historial de navegación, horarios de actividad, métodos de pago y entregas de sus consumidores. Tecnologías como inteligencia del cliente, analítica avanzada, machine learning e inteligencia artificial pueden ayudar a los retailers a mejorar su capacidad de respuesta y resiliencia tras conocer mejor al consumidor en todas sus facetas y puntos de contacto con la organización: tienda virtual, redes sociales, aplicaciones, centros de contacto… De esta forma será posible tener una mayor cercanía y comprensión del trayecto de los consumidores”, dice Cobo.