AN | ¿Cuáles son los aprendizajes que todos estos cambios han dejado a las organizaciones?
Primero, que vivimos en un mundo cambiante, con desastres naturales, guerras, pandemias, crisis económicas, etcétera, y que el mundo va a seguir cambiando. Por lo tanto, deben mantenerse muy alerta y estar preparadas para afrontar los cambios que vendrán.
En segundo lugar, las organizaciones aprendieron que el mundo laboral permanecerá híbrido. La pandemia hizo que muchos colaboradores experimentaran agotamiento laboral. Al principio de la pandemia, cuando las empresas cerraron sus oficinas, los directivos se dieron cuenta de que la gente era más eficiente trabajando en casa. Pero después comenzó a padecer fatiga virtual y la productividad cayó. Además, de acuerdo con varios estudios, únicamente entre 12 y 14% de la fuerza laboral puede hacer home office y tiene acceso a modelos virtuales, como los directivos, gerentes y especialistas. El resto de los colaboradores tienen la necesidad de estar en la calle.
El tercer aprendizaje –y reto también– es la reconexión. Como sabemos, el agotamiento laboral provocó la Gran Renuncia. Tan solo en Estados Unidos, en abril de 2022 había cerca de 10 millones de puestos vacantes, y en los siguientes dos meses renunciaron 7 millones de personas más. Es decir, en tres meses había disponibles 17 millones de puestos. Y esto pasó en todo el mundo, incluido México.
¿Por qué la gente abandonó su trabajo? Algunos estaban insatisfechos con su trabajo y otros cambiaron de organización para mejorar sus condiciones. Unos más experimentaron epifanía laboral; es decir, revaluaron sus vidas y decidieron dejar sus trabajos para pasar más tiempo con sus familias o hacer sus propios emprendimientos. Estudios globales dicen que muchas de las renuncias se dieron en gente que estaba a mitad de su carrera: gente con cierto patrimonio, experiencia y valor en el mercado, que decidió independizarse.
Hoy, la Gran Renuncia está dando origen a la Gran Reconexión: es urgente que las organizaciones reconecten con sus colaboradores a través de sus líderes. Deben rediseñar la forma y la relación del trabajo y darle un toque más humano. Un simple: “¿Cómo estás?” haría una gran diferencia.
Creo que la Cuarta Revolución Industrial, que hoy estamos viviendo, se refiere a la conexión de muchas tecnologías convergentes, como blockchain, internet de las cosas, machine learning, etcétera. Y no sabemos cuándo va a terminar, pero la siguiente revolución, sin duda, estará relacionada con el ser humano. La Quinta Revolución Industrial va a ser la revolución del contacto humano.